Investigaciones recientes mostraron el efecto neuroprotector de los componentes de la yerba mate en nuestro cerebro. Estos trabajos confirman los estudios científicos que el premio Nobel de Medicina Bernardo Houssay había realizado en la década de 1940.

Los estudios inéditos de Houssay, documentados entre 1938 y 1944, fueron redescubiertos en 2022 y retomados por el investigador Juan Ferrario, del Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (IB3) de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Las conclusiones a las que arribaron las antiguas y nuevas investigaciones fueron presentadas en la “VII Jornada Yerba Mate y Salud”, que se desarrolló el 19 de septiembre, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UBA.
Durante el evento, organizado por la Biblioteca Central de la casa de estudios y por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), Ferrario, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), e Irene Taravini, doctora en Neurociencias de la UBA y profesora en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), explicaron los efectos neuroprotectores de la yerba mate, a la luz de diferentes trabajos científicos.
Recientes investigaciones de equipos independientes de Argentina y de Brasil mostraron que el consumo moderado de yerba mate podría retrasar la aparición y el avance de la enfermedad de Parkinson.
Para esto, “prepararon la infusión con bombas de vacío y se lo administraron a ratones, a los cuales se había inducido una lesión neuronal, y compararon su tejido cerebral con el de ratones que habían tomado agua. Al cabo de cinco meses, se comprobó que el grupo que había tomado agua tenía la zona lesionada más grande que la del grupo que tomó mate”, explicó Taravini.
“La diferencia en el tamaño de las lesiones fue de aproximadamente un 10%. Parece mínima, pero es un montón. Si el consumo de una infusión natural reduce un 10% la muerte neuronal, esto podría significar que el Parkinson, en lugar de manifestarse a los 70 años, aparece a los 80”, comentó Ferrario.
En el mismo sentido, agregó: “Y esto que observamos en el Parkinson, una enfermedad que se manifiesta rápidamente por la falta de control motor, podría extrapolarse a otras funciones cerebrales”.
Lo que ocurrió es que en el grupo de animales que tomó mate, se cuantificaron más terminales de dopamina, un neurotransmisor (mensajero químico) clave para las funciones del movimiento muscular, la memoria, el placer, la motivación y la atención.
Similares resultados también se hallaron en tomadores de café (por la acción de la cafeína) y en menor medida por los tomadores de té, que contiene teobromina. Lo que ocurre con el mate es que contiene ambas sustancias, que a su vez interactúan entre sí.
Tomar mate no sólo es bueno para la memoria y la concentración, sino que también acelera los tiempos de reacción y el rendimiento deportivo. Esto que Lionel Messi y el plantel de la selección argentina hoy saben y aplican, Bernardo Houssay lo investigó hace 80 años.
En una carta que el premio Nobel le escribió al psiquiatra español Emilio Mira y López analizaba el efecto psico-fisiológico del mate en 11 sujetos, aviadores de la armada, a quienes se tomó una batería de tests de reacción antes y después de tomar mate en ayunas.
Las pruebas consistieron en un test de atención (resolver un acertijo), reacción selectiva (decisión según el color de la luz), concentración y memoria asociativa, y además se evaluó el grado de temblor (un efecto que viene dado por el exceso de cafeína).
Estos resultados (antes y después de tomar mate), fueron comparados con el promedio del rendimiento entre 548 aviadores. Y lo que halló Houssay fue un descenso en los tiempos de reacción simple, y un descenso marcado en el tiempo de reacción selectiva.
Esto es importante en actividades como la aviación, la conducción de vehículos y las actividades deportivas, en las que el cerebro está permanentemente decidiendo cómo ejecutar movimientos.
Además de este estudio, Houssay realizó una serie de pruebas a 18 estudiantes en su laboratorio de Fisiología, con test cognitivos desarrollados por Mira. Se trató de una batería de pruebas de memoria, asociación, cálculos numéricos, ejercicios de asociación, creatividad, resistencia motora, equilibrio y control de movimientos, realizados a los estudiantes antes y después de tomar mate.
Los resultados fueron similares a los de la investigación con aviadores. Los estudiantes voluntarios mostraron una reducción en los tiempos de cálculo y asociación, y una mejora en las tareas creativas y de resistencia motora después de matear.
“El consumo moderado de yerba mate tiene una acción psicofisiológica estimulante. Y genera una aceleración de las reacciones psicomotrices, el mejoramiento de la atención y la memoria, un aumento del tono psicomotor y mejor disposición para el esfuerzo intelectual y muscular”, fueron las conclusiones de Houssay y Mira en 1940.
“Ellos sabían que era por la cafeína y teobromina que contiene el mate, pero desconocían cómo actuaban a nivel celular, algo que actualmente se conoce gracias al avance en el instrumental científico”, comentó Ferrario.
Hoy la ciencia sabe que el efecto psicoestimulante del mate se produce por la interacción entre dos neurotransmisores: la dopamina (que produce activación) y la adenosina (relajación).
“A lo largo del día, cuando vamos acumulando cansancio, la adenosina empieza a prevalecer y no deja actuar a la dopamina. Entonces se produce una relajación. La cafeína, al bloquear el receptor de adenosina, permite que actúe la dopamina y produce un efecto psicoestimulante. Engañamos al cerebro para quedarnos despiertos. Es un efecto que no reemplaza el descanso, pero lo pospone”, describió Ferrario.
Pero hay más beneficios del mate que la ciencia descubrió. “Se hicieron pruebas de percepción entre tomadores de mate y la mayoría asocia a esta infusión con conceptos como alegría, bienestar, felicidad, descanso, conexión, placer, armonía y energía. Además, se halló que estos efectos se producen aún antes de arrancar con la primer cebada.
“Cuando preparamos el mate, como sabemos que vamos a hacer algo placentero, nuestro cerebro ya empieza a liberar dopamina, una hormona asociada al placer y la felicidad”, explicó Ferrario.
Ya lo sabíamos, pero ahora la ciencia pudo demostrar por qué tomar mate es saludable y además nos hace más felices.
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Qué linda nota. Qué bueno es el mate