Todo lo que se discutió sobre los arqueros quedó enterrado en un tuit de la cuenta oficial de la Selección: “[DESAFECTADO] Sergio Romero sufrió hoy un cuadro de bloqueo articular en su rodilla derecha que lo dejará fuera de la convocatoria”. Había llegado ayer al país para empezar el camino hacia Rusia 2018, lo que hubiera sido su tercer Mundial, todo un mérito para un arquero que no era dueño del arco de su equipo, el Manchester United.

La Asociación del Fútbol Argentina ya confirmó que su reemplazante es Nahuel Guzmán, uno de los miembros de la nómina de 35, que había quedado afuera de la lista definitiva. La ausencia del Patón en el plantel mundialista fue una curiosidad, un alejamiento que se produjo en menos de dos meses, en una carrera contra dos arqueros nuevos para la historia de la Selección, uno incluso sin partidos previos.

En una aceleración final por sus partidos con River, Franco Armani viajaba a Rusia hasta con posibilidades de ser el arquero titular. En ese mismo plan iba Wilfredo Caballero, que entró al equipo gracias a la última gira europea. No era una decisión fácil para Jorge Sampaoli, aunque nada parece ser fácil en la Selección. Tampoco debió haberlo sido dejar afuera a Guzmán, el arquero que más se acercaba a su estilo de juego, que reclama para el puesto el uso de los pies. Caballero tiene esa característica, una ventaja. Armani es, sobre todo, un atajador.

En nueve años a Romero no lo sacó de la Selección ni siquiera haber sido suplente en el Mónaco o, como ocurría en el último tiempo, en el Manchester United. Fue un arquero de Selección. Le alcanzaba. No tuvo altibajos cada vez que le tocó jugar, por eso se mantuvo en el puesto con todos los técnicos desde Diego Maradona – el que lo hizo debutar- hasta acá, con el pico de éxtasis la noche del 9 de julio de 2014 en la que atajó los penales de los holandeses Ron Vlaar y Wesley Sneijder, una proeza que depositó a la Argentina en la final de un Mundial después de 24 años. La noche en que se convirtió en héroe, como se lo presagio Javier Mascherano.

Romero había sufrido una lesión en esa rodilla durante la goleada contra España. Ahora, según la información que surge, tuvo una recaída que le demandaría cuatro semanas de recuperación. Iba a alcanzar a Ubaldo Matildo Fillol, que jugó en Alemania 74, Argentina 78 y España 82. Pero no llegó a Rusia. El héroe de Brasil 2014 quedó en el camino.