Oda al endeudamiento

Ante la inminencia de vencimientos de la deuda pública en dólares que sólo en enero rondarán los U$S 4200 millones entre capital e intereses, el Ministerio de Economía informó en un comunicado que el Gobierno nacional “vuelve a colocar un título en moneda extranjera (…), un primer paso en la nueva estrategia de refinanciar los vencimientos de capital en moneda extranjera con el sector privado sin afectar las reservas netas del BCRA”. Se emitirá un bono a cuatro años, a noviembre de 2029, con pago de capital íntegro al vencimiento e intereses semestrales.

Aunque la licitación aún no se llevó a cabo, el presidente Javier Milei se apresuró a decir: “volvimos a los mercados de capitales (…) con un cupón del 6,5%”. Este valor es muy bajo respecto al que indica el “riesgo país” para que el gobierno argentino se financie. Con lo cual, muy probablemente el título se coloque bajo la par (es decir que los inversores pagarían menos que el valor nominal) y entonces, el interés total a pagar sería mayor que el 6,5% “del cupón”. Nuevamente, desde el Gobierno se estaría distorsionando la realidad. Adicionalmente, se prevé cancelar deuda que genera un interés promedio del 3% anual, derivado de la renegociación realizada en 2020.

Luis Caputo hizo alusión a los pagos que se hicieron por la deuda “que hemos heredado”, y mencionó entre otras a la que se tiene con los organismos multilaterales y con los privados. No hay que perder de vista que la última colocación internacional de bonos al sector privado había sido en enero de 2018, y que el FMI le prestó al país durante la gestión de Mauricio Macri y de Milei, en todos los casos estando involucrado el actual ministro de Economía.

En el comunicado del Ministerio se afirma que “de esta manera, se consolida un horizonte macroeconómico propicio para que el sector privado, con acceso a fuentes de financiamiento en los mercados local e internacional de capitales a tasas sostenibles, continúe dinamizando la inversión en la economía real, fundamental para sostener el crecimiento económico en el tiempo y la generación de empleo de calidad”. Toda una oda al endeudamiento, que es visto como el motor de la economía.

Algo parece haber cambiado, ya que solo dos días antes Caputo había señalado que de alcanzar un escenario con un riesgo país en torno a los 300 puntos (hoy se encuentra alrededor de los 630 puntos) se podría acceder a los mercados. Y que alternativamente se contemplaba recurrir a préstamos de bancos internacionales norteamericanos, que según el ministro de Economía habrían ofrecido entre U$S 6000 millones y U$S 7000 millones. También se barajaba el uso de los swaps existentes con China y con Estados Unidos.

Un día antes del comunicado del gobierno, Julie Kozack, vocera del Fondo Monetario Internacional, había señalado en su habitual conferencia de prensa que “una trayectoria más ambiciosa de acumulación de reservas para crear reservas adecuadas en la Argentina (…) ayudará al país a afrontar mejor los shocks y también facilitará un acceso oportuno a los mercados internacionales de capital”.

También realizó sus alertas el JP Morgan, uno de los bancos mencionados para avanzar en la financiación al Gobierno, que además pidió “fortalecer las defensas del país antes de las cruciales elecciones de 2027”. Un planteo que, leído entrelíneas, no pierde de vista que, más allá del problema de las divisas, habrá grandes tensiones en el marco del modelo que se implementa.

Vienen por nuestros recursos, y más

En su segunda parte de mandato, el Gobierno intentará apurar las reformas estructurales que solicitan el FMI y los mercados y tratará de obtener la aprobación del Parlamento. En la jura de los nuevos diputados y diputadas quedó en evidencia el cambio de actitud del Presidente, que pasó de iniciar su gestión dándole la espalda al Congreso y de decir que es un “nido de ratas”, a estar sentado toda la sesión en el palco, como si el Parlamento fuese una institución respetable y valorable solo cuando tiene una composición afín al Poder Ejecutivo.

Hoy en la Argentina la democracia y los derechos de las mayorías están bajo amenaza y ello está en sintonía con lo que ocurre en otros países. Toda la región enfrenta una inédita presión del presidente de Estados Unidos por imponer sus políticas, que va desde la extorsión económica y la imposición del miedo en las elecciones, a la amenaza del uso de las armas. Dos hechos recientes sustentan este análisis.

En lo regional, se acaba de publicar la “Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América”, firmada por el presidente Donald Trump. Sobre América Latina se afirma, según narra el medio español El País, que “tras años de abandono, Estados Unidos reafirmará y aplicará la doctrina Monroe [que proclamaba el intervencionismo estadounidense en Latinoamérica] para restaurar su preeminencia”, con un “Corolario Trump” a esa doctrina, necesario para lograr “una restauración sensata y contundente del poder y las prioridades estadounidenses”.

En lo nacional, resaltan las palabras del Embajador de EEUU, que en una reunión de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham) comentó: “Trump me pidió que viniera a ayudar a su amigo Javier Milei; él no me dijo que viniera a ayudar a cualquier gobierno, a cualquier partido, me dijo directamente que venga aquí a ayudar a su amigo”, para luego agregar que si bien sabía que debía ser “neutral”, él no tiene “que hacer eso” sino que acompañará a las compañías y a las industrias norteamericanas que están aquí. Más explícito imposible.

Una de las principales cuestiones por las que Lamelas está en la Argentina es por nuestros recursos naturales. Y es que la expansión de la explotación en Vaca Muerta más las estimaciones respecto a la minería metalífera y de litio permiten vislumbrar un sendero de expansión de las exportaciones, con un importante incremento proyectado de aquí a 2030.

Respecto del crudo, se estima que la producción se incremente un 75%, aumentando el saldo exportable en un 250%, unos U$S 16.500 millones sólo en petróleo. En materia de gas natural, la producción crecería un 90%, multiplicando las exportaciones actuales más de 20 veces a través de los proyectos de GNL en curso, aportando unos U$S 15.000 millones adicionales. En materia de minería, especialmente en litio y cobre, la mejora en las exportaciones podría llegar a unos U$S 13.600 millones para el año referido. Todo sumado, arroja un incremento del valor de las exportaciones totales de más del 50 por ciento. Esto en una visión altamente positiva de la potencialidad de estos recursos, aunque no hay fechas definidas de concreción.

La pregunta por hacerse es: todo esto, ¿a quién beneficia? La respuesta no es muy promisoria dado que el gobierno de Milei busca satisfacer a las grandes corporaciones y a la administración norteamericana, interesados en que Argentina sea una plataforma para hacer negocios y asegurarse el abastecimiento de recursos naturales.

Durante el anterior modelo se apuntó a que el desarrollo (especialmente en el aspecto energético, y con activa participación del Estado) permitiera sortear la restricción externa y sustentar un crecimiento con mayores niveles de empleo y con mejoras en la distribución del ingreso. El modelo aplicado permitió destinar recursos del Presupuesto, que son vitales, tanto para el desarrollo económico como el social. Hoy se transita por el camino contrario. «