Subió la mortalidad infantil en una ciudad más desigual

Por: Gustavo Sarmiento

Según una evaluación técnica de Unicef, a pedido del gobierno porteño, en 2016 nacieron 2073 bebés menos que el año anterior pero se registraron 36 muertes más de niños menores de 12 meses.

La Tasa de Mortalidad Infantil (TMI) aumentó un 20% en la Ciudad de Buenos Aires entre 2015 y 2016 al pasar de seis muertes por cada mil nacidos vivos a 7,2. Un informe de la Fundación Soberanía Sanitaria denuncia que este aumento «está vinculado a problemas en algunos sectores para acceder a los servicios de salud» y remarcó el crecimiento de «la desigualdad en la distribución de las muertes infantiles entre las comunas»: las ubicadas al sur de la ciudad tienen el doble de TMI que las del norte. Las cifras contrastan con la caída constante en las estadísticas nacionales desde hace 15 años.

En 2003 la TMI era de 16,5 en Nación y de 10,1 en Ciudad. En 2007, cuando Mauricio Macri ganó en la Capital, la diferencia era 13,3 y 7,9. Desde ahí los resultados porteños oscilaron promediando un 7,7 por mil entre 2007 y 2016. A nivel nacional, en cambio, bajó un 27% desde 2007 (13,3) hasta 2015 (9,7), último dato oficial disponible.

La TMI refleja las defunciones de menores de un año por cada mil nacidos vivos en el período de 12 meses. Al estar relacionada al acceso a una atención sanitaria de calidad, al nivel de recursos socioeconómicos y grado de desarrollo de la sociedad, se la considera uno de los indicadores más importantes sobre la situación de salud de una población.

Según los resultados de la evaluación técnica realizada por Unicef Argentina a pedido del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, en 2016 se registraron 36 muertes más de bebés menores a un año, respecto de 2015: 282 frente a 246. Pero además hubo menos nacimientos: 38.840 el año pasado y 40.913 el anterior. De ese índice de 7,2, la principal influencia es la del componente neonatal (entre el nacimiento y los primeros 28 días de vida), que pasó de 4,3 a 5,4 en 2016. La postneonatal (desde el fin del período neonatal hasta el año) también creció de 1,7 a 1,8.

Desde Salud dijeron que aún desconocen las causas, pero semanas atrás mencionaron la prematurez, el bajo peso al nacer, las infecciones y las malformaciones congénitas. No hablaron de determinantes sociales.

En su informe sobre ejecución presupuestaria de la Ciudad en 2016, la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) remarca que en el presupuesto total, Educación (20,3%) y Salud (17,7%), representaron conjuntamente el 38% de lo ejecutado, «el menor porcentaje desde la autonomía de la Ciudad, como consecuencia del crecimiento de los Servicios de Seguridad y de una tendencia declinante que se viene registrando en los últimos años».

Una clave es la diferencia entre las comunas. Históricamente la mayoría de las muertes se concentran en las Comunas 4, 8 y 9, las de más bajos recursos y ubicadas al sur geográfico. Tomando como parámetro el trienio de 2013 a 2016, la brecha del ingreso per cápita familiar (IPCF) entre la comuna más pobre (la 8) y la más rica (la 14) creció de $ 4391 a $ 11.697. Si lo llevamos al aspecto sanitario, en números absolutos hubo 99 muertes infantiles más en las comunas más vulnerables. Mientras que en 2013 se podría haber evitado el 46% de las muertes infantiles si todas las comunas tuviesen las mismas condiciones del quintil formado por las comunas más ricas, en 2016 el número ascendió al 48,1 por ciento.

En el trienio 2013-2016 dos de las tres comunas con el IPCF más elevado redujeron de manera significativa la TMI (la 14, por ejemplo, bajó de 5,3 a 3,2), mientras que dos de las tres con menores índices socioeconómicos elevaron su TMI, especialmente la Comuna 9, que llega a 10,1, y la 4, con 11,9, superando el registro nacional. Y si bien en los últimos tres años la Comuna 8 logró bajar un 11,9% su tasa, de 2015 a 2016 subió 1,5 puntos.

«Existe evidencia de que la disminución del gasto sanitario público se asocia con el aumento de la mortalidad infantil», sostiene el titular de la Fundación Soberanía Sanitaria, Nicolás Kreplak, exviceministro de Salud de la Nación. Apuntó al Ministerio de Salud de la Nación, que «subejecutó casi el 5% de su presupuesto», al desabastecimiento del programa Remediar, que se enfocaba en el primer nivel de atención, la derogación del Plan Qunita que tenía como premisa disminuir la mortalidad infantil y materna, y a la falta de implementación de la Ley 5637 de Regionalización Perinatal sancionada por la Legislatura porteña, que perseguía objetivos similares.

En el mismo sentido opina la presidenta de la Auditoría de la Ciudad, Cecilia Segura: «El aumento de la mortalidad infantil es consecuencia del ajuste que hizo el macrismo en la salud pública. Estamos hablando de muertes de bebés por fallas en las políticas sanitarias, es decir, muertes que se podrían haber evitado». La Auditoría acaba de aprobar un informe que señala que el gobierno porteño incumple con la Ley Nº 3968 que establece un sistema de vigilancia y auditoría de la salud neonatal. El informe señala: «Se verificó que no se dio cumplimiento a lo establecido en la normativa respecto de Auditoria de Muertes Infantiles, registro e informes de casos notificados y su seguimiento y elaboración de Informes Públicos Trimestrales e Informes Semestrales al Jefe de Gobierno y a la Legislatura». La norma ordena crear Comités de Mortalidad Infantil, pero «se encontraban en funcionamiento solo en dos hospitales de los seis seleccionados en la muestra». «

Desigualdad

En 2013 el 20% de las comunas más pobres concentraron cerca del 25% de las muertes infantiles, mientras en 2016 el 20% de las comunas más pobres reunieron cerca del 30% de la mortalidad infantil en CABA. En números absolutos hubo 99 muertes infantiles más en las comunas vulnerables.

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