La capacidad de nuestro planeta y de la humanidad para producir hechos y logros que van más allá, ya no de los límites de lo posible, sino también los de lo imaginable, es un asunto que despierta la curiosidad y llena de asombro a cualquiera. Esa característica tiene una contraparte: la necesidad constante del género humano de correr sus propios límites. Fronteras que a veces se interponen de forma natural frente a ese avance, pero que en otras son autoimpuestas: son las propias personas las que, en su afán de superación, se inventan desafíos. Algunos alcanzan dimensiones épicas, logrando una merecida trascendencia a partir de su magnitud. Otros, más modestos, surgen bajo el signo de una trivialidad que no les impide ser motivo de orgullo para sus artífices. El denominador común es el interés que generan en los otros, a través de la admiración o la gracia que provocan. De eso se nutre y eso es lo que ofrece el Libro Guinness de los Récords Mundiales, famoso por recoger una serie de hazañas y curiosidades que podrán causar admiración o risa, pero nunca indiferencia.

Publicado cada año por Editorial Planeta, el Guinness es fruto de una labor tan asombrosa como aquellas que registra. La carta del editor que abre la edición 2022, ya disponible en librerías locales, da cuenta de una serie estadísticas vinculadas al trabajo de recopilar la información incluida en los libros. Ahí comenta que entre abril de 2020 y marzo de 2021, año signado por la pandemia y el aislamiento, el Guinness recibió 41.959 solicitudes de todo el mundo para validar distintos récords. Es decir, más de 800 a la semana, cifras que hablan de la gran aspiración humana por la trascendencia.

El Guinness 2022 está organizado en diez capítulos que ordenan el contenido en ejes temáticos, como Cultura Popular, Naturaleza, Deportes, Seres Humanos o Ciencia y Tecnología, entre otros. Este año el álbum abre con un apartado dedicado al medio ambiente, con el objetivo de visibilizar el “mayor desafío al que nuestro planeta se enfrenta en la actualidad: el cambio climático”. Ahí se destacan emprendimientos que atienden al cuidado del entorno, como un hotel hecho con botellas de plástico en Panamá o la ya célebre editorial argentina Eloísa Cartonera, dedicada a publicar libros confeccionados con materiales reciclados. Pero también datos que permiten generar conciencia, como la mayor emisión de humo generada por un incendio forestal, provocada por los trágicos incendios en Australia que fueron noticia justo antes de comenzar la pandemia. Además incluye una serie de láminas que ofrecen un recorrido virtual por instituciones y espacios de celebridad mundial, como el Museo del Louvre, el Zoológico de Australia, el Parque Yellowstone en Estados Unidos o el Centro de Ciencias de Guandong, China.

Lo mejor del Guinness es su carácter de enciclopedia de Babel, capaz de sorprender con solo dar vuelta la página. Como ocurre al llegar a la sección dedicada a las pandemias, donde se cuenta la historia de Mary Mallon, conocida como María Tifoidea, una cocinera que debió guardar una cuarentena forzada durante 26 años (1915 a 1938), sospechada de ser portadora asintomática del virus del tifus y responsable de varios brotes en Nueva York. Se trata de la cuarentena más larga de la historia. O conocer la computadora más rápida del mundo, llamada Fugaku, instalada en un centro científico de Kobe, Japón, capaz de hacer 415 mil billones de cálculos por segundo. En la sección Viajes aparece la estadounidense Vanessa O’Brien, primera mujer en alcanzar los dos polos, además del punto más alto del planeta, el monte Everest, y el más profundo, el abismo de Challenger, en el Océano Pacífico, cuya profundidad es de 10.934 metros. Descubriremos el horno solar más grande del mundo, ubicado al sur de Francia, que a partir de un monumental sistema de espejos usa la luz del sol para fundir acero. También conoceremos a Pratik Mohite, el fisicoculturista más pequeño del mundo, de solo 102 centímetros de altura. O al británico Paul Oldfield, más conocido por su alias «Mr. Metano», quien se presenta como flatulista, o artista de pedos, capaz de acompañar una sinfonía con los gases de su vientre. Y hasta hay lugar para Maradona y un récord poco destacado: gracias a sus cinco goles en el Mundial ’86, es el capitán de una selección más goleador en una copa del mundo. Claro, en un libro de récords el Diego no podía quedar afuera.