No tienen financiación ni pertenecen al mainstream ortodoxo de la economía. Con la militancia y la construcción colectiva como banderas, logran erigirse como uno de los principales espacios económicos del país. El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) nació en 2012, con unos 15 especialistas que tenían la idea de brindar argumentos al debate público. Siete años más tarde, cuentan con 130 integrantes, 13 observatorios y un objetivo mucho más ambicioso: “Queremos formar a una generación”.

Hernán Letcher, economista y concejal de San Martín (FpV-PJ), es el director del CEPA. “En FLACSO, Eduardo Basualdo era un faro de la economía heterodoxa y formaba grandes economistas, pero que después quedaban dispersos. Un grupo de alumnos le decíamos que íbamos a crear la escuela basualdista. Hoy, CEPA tiene ese horizonte como gran objetivo: formar a una generación; que la sociedad pueda interpretar las variables económicas con una lógica crítica”, expresó.

A la politóloga (UNR) y doctora en Desarrollo Económico (UNQui) Julia Strada, se la puede ver en las tardes del canal de noticias C5N, pero en CEPA está a cargo del Observatorio de Despidos. “Había un lugar vacante entre la academia y los medios o la agenda pública. Pensamos que la economía se puede democratizar. Las discusiones económicas pueden ser accesibles al conjunto de la sociedad y estar al alcance de todos”, propuso. “Está bueno que se entienda que hubo decisiones de política económica que ya se tomaron y que estamos viviendo un enorme péndulo en el que hay cosas que se repiten. En el fondo, ese debate es un proyecto de país”. Strada analizó: “No hay consenso político amplio ni social respecto de qué quiere ser Argentina: país industrial, supermercado del mundo, granero del mundo, si quiere ser la timba financiera. Saber qué decisiones hay que tomar para qué proyecto de país es fundamental; que se entienda que el desarrollo económico es una vía posible”.

Juan Aiello, licenciado en administración de la UBA e integrante del Centro desde 2016, apuntó en el mismo sentido: “Sin dejar de ser rigurosos, tratar de que cada vez más gente entienda de qué se está hablando. Si es incomprensible, no genera interés tratar de entenderlo. Eso marca tan fuerte nuestra identidad que está en nuestro nombre: somos el Centro de Economía Política, no solo de Economía”.

Los think tank suelen ser empresas privadas, con una estructura vertical y poco debate. En CEPA, “somos muchos, hay gente muy grosa y, sin embargo, es un espacio donde reina la generosidad entre compañeros”, afirmó Aiello y agregó: “Muchos informes son resultados del trabajo en conjunto y nos consultamos permanentemente entre nosotros. No hay vedetismo, realmente nos comportamos como un equipo”.

Alejandra Fernández Scarano, contadora pública de la UBA, fue una de las pioneras del CEPA, en aquella maestría de FLACSO. Se ocupa del Observatorio Fiscal. “Siempre tuvimos la mirada puesta en los intereses de los trabajadores y nos gusta leer la economía en clave de explicar al trabajador cada medida o acción, si lo perjudica o no. Somos intelectuales orgánicos de la clase trabajadora”, enfatizó.

Fernández Scarano planteó: “Todo el tiempo nos quieren hacer creer que la economía es una fórmula matemática que siempre funciona igual y no es así. La economía es una ciencia social, por lo cual el análisis de cada dato debe ser más integral. La economía es administrar la escasez, por eso cada gobierno elige por qué lado hace el ajuste. Nosotros queremos marcar cuál es ese ajuste para que la gente lo entienda y lo vea”.


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(Foto: Diego Martínez)


Juan Pablo Costa, sociólogo maestrando en Sociologia económica en UNSaM, coordina el Observatorio de Vivienda y Economía Urbana. “La diversidad de procedencias y de formación hacen que tengamos una mirada de la economía  más integral. Hoy, prima la mirada ortodoxa, donde tienen hasta un lenguaje críptico, que lo entienden ellos solo y alejan a la sociedad del debate económico. En CEPA, tenemos ese plus que nos diferencia y nos permite dar los debates públicos”.

