Las redes que se tejen contra la violencia de género: “no queremos llorar a más amigas”

Por: Jésica Rivero

El 3 de noviembre se juzgará el femicidio de Cris, la joven cordobesa. Por qué las redes de amigas son las más importantes.

En Córdoba, la provincia que hace pocas semanas fue escenario del doble femicidio de Luna Giardino y su mamá Mariel Zamudio, tendrá comienzo el 3 de noviembre el juicio contra Hernán Herrera Larenas, acusado por el femicidio de su novia Christelle Heredia.

La joven tenía 34 años cuando fue asesinada por su pareja el 16 de junio del año pasado en un departamento del barrio General Paz de la capital cordobesa. Durante la madrugada algunos vecinos escucharon gritos y llamaron a la policía. Luego también lo hizo el propio Herrera. Cuando los oficiales llegaron Christelle ya estaba sin vida. Herrera está imputado por homicidio calificado por el vínculo mediado por violencia de género.

El juicio tendrá lugar en el segundo piso de Tribunales II, en la ciudad de Córdoba. Interviene en la causa la Cámara en lo Criminal y Correccional de 12° Nom y tendrá la particularidad de ser integrado por jurados populares.

“Solo esperamos que se le dicte cadena perpetua a Herrera para que mi hermana y toda la familia pueda estar en paz” dijo en diálogo con Tiempo Argentino, Alejandra Heredia, hermana de Christelle. “De todas maneras una sentencia no nos devuelve a Chris, esto es un día a día, un tratar de seguir constante. La extrañamos mucho: su voz, su risa, sus chistes. Todo”, agrega

Herrera Larenas llegó a la vida de Christelle a través de una app de citas. Sus amigas y familiares supieron recién después del femicidio que Hernan, el novio de “la Chriss” tenía antecedentes por violencia en Chile, su país natal. Herrera contaba con denuncias de ex parejas por violencia de género e incluso fue condenado a 250 días de prisión por haber ahorcado hasta la pérdida de conocimiento a su novia de aquel entonces.

“Esta persona no puede volver a vivir en libertad: no queremos que le pase algo así a otra mujer. La justicia de Chile ya nos falló a todas al dejarlo libre. Hoy necesitamos que la justicia argentina actúe, que detenga a un femicida, para que dejemos de llorar a más amigas”, reflexionan sus amigas, quienes crearon la cuenta de Instagram Justicia por Christelle buscando que su historia no se olvide.

La hermana de Christelle suma “no tenemos muchas herramientas para sanar, solo recordarla y prometerle que vamos a hacer justicia por su memoria”.

Los antecedentes del femicida

Jael Bitran es chilena y fue pareja de Hernán Herrera. “Hace unos años él intentó matarme”, dice en diálogo con Tiempo y a los pocos segundos se quiebra. Bitran recuerda que el primer día de convivencia con Herrera “él tuvo un ataque de celos y se desencadenó una violencia que incluyó asfixiarme y amenazarme de muerte”. Esa noche en que Herrera intentó matarla, la salvó que pudo recuperar el conocimiento y en un minuto logró llamar a sus papás. Cuando llegaron Herrera amenazó a su madre con un cuchillo y ahora Jael reflexiona que “gracias a Dios no me pasó nada”. Era el año 2021 y apoyada por su familia presentó una denuncia que la llevó a conocer los antecedentes del que fue su novio durante poco más de un año.

En 2022, el 4º Juzgado de Garantía de Santiago condenó a Hernán Felipe Herrera Larenas, a la pena privativa de libertad de 250 días de cárcel. Lo responsabilizó de ser autor del delito de lesiones menos graves en contexto de violencia intrafamiliar, un delito contemplado en el Código Penal chileno. Sin embargo, Herrera Lamas nunca pisó una cárcel. Pocos meses después se conocería con Christelle.

“La verdad es que tengo mucha pena y mucha rabia”, dice Bitran mientras llora. “Con el nivel de violencia que yo viví, sabía que esto iba a pasar. El fiscal que llevó mi caso, también”. Recuerda una frase que dijo el funcionario durante el juicio, donde aseguraba que si Herrera no iba preso “a la próxima niña la va a matar”.

