Segundos después de saludarse, Juliana Román Lozano y Enriqueta Tato, la dupla que conduce al equipo femenino de fútbol de Huracán, se interesan por la situación de Lanús. Quieren conocer su realidad, saber qué falta, cuántas jugadoras firmaron contratos. Karina Medrano, directora técnica de Lanús, comparte la experiencia. Y se arma la charla. A la era profesional del fútbol femenino todavía le quedan distintas deudas. Tatiana Monroy Medina, técnica de Excursionistas, representa una de ellas: tiene que usar la hora del almuerzo de su trabajo en una aseguradora del microcentro para reunirse con sus colegas en la redacción de Tiempo.

–Ustedes representan a tres de los cuatro equipos de Primera dirigidos por entrenadoras. El resto son hombres. ¿Por qué?

Karina Medrano (KM): –Viene del machismo de siempre. Poco a poco se van abriendo las puertas para las mujeres. En mi caso, en el curso éramos sólo dos mujeres en un grupo de sesenta.

Tatiana Monroy Medina (TMM): –La mujer tiene que dejar su propio machismo para animarse a ir a estudiar con chicos. Cuando fui a estudiar era la única mujer de un grupo de 70 personas. Hay que perder el miedo y formalizar lo que nos gusta. Así como el hombre decidió ser chef o costurero, nosotras tenemos que aprender que podemos ser directoras técnicas o ejecutivas de empresas o lo que queramos. Se vio en el último Mundial donde muchas directoras la rompieron.

KM: –Esta semana salió campeón por primera vez un equipo con una entrenadora en el Brasileirão femenino: Tatiele Silveira, con Ferroviaria. Y hablamos de Brasil, que nos lleva años luz.

Juliana Román Lozano (JRL): –El hecho de que seamos sólo cuatro o cinco refleja el sistema desigual en el que habitamos como mujeres. El deporte y el fútbol es el sector más inequitativo de la sociedad. Hay muy poco acceso a la formación y también a los lugares de poder donde se toman decisiones. Hasta que en AFA y en los espacios en los que se toman decisiones no haya mujeres con formación de género, y ojalá feministas, va a ser muy difícil que las cosas cambien. La semana pasada fue el primer congreso de entrenadoras de la Argentina en Santa Fe y había más de 70 mujeres recibidas, estudiadas y con experiencia. Sin embargo, no hay laburo para ellas. Las dirigencias son de varones que quizás no están deconstruidos y creen que el patrimonio del saber de fútbol es sólo de ellos. Abrir espacio y dejar que las mujeres tomemos las decisiones es parte de la deuda del fútbol. Hay que llamar a los varones para que sean aliados, para que se puedan correr cuando tienen que correrse. Las cosas cambian y podamos ser más.

Enriqueta Tato (ET): –Nosotras tratamos de mostrarles otra forma de laburar a las jugadoras: queremos que vean que una vez adentro de la cancha, el fútbol les puede dar otras cosas, no solamente el momento de jugar. Hay muchas salidas como el curso de entrenadora, la preparación física u otros espacios.

–¿Hay cierta responsabilidad en ser las primeras entrenadoras de la liga semipresional?

KM: –Me concentro mucho en el trabajo. Trabajando, trabajando y trabajando, ya estamos abriendo ese camino.

ET: –Nosotras y las jugadoras estamos siendo observadas con toda la movida de la profesionalización y la televisación. Es una linda oportunidad para demostrar que las cosas están bien hechas.

JRL: –Es un momento histórica y las mujeres del fútbol siempre estamos a prueba. Los varones nos ponen todo el tiempo a prueba para considerarnos una par o interlocutora válida en términos de discutir de fútbol. Todo el mundo nos está mirando: el movimiento de mujeres, los varones, las jugadoras y los jugadores. Es importante que las jugadoras puedan generar consciencia sobre lo que significa ser profesional y dejar de dar las gracias por cosas que son nuestras por derecho. Un problema del fútbol de mujeres es que históricamente nos han dado las sobras de todo y nos hemos arreglado teniendo dos o tres jornadas de trabajo. Y agradecemos tener un uniforme nuevo o la cancha que nos corresponde.

