Cristian Pellerano dice, a los 38 años, que más vale tarde que nunca. «Siempre fui de ver el fútbol así, y haberlo encontrado me ayuda en mi forma de jugar». Mediocampista central y capitán, Pellerano es el eje del juego al ras del césped y de corte ofensivo de Independiente del Valle de Ecuador, campeón de la Copa Sudamericana 2019 y sensación en esta incipiente Copa Libertadores 2020. En el Valle de Los Chillos, rodeado de volcanes inactivos a 35 kilómetros de Quito, Pellerano encontró su lugar en el fútbol después de pasar por siete clubes en Argentina -Racing e Independiente, entre ellos- y cinco en México. Es, en un punto, el guía espiritual de Independiente del Valle, un club que ascendió a la Serie A ecuatoriana en 2010 y que eliminó a Boca y a River en la Libertadores 2016, en la que fue subcampeón. Detrás de Independiente del Valle, además de petrodólares de Qatar, hay una línea de juego y una escuela de formación con 30 sedes en ese país: en la última edición de la Copa Libertadores Sub 20, se consagró campeón después de ganarle la final a River. En ese ecosistema, dice Pellerano, aún aprende.

–¿Qué lugar ocupa el estilo de juego en un equipo?

–Es todo. El estilo, o la idea de juego, es el ABC del fútbol, en el sentido de que le da una identidad al equipo, una forma de querer llegar al objetivo, que es ganar. Hay muchas formas de jugar. La que practicamos nosotros, creo, es la mejor. Más allá de que es vistosa, es una forma en la que la posesión de la pelota te garantiza no sólo tener más posibilidades de atacar, sino de que no te ataquen, de defenderte. Queda mucho más en evidencia cuando lo hacés efectivo en el arco rival. Muchas veces no tener esa eficacia en goles hace que no tenga tanta trascendencia la idea.

–¿En tus otros equipos notaste la falta de un estilo?

–Obvio, sí. He tenido de todo. Esta forma de jugar con Independiente del Valle la empecé a practicar en los últimos años. Antes no había tenido entrenadores con una idea de juego tan clara. He tenido entrenadores a los que les gustaba más la posesión que a otros, que por ahí planteaban salir de contragolpe o darle la pelota al rival y tratar de agarrarlos mal parados. Esta forma de jugar, de controlar el partido en base a la posesión en la gran mayoría de los partidos, no la había tenido, y más con matices tan firmes de movimientos clave que te dan la posibilidad de ejercer ese dominio.

–¿Cómo ves a la distancia el fútbol argentino?

–El fútbol argentino está creciendo en todas las categorías. Debuté en Atlanta en 2001 y estuve hasta 2004. No había tanta organización en el club, y ahora volvió a recuperar la sede, los jugadores tienen un lugar de entrenamiento más ordenado y estructurado. En el fútbol argentino hay cada vez más entrenadores que intentan. Antes era mucho más físico, en el aspecto del roce y de trabar. Aunque en algunos partidos se sigue viendo, hay entrenadores que quieren jugar, como Almirón, Beccacece, Coudet, el propio Gallardo. Le dan ese salto de calidad a la liga argentina, y tratan de llegarle al jugador a través de una idea convincente de juego.

–¿Pero el resto de Sudamérica no se acercó?

–El fútbol fue evolucionando. Antes Boca jugaba contra Banfield y sabía que le podía hacer tres o cuatro goles. Eso pasa a nivel sudamericano y mundial. Te encontrás con Croacia en la final de un Mundial. En el caso de Independiente del Valle, quizás en el momento que le ganó a River y a Boca, por ahí no llevaba a cabo un juego tan vistoso como el de ahora, que gana con holgura, porque River había pateado como 20 veces al arco.

–¿Por qué un partido es como «un viaje»?

–Hice referencia a «viajar» en el sentido de que un equipo tiene que ir junto. Atacar y que la línea defensiva esté en mitad de cancha. Defender y que los delanteros estén en mitad de cancha. Ese es el viaje. Ir todos por el mismo lado. No ser largos, no quedar el delantero en posición ofensiva de gol y el defensa en el área nuestra. Viajar es ser un equipo corto.

–Cruyff le dijo a Guardiola: «El fútbol es un juego de errores». ¿Cada vez que salen jugando del arco están al límite del error?

–El error te termina mejorando. Si no tenés error, no aprendés. Aprendés en base al error. Nosotros tratamos de llevar el error al mínimo. Es parte del juego. Si supiéramos que no nos vamos a equivocar, seríamos los mejores del mundo. El tema está en estar convencido de lo que hacés, y por más que te hayas equivocado, a la siguiente no repetir el mismo error, pero intentar de la misma manera. De eso se trata: de buscar dónde estuvo el error. Si en la ejecución o en la interpretación. Y, en base a eso, resolverlo.

–¿Qué ves que otros jugadores no ven adentro de la cancha?

–El otro día leí una entrevista al Papu Gómez, que fue compañero mío en Arsenal. Decía que para encontrar el espacio y que le llegue la pelota se fijaba dónde estaba el árbitro porque siempre es el que mejor está ubicado, porque se aleja de la jugada. Trato de interpretar lo que el rival está proponiendo, tanto en defensa como en ataque, y en base a eso y a los movimientos previos y trabajados, tomar decisiones. Por mi posición y experiencia trato de ayudar al equipo a llevar adelante la idea de juego.

–¿Estudiás el fútbol?

–Soy de leer, de mirar partidos y analizarlos, de ver en las redes sociales algunas páginas que suben movimientos de distintos equipos del mundo, formas de salida, de posesión, de presión. Ahora estoy leyendo Gallardo Recargado. Y a partir de todo eso, quedarme con algunas cosas y poder después tirarlas dentro del equipo como beneficio. Siempre tuve ese bichito por mi papá, que fue futbolista. Por ahí de joven mirás el partido o una jugada individual. Pero cuando sos más grande, ves lo más específico.

–¿Cuál es el secreto de Independiente del Valle?

–Primero y principal, la convicción en lo que quieren. Después, la organización, no sólo institucional, sino también en la estructura. Hay una idea de juego que va desde las inferiores hasta el primer equipo, con detalles de cada entrenador, pero siempre basada en una idea madre. El club está muy ordenado, está al día, no te falta nada, crece en infraestructura, y no se salen del camino: tratan de buscar entrenadores en esa línea de juego. Y, al final, les termina dando mucho rédito.