La corrida cambiaria de la semana pasada puso en alerta a la economía en general pero tendió un manto de sombra particular sobre el futuro de los créditos UVA, en los que el gobierno deposita buena parte de sus expectativas en relación con la actividad para los meses que vienen.

La actividad de la construcción es uno de los pilares del proyecto económico de Cambiemos. El gobierno nacional viene de lanzar la primera licitación de los proyectos de Participación Público Privada (PPP) que constituyen el nuevo régimen de la obra pública. Pero otra dimensión del proyecto tiene que ver con los créditos hipotecarios, y dentro de ese campo en particular se destacan los ajustados por UVA. 

Si bien estos préstamos indexados por inflación generaron polémica desde el primer momento dadas las características históricas de la economía vernácula, esta semana la consultora Ecolatina alertó que el denominado “boom” se diluirá este año al calor de la inestabilidad que manifiesta la cotización del billete verde.

Un informe de la consultora fundada por Roberto Lavagna destaca que en 2017 los préstamos al sector privado crecieron más de 20% interanual en términos reales y que esa evolución se explicó por los créditos hipotecarios, que aumentaron un 50% respecto a 2016, y por los préstamos en dólares a las empresas, que subieron un 65% interanual.

Sin embargo, planteó también que, por una base de comparación más elevada que en 2016, cuando los préstamos habían caído 18%, y un menor dinamismo de la actividad, “el boom de préstamos se atenuará este año”. La fuente aclaró que el mercado de créditos seguirá siendo positivo pero especificó que “su expansión real será menor a la de 2017, posiblemente de un dígito”.

Asimismo, agregó: «Producto del mayor ritmo de depreciación del Peso (y la mayor incertidumbre cambiaria) estimamos que los préstamos en moneda local recuperarán parte del terrreno cedido al financiamiento en divisas, lo que tendrá un impacto positivo sobre la solidez del sistema». 

Mientras tanto, la fuente indicó que el costo de los créditos hipotecarios del Banco Nación “ya igualó al promedio del mercado”, con lo cual “los dos principales motores del crédito en 2017 se encarecieron este año, de modo que su dinamismo se morigerará”.

Los empresarios de la construcción sostienen la misma esperanza que el gobierno en relación con los UVA. En diálogo con Tiempo, el titular de la Cámara de la Construcción, Gustavo Weiss, destacó esos créditos entre los principales motores de la actividad privada a partir de mitad de año. Sin embargo los análisis económicos críticos señalan que por ahora los UVA hicieron poco y nada por la construcción. 

El informe de marzo del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) detalló a propósito que los UVA: «Se incrementaron en el primer trimestre de 2018 en 19.164 millones». Pero advirtió que «ss de destacar que los mismos no se dirigen a construcción, sino que parte se utiliza en la compra de propiedades usadas», lo que representa un enorme negocio para las inmobiliarias pero no repercute en la actividad económica como sí lo haría la construcción. 

En sintonía, el Centro de Economía Política (CEPA) planteó que estos créditos «constituyen una de las mayores apuesta del gobierno» y que «sin embargo la generalización de los UVA tanto en el segmento hipotecario como en los prendarios y personales, es un factor que agrega volatilidad a un sistema financiero con  una estructura ya compleja». «El escenario de alta inflación y escasa recomposición salarial alerta sobre la sostenibilidad del sistema», cerró.

Créditos pymes

La consultora Ecolatina lamentó también en su informe el levantamiento de las líneas de crédito productivas a pymes a tasas subsidiadas porque “habían alentado significativamente al crédito al sector: entre 2012 y 2017, los préstamos a PyMES avanzaron 40% en términos reales, mientras que el resto de los créditos treparon 10%. Por ende, aunque su impacto a nivel general sea acotado, perjudicará al sector”.

Sobre ese aspecto, remarcó que si bien van dos años de expansión del crédito a nivel local, la proporción respecto del PBI sigue siendo menor que en la región. Mientras en Argentina en 2017 los préstamos representaron 12% del PBI, en América Latina “este cociente promedió 45%”. En particular, en Uruguay implica 30% del PBI y en Brasil asciende al 60%, comparó la fuente.