Cristina Kirchner priorizó las críticas a Milei en su discurso en Quilmes, pero lanzó reproches a los sectores enfrentados que la escuchaban en la platea. Un estadio lleno le reclamó volver.
Entre canciones del Indio Solari, María Becerra, Wos y Trueno la militancia llegó temprano para copar el microestadio que llevará el nombre del compañero de vida de la principal oradora. En la entrada se emplazó la estatua de Néstor Kirchner que estuvo en la sede de la extinta Unasur en Ecuador, luego fue recuperada, pasó por el Centro Cultural Kirchner y ahora terminó su viaje en este centro juvenil de actividades.
«Néstor siempre junto a la juventud», dijo la intendenta Mendoza, que compartió escenario con Cristina, una forma de quedar empoderada en medio de la discusión luego de que la quilmeña saliera a señalar a los dirigentes que cuestionaban el liderazgo «por Whatsapp» del entorno de Cristina.
El encuentro tuvo dos objetivos: marcar los ejes del debate político y económico y ordenar la interna kirchnerista. «No le voy a sacar la k a nadie», dijo Cristina. Por lo menos el primero quedó cumplido. La exmandataria tachó al gobierno de Javier Milei como «anarcocolonialista», puso en duda su sostenibilidad en el tiempo debido a la falta de dólares, le dijo que con sólo la legitimidad de origen no alcanza, sino que faltan los resultados de la gestión, explicó con filminas la situación de las tarifas y llamó a regular a las prepagas como seguros de salud, tal como lo hizo durante su gobierno en 2011.
Sin embargo, el objetivo político de ordenamiento quedó a medio camino. Más temprano, el gobernador estuvo en un acto similar en Avellaneda junto al intendente local Jorge Ferraresi quien también homenajeó al santacruceño con la inauguración de un Centro Cultural Kirchner en la isla Maciel al que Cristina calificó como «más chiquito». Es que Ferraresi y el ministro de Desarrollo de la Comunidad Andrés Larroque cuestionan la conducción de Máximo Kirchner, quien es empoderado por su madre. En esa encerrona quedó atrapado Kicillof quien este sábado hizo un raid desde la mañana temprano con Mario Secco en Ensenada, luego en la isla Maciel en Avellanda y por último llegó a Quilmes.
Allí escuchó a Cristina en primera fila, junto a sus ministros Walter Correa, Pablo López y el propio Larroque, al que se lo vio charlando con la diputada y dirigente de La Cámpora Paula Penacca. También estuvieron los y las intendentes Federico Otermin de Lomas de Zamora, Mariel Fernández de Moreno, Gustavo Menéndez de Merlo, Fernando Espinoza de La Matanza, Pablo Zurro de Pehuajó, Federico Achával de Pilar y Walter Vuoto de Ushuaia.
Además estuvo Horacio Pietragalla con su familia, el diputado y sindicalista Sergio Pallazo, su par Leopoldo Moreau, los legisladores del Frente Patria Grande Natalia Zaracho, Itai Hagman y Federico Fagioli, junto con la exlegisladora Ofelia Fernández, la ministra de Ambiente Daniela Vilar y el titular del Suteba Roberto Baradel. Más allá de las procedencias, todos estos dirigentes se reconocen bajo su paraguas. «En el campo popular hay peronistas que no son kirchneristas, hay kirchneristas que no son peronistas» definió ante las 15 mil personas que se acercaron.
Si bien no hubo carteles en las tribunas, buena parte de la militancia pertenecía a La Cámpora, entre ellos muchos jóvenes que fueron los encargados de renovar el cancionero. A la espera de la oradora, unos cuatro varones tocaron los instrumentos de vientos toda la tarde al compás de las letras que marcaban tres chicas en el centro de la tribuna. También se cantó la marcha peronista en su versión original con las estrofas kirchneristas al final.
Cada tanto, volvía el mantra de «Cristina presidenta». Otra de las canciones que se está imponiendo es la que pregunta: «¿Cuánto les falta para entender que no fue magia, nos conduce una mujer», cantaban. También había muchas familias, señoras mayores, grupos de amigas, y jóvenes que hacían pogo en el campo.
La militancia escuchó atenta. A la salida, se comentaban los pasajes del discurso. Cristina los mandó a estudiar y a discutir sobre el ajuste de Milei y sus consecuencias. Y a la salida, sobre un segundo escenario al que subió con Mayra, Máximo y Wado, volvió a pedir un uso proactivo del bastón de mariscal. Al final de la noche se difundió una foto en las instalaciones del polideportivo con Cristina en el centro, la dirigencia de La Cámpora y algunos de los intendentes. No estuvo Axel Kicillof ni sus ministros. No hubo fumata blanca. «
Columna de opinión.
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Estoy de acuerdo. El bastón de mariscal hay que usarlo con criterio. Sobre todo cuando no te lo ganaste con los votos sino que lo heredaste de tus viejos.