¿Dónde comienza un libro? Quizá quienes no lo consideren como un objeto completo respondan que en la primera página del texto. Sin embargo, No a mucha gente le gusta esta tranquilidad, el último libro de cuentos de María Teresa Andruetto comienza antes, en la tapa misma. Una fotografía vieja remite hacia el pasado, a esa aparente quietud de las tardes de la infancia o a la tranquilidad que promueve la apertura de cajas con recuerdos. Remite, en fin, a la vida de la gente común, a la repetición rutinaria que parece ser un conjuro contra lo imprevisto o lo extraordinario. ¿Qué puede pasar en una vida ordinaria? Sin embargo es allí, en la aparente calma de la monotonía donde sucede todo, donde las vidas que parecen idénticas adquieren su inevitable singularidad. 

Los cuentos están precedidos por un una frase de Mary Oliver a modo de acápite que dice: “Dime, ¿qué piensas hacer con tu única, salvaje, preciosa vida?”. Sin embargo, las vidas de los protagonistas de este libro parecen no poder responder a esta pregunta. Son más bien sus vidas las que se les imponen y los arrastran, como si la imposibilidad de modificarlas fuera una forma de destino. 

En «Gina», el cuento que abre el libro, una mujer nacida en Italia, rompe con todo y cruza el mar para estacionarse en otro pequeño pueblo, Aldao. Ella ha decidido partir de su lugar natal, pero una vez en la Argentina son la soledad y el alcohol los que deciden por ella como si ambos fueran obstáculos imposibles de sortear ante los que sólo queda dejarse arrastrar hasta el final. 

En «Lección de piano», el segundo de los cuentos, el fugaz contacto entre un viejo y un muchacho que va a arreglarle la computadora, hace que el silencio que se autoimpuso el hombre dispuesto a eternizarse en el duelo, estalle y vuelva a retomar el piano como una forma de conjurar el abismo de la soledad. 

Una hermana y un hermano defienden su rutina a capa y espada en el cuento que da título al libro. La defienden incluso de la muerte de una tercera hermana como si fuera imposible romper con un pacto tácito de rutina y silencio. Hasta el último cuento, «La noche interminable de Villa Crespo», todos tienen un elemento en común: muestran lo que pasa cuando se supone que no pasa nada y se asoman al abismo de soledad que hay en todo ser humano. 

Todos están escritos con la maestría que es una marca de Andruetto. Utiliza un lenguaje sereno, despojado, sin estridencias como lo es aparentemente la vida de los personajes que pueblan sus relatos. Con precisión muestra las diferentes capas geológicas de sus respectivas intimidades, los dolores, frustraciones y miedos que se fueron sedimentando a lo largo de sus vidas y que los hacen ser quienes son. 

Es un lugar común decir que cada persona es un mundo, pero el hecho de que lo sea no le quita verdad a la afirmación. Andruetto muestra, precisamente, ese pequeño mundo que somos, ese universo cuyo centro no suele ser brillante como un sol, sino más bien opaco y doloroso. 

Mariana Enríquez sintetizó de este modo su último volumen de relatos : “No a mucha gente le gusta esta tranquilidad es un libro sobre el tiempo, el desencanto, la memoria y la fuerza vital: pero, como lo escribe María Teresa Andruetto, está lleno de ternura, empatía y respeto.”

 Andruetto vive en Unquillo, a unos 45 kilómetros de Córdoba Capital. Es ganadora nada menos que del Premio Hans Christian Andersen al que se le llama informalmente “el Nobel de la literatura infantil y juvenil” y resultó finalista del Premio Rómulo Gallegos por su novela Lengua Madre.