El PRO porteño desconfía de los libertarios, quiere acordar con el PJ para asegurar gobernabilidad, y habla con exaliados para sumar escaños.

Jorge Macri comenzó su gobierno echando a toda la dirigencia Larretista, incluso imponiendo acuerdos semanas previas a asumir su mandato y esto resquebrajó la alianza. En ese momento Macri pidió una limpieza higiénica dentro del macrismo puro. La primera en ser despedida antes del inicio de su mandato fue la exministra de Desarrollo Humano, María Miligore, y continuaron con varios larretistas más. En otra instancia, hubo momentos en los que Jorge Macri discursivamente corría por derecha a los libertarios, más tarde caminó por la ancha avenida del medio y luego transformó su discurso como si fuera el primer estatista. En paralelo, la mala gestión fue protagonista durante el año y medio de su gobierno, algo muy notorio incluso ante el hermetismo y silenciamiento de medios aliados.
La identidad que caracterizó al macrismo en 18 años de gobierno fue perdiendo su impacto en la sociedad. Es por eso que, ante la merma de poder, ahora Jorge Macri juega a tres puntas: mientras intenta terminar de cerrar el acuerdo con LLA, habla con exaliados para sumar bancas en la legislatura y rosquea con el peronismo para que le garantice gobernabilidad. ¿Podrá?
¿Se cae el pacto?
El pasado 25 de mayo este medio puso el foco sobre la coalición entre el macrismo y LLA en la Ciudad. Un pacto que incluye una especie de cogobierno entre el PRO y los libertarios con un fuerte ajuste, recortes en áreas sensibles y despidos de estatales como ejes principales. De alguna manera la derrota del macrismo frente a Manuel Adorni aceleró este paso de cara a las próximas elecciones.
“No es que no queremos resignar poder, pero esto es entregar en bandeja la Ciudad a Milei y ellos apenas ganaron las intermedias”, dijo un asesor PRO de primera hora a este medio al ser indagado sobre este punto. ¿Se rompe el pacto entonces?, consultó éste cronista. “No hay nada cerrado aún”, respondió.
Para afianzar la alianza con LLA, Jorge Macri propuso achicar el Estado en CABA, algo semejante al vaciamiento que realiza Milei en Nación. Para esto, planteó el desembarco de un hombre de Federico Sturzenegger en su gobierno. Se trata de Augusto Ardiles que trabajó con el actual ministro de Desregulación de Milei durante varios años. Ardiles tendría la tarea de simplificar y desregular varios sectores estatales de CABA.
Hasta abril de este año, Ardiles fue director del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE). Un cargo que consiguió por su vínculo con Sturzenegger, a quién también acompañó como asesor en Diputados entre el 2014 y 2015 y en el Banco Central durante el 2015 y el 2019.
Si bien actualmente Ardiles es Subsecretario de Inversiones en el Gobierno de la Ciudad, la nueva designación está en pausa, como la alianza con LLA, producto de la desconfianza que le generan los libertarios.
Cambio de estrategia
A mitad de camino Jorge Macri pegó un volantazo y agregó un nuevo punto en su estrategia: ahora el macrismo porteño dialoga con todos los espacios menos con el Larretismo.
En los últimos días inició tratativas con Graciela Ocaña, y le propuso una candidatura a diputada nacional para las próximas elecciones. Con esto intenta sumar las tres bancas que tiene Ocaña en la legislatura. Pero Jorge Macri olvidó (o intenta romper) la alianza que Ocaña tiene con Rodríguez Larreta para las elecciones nacionales.
“Nunca nos cerramos a dialogar con nadie, y menos en este contexto donde necesitamos incluir a viejos aliados”, admitió a este medio un vocero histórico del macrismo local. Pero los “acuerdos” con Ocaña también están en suspenso.
En paralelo, Jorge Macri rosquea con el peronismo porteño, aunque estos no quieren poner en debate nada, más bien imponer sus términos e iniciativas tras los buenos resultados en las elecciones. Naturalmente al peronismo le corresponde la vicepresidencia primera de la Legislatura a partir del 10 de diciembre. Un puesto clave que administra la caja del parlamento porteño y que actualmente está en manos del legislador oficialista Matías López que en 2023 renovó su banca.
En este punto, la idea del jefe de Gobierno es cerrar un acuerdo que garantice gobernabilidad hasta el final de su gobierno. Sabe, por ejemplo, que va a ser muy difícil que la oposición en la legislatura le apruebe los tres presupuestos que le quedan si no entrega algo a cambio.
El macrismo está en una encerrona: mientras los libertarios le piden que achique el Estado, el peronismo le exige más Estado. “Macri puede proponer lo que quiera, pero nosotros no vamos a ser partícipes de ningún ajuste ni despidos de estatales en la Ciudad”, señalaron a Tiempo desde el riñón del PJ porteño. «
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