Entre sus potencias, el cine tiene la insuperable capacidad de adherirse a la memoria de los espectadores, haciendo que sus relatos adquieran con el tiempo el mismo estatus que los recuerdos propios. En virtud del carácter múltiple de su público, la suma de esos recuerdos acaba generando una memoria colectiva compuesta por fragmentos inolvidables. Una colección universal que incluye desde secuencias, escenas y planos, hasta frases e incluso sonidos que llegaron a adquirir un sentido independiente de las obras de origen. Pero el corpus del cine es cada vez más vasto y a veces es necesario recurrir a los expertos para encontrar una guía que proponga nuevos recorridos para atravesar el continuo flujo de sentidos. Eso es lo que intentan los autores de los libros incluidos en este artículo, quienes a partir de distintos ejes sugieren al lector itinerarios novedosos para conocer más acerca del cine.

En Mujeres, cámara, acción (Continente), los periodistas Catalina Dlugi y Rolando Gallego van al rescate de las mujeres que ayudaron a forjar al cine argentino, cuyos nombres siguen a la sombra de los hombres, poniendo en evidencia la pecariedad del espacio en materia de paridad. El volumen Hammer Films, la leyenda del horror británico (Cuarto Menguante) es una antología en la que se analiza la producción del conocido estudio inglés, cuya filmografía es un objeto de culto venerado por los amantes del cine fantástico. Mientras que en Las ciudades y el cine (Paidós), la periodista María Zacco desmenuza la particular asociación que se produce entre las películas y algunos centros urbanos que han llegado a convertirse en verdaderos símbolos cinematográficos.


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Lejos de pensarlo de forma unidireccional, Zacco propone que el vínculo del cine con las ciudades es en realidad una simbiosis en la que ambas partes se nutren de forma mutua. Con ojo atento, la autora no solo da cuenta de la relación conocida entre cineastas como Woody Allen, Martin Scorsese o Norah Ephron con Nueva York, o la que unió a Federico Fellini con Roma,sino que analiza la forma en que el cine modificó la percepción que el espectador tiene de los espacios urbanos y el lugar simbólico que los artistas les han atribuido. Articulado como libro de viajes, los capítulos deambulan utilizando a las películas como GPS. Y así como usa a Godzilla (1954) o la obra de Yasujirô Ozu para descubrir Tokyo, y a la mítica Invasión (1969) o Medianeras (2011) para ofrecer diversas versiones de Buenos Aires, Zacco recurre a una lista de títulos, algunos populares y otros no tanto, para hacer turismo cinematográfico por ciudades como París, Berlín, México o Río de Janeiro. Y al final de cada capítulo incluye el mapa de cada una, señalizando en ellos los atractivos citados.

Los estudios Hammer fueron responsables de renovar el panteón de monstruos clásicos, como Drácula, Frankenstein, el hombre lobo o la momia, en las décadas de 1960 y 1970. Criaturas que se habían vuelto obsoletas en las versiones clásicas del sello Universal recuperaron gracias a Hammer su capacidad de asustar a nuevas generaciones. En ello tuvieron mucho que ver las decisiones de aumentar las dosis de sangre y las referencias eróticas en sus películas, que acabaron convertidas en verdaderos objetos pop. Los capítulos de Hammer Films, la leyenda del horror británico abordan la época de oro de los famosos estudios, seccionándola en apartados temáticos tales como «Vampiros», «Frankenstein», «Ciencia ficción» o «Mini Hitchcocks», entre otros, para dar cuenta de su inmenso legado. Y por supuesto, dan cuenta del vínculo con sus grandes estrellas, como Peter Cushing o Christopher Lee, quien llegó a representar el personaje de Drácula en diez películas.

En tiempos de reivindicación del rol que las mujeres han ocupado en la historia, hasta ahora oscurecido por la omnipresencia masculina, uno de los logros de Mujeres, cámara, acción es el de cumplir con la misión de reclamar el reconocimiento que no siempre tuvieron los nombres de incontables precursoras dentro del cine argentino. Dlugi y Gallego realizan un recorrido exhaustivo por todas las áreas de la industria, recopilando nombres y méritos de guionistas, montajistas, productoras, actrices o directoras, colocando en pie de igualdad a aquellas cuyo trabajo consiguió hacerse visible con las que el tiempo convirtió en grandes olvidadas. Mujeres, cámara, acción se erige entonces como un necesario acto de reparación.