El gran referente argentino del género urbano editó su tercer disco de estudio. Un regreso a las bases con estética minimalista, flow localizado e invitados de primer nivel como Lucho SSJ, C.R.O, Jhayco y Akapellah.

“Este disco se escucha entero de principio a fin. Está todo conectado, y fue armado con el propósito de que la experiencia sea el disco entero, no canción por canción”, decía el músico días atrás y generaba polémica en las redes sociales. En un género como el urbano, donde predomina el single y es realmente muy difícil escuchar genuinamente a un artista y su búsqueda dado el sistema de colaboraciones que la industria exige para garantizar el éxito, esta declaración tiene sentido. Duki le habla a los pibes y pibas que crecieron escuchando “Goteo”, “Loca” o “No vendo trap”, no a los que gastamos nuestro CD de Led Zeppelin II o cual Deep Purple. Es un tema generacional.
Este es un disco conceptual, que transita en el big bang que supone Antes de Ameri. Más minimalista, con menos capas que Desde el fin del mundo, su anterior trabajo, este disco es igual de sólido. Letras super materialistas que caracterizan al trap junto a referencias a la cultura argentina, ahí no hay novedad, hallazgo o valor agregado.
Otra tendencia que se reafirma es la del álbum por sobre el single. Después de 2018, cuando toda la movida trap y el boom de los rapers terminaba de despegar, pasada la pandemia pudimos ver cómo los mayores referentes del género viraron hacia el longplay: Trueno con Bien o Mal, Dillom y su Post Mortem, Ca7riel con El Disko, Paco Amoroso con Saeta, El Doctor y Fafa y más acá en el tiempo, Wos con Oscuro Éxtasis y Nicki Nicole con Alma. Es un detalle no menor, el trabajo conceptual vuelve a tomar fuerza por sobre el single plagado de ft.
Entre productores e invitados se encuentra otra de las claves del sonido y las líricas de Antes de Ameri. Asan, Yesan y Zecca como la trinidad para producir y desarrollar los beats, del otro lado y con el mic en la mano; Lucho SSJ, C.R.O, Jhayco, Akapellah y Quevedo, entre otros. Los puntos fuertes del disco son “Rockstar 2.0”, junto a Jhayco, donde se mete con la coyuntura y habla de la inteligencia artificial; “Harakiri, junto a C.R.O, con barras ostensiblemente materialistas y un sonido simple pero efectivo; y “Apollo 13” es un festín de rimas al unísono, como si fuera parte de la tripulación del Planet Express de la serie animada Futurama. Los dos primeros se convirtieron en clips de difusión donde ya se pudo vislumbrar la estética y el camino que tomaría Duki para el estreno global de su trabajo.
Son 14 canciones en casi 36 minutos. Una postal de un disco dinámico, con transiciones rápidas y directo a lo que sus seguidores pueden esperar. Es un álbum que busca y, en la mayoría de los casos, encuentra la estética adecuada para cada canción. “Ameri, para mí, es un lugar al cual todos buscamos llegar, en este caso, en este momento de mi vida fue la inspiración”, decía el Duki de este lanzamiento.
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