TMM: –Siempre se nos pone a prueba. Cuando empecé este camino estaba buscando clubes de segunda o tercera y no me daban lugar porque todo estaba copado por hombres. «Al ser mujer tenés que demostrar y hacer el doble de laburo», me dijo un profe con el que había estudiado y al que le pedí trabajo. ¿Por qué? No hay que demostrar nada a nadie.

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(Foto: Diego Martínez)

–¿Qué pueden aportar como entrenadoras que dirigen mujeres?

TMM: –El hecho de saber que no tenemos límites. En el curso en ATFA hablan sobre ciertas cuestiones físicas, pero pienso que a veces las limitaciones son mentales. Podemos jugar al fútbol tan rápido como un hombre. Hay que sacar esa barrera.

KM: –Somos mujeres, tenemos una mirada distinta y podemos saber lo que está sintiendo la chica que está sentada o no concentra o está afuera de las ocho contratadas. Lo que el hombre no puede suplir es la mirada de madre y de sobreprotección, de estar atenta a los detalles y a las cosas en que el hombre no está. Nosotras entramos al vestuario. Ellos, no. Yo soy una más y el hombre no puede. En la táctica, técnica y todo lo demás no hay diferencias porque el conocimiento lo tenemos todos.

ET: –Sobre fútbol no hay ninguna diferencia en la transmisión de conocimiento. Lo que sí podemos hacer como mujeres es seguir la lucha que venimos dando y acompañarnos en ese sentido.

JRL: –Al haber sido jugadoras de AFA y de Huracán sabemos lo que falta y lo que hay que hacer. Jugamos con uniformes usados o sin médico, por ejemplo. Parado desde su lugar de privilegio, ningún varón siquiera logra sentir o entender eso que muchas de nosotras vivimos como jugadoras. Sentir esa empatía da un empuje extra para querer transformar las cosas. Como entrenadora quiero lo mejor para las pibas y que tengan lo que nosotras no tuvimos. Quiero que lo vean no desde el lugar de agradecer o aplaudir sino de comprender que todo esto es ser profesional. Empezamos por acá, pero merecemos más, entrenamos y luchamos para más y queremos ganar cosas juntas. En el curso de ATFA las mujeres no existen. No existe la especificidad de las mujeres y hay un montón de momentos hormonales a la hora de jugar que necesitan un entrenamiento y un cuidado especial. ¿Dónde está ese conocimiento? Como mujeres tenemos la responsabilidad de estudiar e investigar quién sabe qué pasa cuando estás menstruando.

KM: –Igual, lo que vos viviste es distinto. Mi caso fue al revés: yo era la mejor de la clase porque ya estaba trabajando. Hice el curso porque necesitaba el título y en ningún momento mis compañeros me ningunearon. No viví como si todo el tiempo tuviese que probar algo. Al contrario, era la que tenía mejor nota. Tal vez es la postura de cada una. Sí me cayeron balas de todos lados cuando empecé a dirigir en el club. Con la profesionalización y todo este revuelo, todos quieren ser entrenadores del femenino.

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(Foto: Diego Martínez)

–¿Dirigir a los varones también es un espacio a ocupar?

TMM: –No se tiene ni que cerrar una puerta para nosotras ni cerrárselas a ellos. Así como ellos están hoy acá, nosotros podemos dirigir a los hombres.

KM: –A mí me llamaron de Temperley para dirigir la Novena de hombres. Lo pensé y le dije que no.

ET: –Como profe laburé un montón con hombres. Está bueno y no hay grandes diferencias. Nosotras puntualmente estamos atravesadas por la lucha de mujeres y estamos pegadas a este laburo específico.

JRL: –Todas las directoras técnicas tendrían que tener la posibilidad de elegir. Yo ahora no lo elegiría. Nuestra lucha es política en el sentido de poder usar al fútbol como una herramienta de transformación de la realidad de las mujeres y poder acceder a los espacios justos.

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(Foto: Diego Martínez)

–¿La Selección debería estar dirigida por una mujer?

