“Un cambio reciente en la actitud de los mercados y una funesta confluencia de factores han sometido la balanza de pagos de Argentina a presiones significativas (…) El plan económico de las autoridades argentinas respaldado por el acuerdo busca reforzar la economía del país (…) Existen riesgos evidentes en torno al programa, pero la implementación decidida de los planes de política le permitirá al país aprovechar de lleno su potencial económico”.

Las frases del comunicado del Fondo Monetario Internacional datan del 20 de junio de 2018, cuando el organismo accedía al pedido de Mauricio Macri para respaldar una economía jaqueada por el alza incontenible del dólar y una fuerte fuga de capitales. Cinco años después mantienen su vigencia, lo que sugiere que poco cambió desde entonces.

Lejos de estabilizar la situación, el acuerdo fue mutando para adaptarse a la emergencia. El stand by inicial por U$S 50.000 millones, de los cuales sólo U$S 15.000 millones iban a ser girados y el resto quedaría “con carácter precautorio”, fue ampliado apenas tres meses después a U$S 57.000 millones de pago efectivo. En septiembre de 2019 se suspendieron los desembolsos por incumplimiento de las metas pactadas. En 2022 el Frente de Todos lo renegoció a 10 años de plazo. Desde entonces, hubo dos cambios de metas cuantitativas y está en marcha una rediscusión aún más amplia.

“Nos quieren vender que es el cuco, pero el FMI nos quiere ayudar”, dijo Mauricio Macri. Sin embargo, como en las películas de terror de Hollywood donde una misteriosa fuerza hace desaparecer a las personas, el programa del Fondo vio pasar a dos presidentes argentinos, seis ministros y cuatro titulares del Banco Central, además de dos directoras gerentas del FMI, tres directores del Departamento Occidental y tres jefes de la negociación con Argentina. Todos ellos recibieron las esquirlas del estallido de ambos acuerdos. A algunos les costó el puesto.

En 2018, el Fondo preveía crecimiento constante por cinco años, un superávit primario del 1,3% del PBI y una caída de la inflación a 5% anual. Sin embargo, la actividad cayó en tres de los cinco años, el déficit fiscal está proyectado en 3% y los precios suben al 114% interanual.

Críticas y autocríticas

El acuerdo original presentó otras fallas. Un informe interno del FMI reprochó a su propio staff de economistas que insistiera en la liberación cambiaria: “Debió ser más firme en alertar sobre los riesgos de una remoción rápida de las restricciones a la cuenta capital».

Otro frente fue el judicial. La Auditoría General de la Nación dictaminó que se obviaron gran cantidad de pasos legales en el trámite y puso como ejemplo que la solicitud del crédito fue firmada por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, “quien no tenía facultades para gestionar ni autorizar la deuda pública”. El presidente Alberto Fernández acusó a Macri ante la Oficina Anticorrupción por “defraudación por administración infiel” y ordenó presentar una querella criminal que todavía no arrojó ningún resultado.

¿En qué le sirvió a la Argentina la ayuda del FMI? Según un informe del CEPA, “es difícil considerarlo como un acuerdo definitivo, si tenemos en cuenta que vencidos los cuatro años de gracia se acumulan en todos los años vencimientos superiores a los U$S 20.000 millones”, dice el trabajo haciendo foco en el período 2026-2031. “El acuerdo deberá revisarse en unos años nuevamente y a ciencia cierta no sabemos quién estará al mando del gobierno en dicho momento. En algún punto, a través de este escenario, el FMI se asegura poder condicionar al próximo gobierno también”, agregó.

Además, un estudio realizado por equipos técnicos del FdT coordinados por la exdiputada Fernanda Vallejos concluyó que la renegociación de 2022 “reduce las probabilidades de evitar un sendero de ajuste (estancamiento o retracción del PBI), mientras que la regla fiscal no parece dejar espacio para una expansión significativa del gasto público”. «

Se demora el viaje de Massa a Washington

Por ahora, Sergio Massa no viajará a Washington. El ministro de Economía esperará los resultados de la comitiva que saldrá mañana, encabezada por su segundo, Gabriel Rubinstein, para definir cuándo partirá hacia la capital de Estados Unidos a entrevistarse con Gita Gopinath, vicedirectora del Fondo Monetario Internacional, y sellar la rediscusión del acuerdo de facilidades extendidas.


Con el programa virtualmente caído por la imposibilidad del gobierno de cumplir las metas pactadas, los negociadores argentinos buscarán destrabar los fondos comprometidos y conseguir además un adelanto a cuenta de futuros desembolsos para recomponer las reservas del Banco Central.
Si las conversaciones (que hasta ahora se desarrollan casi a diario de manera virtual) tienen éxito, Massa podría viajar antes del próximo fin de semana para cerrar la renegociación. También está en juego el pago de los U$S 2700 millones que vencen entre miércoles y jueves y que serán un ingrediente de peso en las discusiones.