El 7 de abril de 2020 el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) inaugurará una megamuestra de León Ferrari en homenaje a los 100 años de su nacimiento. Andrés Duprat, el director del Museo, será también el curador junto con Cecilia Rabossi.

La exhibición es organizada en conjunto por el MNBA y la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (FALFAA), encabezada por las nietas del artista Paloma y Julieta Zamorano.

Estará integrada por más de 100 obras producidas a partir de los años 50 hasta su muerte en 2013. La civilización occidental y cristiana, la icónica figura de Jesús crucificado sobre un avión de los Estados Unidos, una de las obras de Ferrari más famosas, formará parte de la muestra. Pero también podrá verse material  que no ha sido expuesto.

Estará integrada por obras heterogéneas: objetos, dibujos, videos, esculturas cerámicas y libretas de anotaciones. Se alojará en el Pabellón de muestras temporarias. Pero habrá más.  En el segundo piso se podrán ver fotografías y pinturas de su padre, Augusto Ferrari. Se proyectará, además, el documental Civilización, de Rubén Guzmán, que tiene guión de Duprat. Se editará un católogo y la serie Nosotros no sabíamos, que está integrada por recortes de noticias de la dictadura cívico-militar será editada con la forma de un diario.

Es la primera vez que la obra de Ferrari se expone en el MNBA como una forma de saldar lo que Duprat entiende como una suerte de deuda pendiente.

Como se sabe, la obra de Ferrari incomodó y posiblemente siga incomodando a ciertos sectores de la sociedad por su carácter provocador. Sin embargo, él nunca se consideró como tal, sino como un artista que decía aquello que sentía que debía decir. «Ignoro el valor formal de esas piezas -afirmó refiriéndose a su obra-. Lo único que le pido al arte es que me ayude a decir lo que pienso con la mayor claridad posible, a inventar los signos plásticos y críticos que me permitan con la mayor eficiencia condenar la barbarie de Occidente; es posible que alguien me demuestre que esto no es arte: no tendría ningún problema, no cambiaría de camino, me limitaría a cambiarle de nombre; tacharía arte y la llamaría política, crítica corrosiva, cualquier cosa.»

Lo cierto es que en 2004, una muestra realizada en el Centro Cultural Recoleta fue escandalosamente censurada. Hubo una demanda judicial presentada por Asociación Cristo Sacerdote, que dependía del entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. El escándalo alcanzó tales proporciones que desembocó en un extenso libro, El caso Ferrari, un trabajo realizado por Andrea Giunta. 

El 20 de marzo de 2018, Tiempo Argentino inauguró una exposición de obras de Ferrari bajo el título Medios, Iglesia y ceguera.  La sala de exposición fue la propia redacción. En esa oportunidad, su nieta Paloma dijo: “Incluso cuando la censura rompía sus obras, él consideraba que eso era parte de la obra misma, que contribuía a mantenerla viva, los mismo que sucede con el diario de ustedes. La obra se completa cuando es percibida por el otro.”

El carácter cuestionador de la obra de Ferrari,  el escándalo que provocó en reiteradas oportunidades, su arremetida contra la Iglesia que lo llevó a escribirle varias cartas al Papa para que aboliera el infierno quizá expliquem por qué su obra se expone por primera vez en un museo nacional como el de Bellas Artes. A esto se suma el hecho de que su obra está en constante construcción, tal como afirman sus nietas. Se resignifica en cada ámbito en que ese expuesta y nunca termina de cerrarse de manera definitiva.

El homenaje del MNBA no será el único. En julio de 2020 habrá una exposición de sus obras en el museo Reina Sofía de Madrid y, en 2021, en el Centro Pompidou de París y en el Van Abbemuseum de Holanda.