La construcción colectiva y la apertura a diversas miradas otorga espacios que son aprovechados por especialistas que no encuentran en su lugar de trabajo la posibilidad de realizar las tareas que desean. Tal es el caso de Eva Sacco, licenciada en Economía de la UBA, Econometrista, con una maestría en la universidad Torcuato Di Tella y magister de Desarrollo Económico en la UNSaM. Llegó a CEPA en 2016, desde el Indec, cuando comenzó el apagón estadístico. “Cuando se decretó la emergencia estadística, dejó de haber datos de todo lo relacionado a la gestión pública y a la coyuntura durante varios meses”, en contexto de una serie de medidas que “impactarían de manera negativa en los trabajadores”.

A partir de esa situación, “un conjunto de intelectuales, de profesionales y de ciudadanos comprometidos empezamos a relevar precios y a relacionar con CEPA. Terminamos siendo todos integrantes del Centro, en lo que es el Observatorio de Precios”, contó Eva. Hoy, ella coordina ese observatorio junto al chileno Andrés Pizarro, quien llegó a Argentina como consultor del Banco Mundial y terminó por ser otro integrante del CEPA.

Para Sacco, “CEPA nos aportó ser no solo una consultora que analiza o releva un dato, sino también analizar las estadísitcas públicas y las metodologías desde un punto de vista crítico. Los datos no son ascépticos ni objetivos; somos bastante críticos de esa lectura porque todo dato te muestra algo, pero también te esconde algo”.

CEPA creció en los últimos años y ya tiene más de 130 integrantes y cuenta con 13 observatorios (ver aparte). Uno de los últimos observatorios es el de Género, a cargo de Débora Ascencio. “Nace con la cuarta ola feminista. Había muchos movimientos feministas que planteaban el problema de la brecha salarial o trabajo reproductivo. Varios de esos datos estaban en la academia, pero necesitábamos datos más actuales, que no hay directamente” , contó Strada y agregó: “Realizamos informes desde el 8M de 2017. Con análisis de mercado o cruzando datos de estadísticas oficiales o generando las propias, nos metímos en las discusiones de género. El Observatorio tiene 6 mujeres (de las cuales 4 son sociólogas) y un varón, que completa nuestro cupo de varones”, bromeó.

Además de informes, CEPA realiza de manera interna plenarios de debate, abiertos al público, y capacitaciones a sus propios integrantes. “Si tuviésemos muchísimos más economistas heterodoxos, la cosa sería muy distinta. CEPA es un corredor de velos que intenta mostrarte lo que hay detrás. Si cumplimos con eso ante muchas personas, habremos formado una generación”, aseguró Letcher.

Para Strada, “hacer docencia no es una postura, sino creer que el otro está en condiciones de entenderte y procesar por él mismo lo que está pasando”. El gran desafío “es masificar sin perder rigurosidad; poder aprovechar el impacto de lo noticioso para dar una discusión más profunda”.

Finalmente, Letcher concluyó: “No tenemos financiamiento. Eso nos da ventajas y desventajas. No tenemos una gran estructura, pero tenemos plena independencia para trabajar. El que participa lo hace porque quiere hacer un aporte”.


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(Foto: Diego Martínez)


CLAVES

La maestría de Economía Política de Flacso, a cargo del economista e historiador Eduardo Basualdo, fue el germen que derivó en la creación del CEPA, a partir de la iniciativa de sus alumnos.

INICIOS

Si bien el germen tiene su origen en 2008, el Centro comenzó a funcionar oficialmente en 2012, con la idea de aportar argumentos económicos al debate público. Cuando arrancó, contaba con 15 integrantes.

OBSERVATORIOS

Cuenta con 13 observatorios: Conflictos laborales; Despidos; Finanzas; Industria; Género, Energía, Pobreza y Precios; Quiebras y Empresas; Regional; Fiscal; Economía Urbana y Vivienda; FMI, y Adultos Mayores.

INTEGRANTES

CEPA cuenta hoy con alrededor de 130 integrantes. Está compuesto por economistas, politólogos y sociólogos. Cuenta con especialistas como el chileno Andrés Pizarro (ex Banco Mundial) y también estudiantes.

MILITANCIA

Si bien realiza algunos trabajos rentados, el Centro no tiene una estructura de financiamiento. Se basa en la militancia y el compromiso de construcción colectiva. «Esto nos da independencia», afirman.