KM: –No es una pavada ser la entrenadora de la Selección. No tiene que ver con un género: el que sabe, sabe. Lo que pasó con (Carlos) Borrello es que no les gustó una decisión que tomó, se revelaron e hicieron cosas que no comparto. Si me las hacen a mí no juegan nunca más, por más que sea Banini, Messi o Ronaldo. Tienen que respetar lo que yo diga, guste o no. Me parece que tuvo buenos resultados y no lo sacaría. Imagino que en el futuro vendrá una Selección con una entrenadora. ¿Se pondría a una mujer sólo por ser mujer? Primero tenés que saber, mostrarte y haber conseguido resultados. No lo elegiría sólo por poner la carita de una mujer.

ET: –Si vamos a los resultados, Argentina tuvo un buen Mundial pero no sé si es por Borrello. Se mejoró en base a los cambios que se lograron. En la Sub 20 o Sub 17, por ejemplo, sigue habiendo varones y ya hay muchas mujeres capacitadas. Sin embargo, los que dirigen siguen siendo hombres y no sé si son los mejores.

JRL: –Estamos ante una situación estructural de desigualdad donde es afortunada la que, como Karina, no tuvo problemas como mujer en el ámbito del fútbol. Son excepciones. Como colectivo de mujeres tenemos que transformar la realidad para que seamos todas las que llegamos y no que se esté ligado a la meritocracia o suerte. Hay que generar espacios para las chicas que vienen. La Selección debe tener una entrenadora mujer como parte de una decisión política de una federación para que las mujeres ocupen esos espacios.

TMM: –Me gustaría ver una mujer en la selección de Colombia, que es mucho más machista que Argentina y donde no se ven tantas entrenadoras. Las selecciones podrían tener una dupla con una mujer que vaya aprendiendo y haciendo carrera, por ejemplo.

–¿Qué valores les interesa transmitir a un grupo? 

KM: –Ser responsables, buenas personas, leales, honestas y fundamentalmente ser compañeras en un ámbito que a veces puede haber muchos celos. Hay un tiempo para todo y es paulatino. ¿Yo tengo que luchar? No, ya se va a dar.

JRL: –Si no lo hacemos juntas no vamos a cambiar nada. Ese es uno de los valores más importantes que transmitimos en Huracán.

KM: –¿Cómo hacés para que te paguen lo que tienen que pagarte sin pelear?

JRL: –Me junto con compañeras porque, si no trazamos redes y lo hacemos juntas, termina siendo una la que se quema y se rompe todo. La sociedad siempre ha establecido que las mujeres siempre se juntan para hablar mal de la otra o para pelearse. Nada que ver: las cosas que hemos hecho juntas son las que han transformado la realidad. Poder transmitir que es un momento histórico y que tenemos la responsabilidad grupal de generar algo lindo, colectivo, y luchar juntas, es de las cosas más relevantes.

TMM: –Lo importante es ser honesta con una misma porque somos iguales hoy, mañana y pasado. No tenemos igualdad de oportunidades, es cierto. Por ejemplo, yo tengo que trabajar en otra cosa, dormir cuatro horas por día, salir corriendo, tener poco tiempo con mi novio. Pero lo elijo y lo quiero.

KM: –Lo que no hay que hacer es levantar banderas políticas…

JRL: –Lo que decís es partidario, no político. El lugar que tenés como entrenadora y toda lo que has luchado es política.

KM: –En todo lo que gané, yo no luché nada. Yo estudié y lo que tengo lo gané laburando. No tengo que decirle a nadie que me dé un lugarcito. Me sentiría mal si me dan algo por ser mujer. Quiero que me reconozcan por el laburo, no por ser mujer. Hay que mostrar con el fútbol, porque si no, nuestro trabajo se dispersa. En lugar de estar abocada a nuestro laburo tenemos que ir a luchar y a pelear. No voy a perder tiempo en eso.

TMM: –Estoy súper contenta de ver estas caras y espero que en un año o seis meses seamos muchas más entrenadoras.

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(Foto: Diego Martínez)