Jael asegura que siente rabia porque hizo “todo lo posible para que él fuera preso acá y no pasó, entonces tengo una pena enorme en mi corazón que haya pasado esto con Christelle”. Pensar en el dolor que está pasando la familia de la joven cordobesa a Bitran la angustia y asegura que espera “que se logre justicia allá en Córdoba, que quede preso todos los años que corresponda y que pague por todo el dolor que ha hecho sufrir a la familia de Christelle, a nosotras: todas las otras mujeres que él violentó”.

Bitran expresa que “hay que visibilizar esto y no hay que tener miedo a decirlo”. En la causa por la que logró la condena de Herrera asegura que fue fundamental “la valentía de las otras mujeres que también denunciaron y gracias a ellas logré una pena. Eso me dio el ejemplo de que tenemos que luchar para que estos hombres no queden libres”.

Hacer el duelo y también el reclamo

Angustia, dolor, impotencia. Esas son algunas de las palabras que atraviesan los testimonios de quienes querían a Christelle, “La Chris” y hoy encabezan el pedido de justicia. Con el duelo en una mano y el reclamo de justicia en la otra, fueron recorriendo este año como pudieron. Rocío Revuelta fue su amiga desde los 13 años. Se conocieron cursando el primer año del colegio secundario. “La Chris era una chica muy divertida y graciosa. Era muy fácil estar con ella, tenía el don de buena gente”, recuerda en diálogo con Tiempo. De todas esas memorias, recupera a su amiga haciendo sus tortas de cumpleaños, cuidando a sus gatos y también a sus seres queridos. “Ella me aguantó en un momento muy difícil de la vida y si no hubiese estado la Christellel hubiese sido mucho más difícil. Su palabra nos descomprimía”, cuenta.

Desde hace poco más de un año la vida de Rocío cambió. Igual que la de su grupo de amigas. “Fue un golpe muy duro. Fue la primera vez que sentí ¿cómo mierda salimos? Éramos ciegas guiando a ciegas”, reflexiona. En ese sentido, cuenta que, “a veces pasa que cuando algo te afecta, tus amigas te sostienen. Nosotras lo hicimos, pero se hacía muy difícil porque todas cargamos con la misma angustia y a la vez con un propio modo de sobrellevarla”.

Rocío es activista feminista, sabe de qué se tratan las violencias que llevaron a su amiga a ser víctima de un femicidio pero estar de cara a eso no le fue fácil. Aún no lo es. “Tantas veces hablamos de las ‘red flags’ y yo me pregunto cómo no las vi, como no pude alertar esto. Eso es algo que me agobia”.

Con los meses la angustia se fue acomodando pero Rocío cuenta que aún hoy tiene la fantasía de “entrar y sacarla de ese departamento antes de que la mate. Esa sensación es agobiante. Creo que hablo por mí y mis amigas: nunca más vamos a volver a ser las que éramos antes de que nos mataran a la Chris”. La describe “recontra inquieta” y “una piba muy curiosa, muy pilla. Le encantaba el gimnasio y maquillarse mucho. Era buena, muy buena” agrega. Para Rocío es difícil escapar de ciertos pensamientos. El temor de que lastimen a otra amiga o una sobrina. “Sentis mucha impotencia, es desesperante pensar que solo pedimos que no nos lastimen, tener la suerte de no cruzarnos con uno que nos quiera hacer daño”.

El feminismo que sostiene

Sabrina González era militante barrial y cooperativista del programa Ellas Hacen. Vivía en la localidad de Virrey del Pino, en La Matanza. El 3 de noviembre de 2014 fue asesinada por su ex pareja, José Castellanos, luego de que decidiera poner fin a la relación de pareja que duró ocho meses. Tenía 34 años, igual que Christelle. Desde entonces, su familia encabezó el reclamo para que se encuentre al feminicida, quien se había fugado. El año pasado, al borde de la prescripción de la causa judicial, lo encontraron en Chubut.

