Los «Gordos» y los «Independientes» lograron, el jueves pasado, superar el primer escollo para el armado de una nueva conducción que reemplace al actual triunvirato. Habiendo logrado el quórum necesario para que se reúna la Comisión Directiva, dieron muestras de que, en los papeles, cuentan con una mayoría para trazar el destino de la CGT. Sin embargo, luego de cuatro horas de deliberación, no pudieron lograr el objetivo de poner fecha al Comité Confederal de la CGT que a su vez convoque al Congreso de renovación de autoridades.

Carlos Acuña, triunviro y referente del barrionuevismo, generó un desplante al negarse a presentar su renuncia, paso necesario para declarar la acefalía de la Central y viabilizar la convocatoria. Idéntica actitud tomaron los otros cuatro referentes de su sector. Su presencia en una reunión convocada a los efectos de renovar la conducción, sin embargo, es señal de que sí serán de la partida.

Es que, en el caso de que la nueva conducción sea unipersonal, la CD se reducirá de 37 a 35 miembros. A su vez, la intención del bloque encabezado por Héctor Daer es integrar a los dirigentes de los sindicatos más oficialistas enrolados en las 62 organizaciones y a los que militan en el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), que se mantuvieron al margen de la actual conducción.

Para eso, claro, necesitan ceder cargos en la Comisión Directiva, que son los que Luis Barrionuevo no está dispuesto a perder. Es esperable que ambos sectores reclamen, al menos, la presencia de dos dirigentes cada uno, empezando por el ferroviario Sergio Sasia y el ruralista Ramón Ayala.

Por otro lado, terminar de desarmar el bloque moyanista e impedir un rearmado alrededor de su figura implica contener a los dirigentes que se declararon «autónomos». Para eso es necesario preservar las secretarías que ostentan en la actualidad Abel Frutos, Jorge Sola, Julio Piumato, Omar Plaini, el propio Juan Carlos Schmid y Noe Ruiz. Los cargos que actualmente ocupan Pablo y Facundo Moyano sí podrían quedar disponibles para aceitar una negociación.

El hecho de que la conferencia posterior a la extensa reunión de Comisión Directiva haya estado a cargo del otrora moyanista Jorge Sola, tuvo un alto contenido simbólico. Es que más allá del cargo institucional que ostenta como secretario de Prensa, el dirigente del Seguro no ha sido el responsable de informar las conclusiones de las últimas reuniones que, por el contrario, estuvieron en manos del triunvirato. La excepción, por un lado, puso de manifiesto el vacío político existente y, por el otro, sirvió para exhibir, una vez más, el aislamiento al que el gobierno y los dirigentes «colaboracionistas» llevaron a Hugo Moyano.

Lo mismo ocurre con la Corriente Federal de Trabajadores, liderada por el bancario Sergio Palazzo, que se desmarcó de un nuevo agrupamiento del tipo MTA anunciando su continuidad en la Central de Azopardo en la que actualmente no ostenta cargos pero a los que podría aspirar. La Unión Obrera Metalúrgica de Antonio Caló, consciente de que por su peso como referente de los gremios industriales tiene un lugar reservado, ha optado por «balconear» el proceso de normalización y postergar una definición.

Así las cosas, y a pesar de que hay una agenda trazada con fecha tentativa de Confederal para el 17 de junio y de Congreso para el 22 de agosto, la definición deberá esperar hasta el 3 de mayo cuando se reanude la sesión que entró en un cuarto intermedio.

Para el gobierno, el impasse implica un costo toda vez que, para avanzar en la postergada reforma laboral, aspira a contar con una CGT conciliadora y normalizada que sea capaz de garantizar la paz social.  «

Cargill: aceiteros tras «un canal de diálogo»

El titular de la Federación de Trabajadores Aceiteros, Daniel Yofra, le dijo a Tiempo que ese sindicato busca abrir una mesa de negociación con la empresa Cargill por el despido de 45 trabajadores de la planta de Villa Gobernador Gálvez, en el sur de Rosario, Santa Fe, y el posterior lockout que incluye la decisión empresaria de no abonar los salarios durante los días que dure el cierre de la planta.

«Buscamos canales de diálogo para que la empresa tome conciencia de lo que está pasando», dijo Yofra, quien advirtió que Cargill incurrió en una práctica desleal y riesgosa al contratar a alrededor de diez trabajadores con los cuales intentó reemplazar a los operarios de planta en huelga por los despidos. «Cargill dice que hace el lockout en nombre de la seguridad laboral, sin embargo intentó poner a trabajar a personal sin experiencia. En el norte de Rosario hemos tenido muchos accidentes por falta de seguridad. No queremos que eso se repita».

El 30 de enero Cargill cesanteó a 45 empleados días después de abrir un proceso de retiros voluntarios. La respuesta del sindicato de aceiteros fue el paro. Tras una conciliación obligatoria extendida, dispuesta por el Ministerio de Trabajo de Santa Fe, Cargill aseguró que mantenía los despidos. El sindicato retomó, a su vez, las medidas de fuerza. La última movida correspondió a la empresa que el pasado jueves inició un lockout hasta el próximo martes, «en principio». Aceiteros ha organizado un acampe en la puerta al que se han acercado sindicatos y organizaciones sociales a expresar su solidaridad.  «