Cuando se complete la próxima doble fecha de Eliminatorias, en la que Argentina jugará frente a Perú, en Córdoba, y Paraguay, en Asunción, la Selección habrá disputado diez partidos en el camino rumbo a Rusia 2018, de los cuales Lionel Messi sólo pudo jugar en tres: contra Chile, Bolivia y Uruguay. Apenas un 30 por ciento de presencias desnudan una realidad que comienza a ser preocupante: luego del Mundial de Brasil, el equipo que ahora conduce Edgardo Bauza tuvo que afrontar más de la tercera parte de sus partidos sin el mejor futbolista del mundo. 

Instantes después de finalizado el encuentro frente a Uruguay en el que regresó a la Selección luego de su renuncia -a pesar de que nunca se hizo efectiva esa ausencia en alguna convocatoria-, Lionel Messi enfrentó a los micrófonos y avisó: «Después de todo el quilombo que había hecho cuando dije que no venía más, quería estar. Pero me duele mucho el pubis.» Al día siguiente, Edgardo Bauza confirmó que Messi no viajaría para el partido contra Venezuela. En lugar de volar rumbo a Mérida con la Selección, el rosarino volvió a España para reincorporarse al plantel de Barcelona: apenas cuatro días después de que el equipo del Patón igualara 1-1 contra la Vinotinto sin su capitán en la cancha, Luis Enrique jugó a la desesperada e hizo ingresar a Leo en el complemento, una búsqueda infructuosa de evitar la derrota contra Alavés. A las 72 horas, el martes 13, el zurdo fue titular en la goleada 7-0 sobre Celtic. 

Y luego de apenas cuatro días, volvió a jugar los 90 minutos en el 5-1 sobre Leganés por la Liga. El desenlace, que a esta altura parecía ser inevitable, llegó el miércoles: a los 15 minutos del segundo tiempo del partido contra Atlético de Madrid, Messi intentó una gambeta e inmediatamente sintió el pinchazo a la altura de la ingle. El diagnóstico indicó una ruptura muscular en el aductor de la pierna derecha, con un tiempo de recuperación estimado de tres semanas. Con el partido de las Eliminatorias frente a Perú del 6 de octubre, a 15 días de distancia, y el duelo contra Paraguay del 11, en el límite del plazo de rehabilitación estipulado, a Bauza no le quedó más opción que desafectar a Leo de la convocatoria. Contando los próximos dos cruces de Eliminatorias, donde la ausencia del capitán ya está confirmada, serán 33 los compromisos disputados por la Selección luego de Brasil 2014. 

Messi faltó en 13 de esos partidos: además de las siete jornadas de las Eliminatorias, se perdió dos encuentros de la Copa América Centenario por la lesión en la espalda que sufrió en el amistoso contra Honduras y otros cuatro amistosos en la era Martino por distintas dolencias. Un 39,39% de bajas que contrasta con lo que habían sido sus primeros nueve años con la camiseta albiceleste. Desde su debut en la Selección y hasta que comenzó esta racha de ausencias sistemáticas, Messi había sido una fija en los equipos de los distintos entrenadores que pasaron por el banco: de los 107 partidos disputados por la Selección entre aquel amistoso contra Hungría de agosto de 2005 en el que el rosarino se estrenó (y fue expulsado al minuto de ingresar) y la derrota con Alemania en el Maracaná, Messi sólo no pisó la cancha en 14. Un 13,08 por ciento. Durante los últimos dos años, Leo acumuló casi tantas bajas como en los nueve anteriores. 

Esta mala racha de lesiones inoportunas parece condicionar únicamente los viajes del zurdo para jugar con la Selección, porque Barcelona sólo sufrió su baja de manera prolongada para esta misma época del año pasado, cuando Messi se rompió un ligamento del tobillo y estuvo de baja casi dos meses. Después del Mundial 2014, el conjunto catalán disputó 131 partidos y la Pulga jugó en 114. Las 16 ausencias representan apenas un 12,98 por ciento del total. «En Barcelona no lo cuidan», se quejó en la semana Bauza. Y aunque desde la AFA hayan llamado a Cataluña para pedir disculpas por las palabras del técnico, los números dejan en claro que, más allá de haber hablado desde la bronca, algo de razón hay en el reclamo.