Vanesa Fernández, amiga de Sabrina González aprendió con ella, en el barrio, sobre las violencias de género. Luego de su femicidio, no supo bien cómo seguir. “Me mataron a mi amiga: ¿con qué cara yo voy a un 3 de junio si no pido justicia por ella? ¿Con qué cara?”, se preguntó en los días previos al primer Ni Una Menos, esa enorme movilización que puso en la agenda pública los femicidios y violencias contra las mujeres y diversidades.

En diálogo con Tiempo, Vanesa cuenta que “el femicidio de Sabri nos hizo dar cuenta de que teníamos que hacer algo para que haya justicia por ella y también para que lo sucedido con ella no se repita con otras mujeres”.

Para Fernández es importante, como sociedad, trabajar en lo micro, lo cotidiano. “Necesitamos como sociedad mirar los ojos a la compañera, a la vecina, a la amiga, compartir y vincularnos más allá de ir a una marcha por Ni Una Menos porque ninguna, incluso teniendo todas las herramientas estamos exentas a que se nos cruce un hijo sano del patriarcado”. Vanesa habla de la necesidad de sostener, también desde el feminismo, a la “comunidad organizada porque es la forma de protegernos de las violencias”.

Junto a Daira Sayavedra, hija de González, están trabajando en la creación de la Asociación Civil “Sabrina González”, para trabajar en prevención de las violencias y el acompañamiento a familiares de víctimas de femicidio.

“A mi amiga le debo haberme metido en ámbitos que no eran habituales para mí, por ejemplo, aprender de temas judiciales, formarme en las cuestiones de género y trabajar en la prevención. Gracias a la búsqueda de justicia para Sabrina convertimos el dolor y frustración en lucha para que no nos pase de nuevo”.

“Prefiero a mi amiga enojada y viva”

En las primeras horas del jueves se divulgó la información de que Lourdes Sánchez, conocida como Lowrdez de Bandana había sido reportada por su madre como desaparecida. Desde el 4 de octubre la comunicación de la mamá de Lourdes con su hija fue espaciada. Esto, junto a unos mensajes que gente del entorno de la cantante le enviaron a la mujer, fue una señal que indicaba que su hija estaba en peligro.

No era infundado el miedo. Lourdes ya había denunciado por violencia de género a su ahora expareja, Leandro García Gómez. El 1 de octubre (tres días antes de que se dejara de comunicar con su familia) una vecina llamó a la policía para denunciar que, a juzgar por los gritos y los ruidos, García Gómez estaba violentando a Lourdes. Intervino la policía y el agresor tuvo que pasar la noche afuera de casa.

Durante casi 10 horas el paradero de Lourdes era un misterio. García Gómez insistía en que la mujer no estaba en el departamento y evitó que la policía ingresara al lugar. En esas horas, Lourdes publicó un video en sus redes sociales y luego mantuvo una charla con la policía. En ambas dijo que estaba atravesando una angina y que por eso no había podido atender el teléfono. Tras la charla y con información que se fue cruzando, determinaron un allanamiento a la casa del hombre. Lourdes estaba allí. Fue internada inmediatamente y el agresor está imputado por el delito de privación ilegítima de la libertad.

Lissa Vera es amiga y colega de Lourdes. Al igual que la mamá de la cantante, denunció a García Gómez, y lo hizo en la Comisaría de la Mujer de la calle Lavalle. Al salir, dijo “prefiero a mi amiga enojada y viva antes que muerta y contenta”, una frase que resonó a lo largo de toda la jornada.

“A Lourdes la salvó su mamá, sus amigas (…) ¿Qué pasa con las que no tienen la visibilidad que dan los medios? Sabemos quiénes son las amigas de Lourdes, ahora queremos saber quiénes son los amigos de Leandro García Gómez”, escribió Lala Pasquinelli en la cuenta Mujeres que no Fueron Tapa. «

Mucho más que cifras

En 2024, entre enero y junio se produjeron 136 femicidios según el Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”. El informe reveló que el 57 % de los agresores eran parejas o exparejas. Las consecuencias de los femicidios son amplias, diversas y complejas.

El año pasado, la campaña «Son más que números» del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) apuntó a visibilizar la dimensión humana que hay detrás de cada femicidio, asegurando que no se trata solo de estadísticas, sino que “son tragedias que dejan una huella irreparable en familias y comunidades”

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