El 31 de agosto vence la prórroga dispuesta por la resolución 133/21 del DNU que suspendió toda actividad vinculada a la renovación de autoridades de los sindicatos.

La medida congeló las elecciones en decenas de sindicatos y centenares de comisiones internas pero, además, impidió la renovación de autoridades de la CGT y de otras organizaciones de segundo grado como la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte.

Se espera que, a partir de septiembre, comience un proceso de normalización de las representaciones gremiales que se sostendrá durante un período de 180 días que son los que están contemplados para mantener excepcionalmente las representaciones y los fueros gremiales para aquellos mandatos que hubieran expirado.

La Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) debió renovar su conducción en mayo de 2020 donde pondría en juego su continuidad Juan Carlos Schmid quien asumió ese cargo cuando revistaba en el bloque político sindical liderado por Hugo Moyano que también lo catapultó como parte del triunvirato que asumió la conducción de la CGT en agosto de 2016.

Las cosas cambiaron y el titular del pequeño gremio de Dragado y Balizamiento renunció como triunviro en la conducción de la CGT y se alejó del bloque liderado por el Camionero.

Según pudo confirmar Tiempo Argentino, el miércoles en una reunión virtual, los dirigentes de la veintena de sindicatos que componen la CATT acordaron el cronograma electoral que indica que el 30 de septiembre los congresales de cada uno de los sindicatos elegirán la nueva Comisión Directiva. La postulación de Juan Carlos Schmid para renovar su mandato no está confirmada pero tampoco se descarta.

La elección reviste de importancia no solo por la representación que tiene sobre sindicatos con enorme poder de fuego (UTA, Ferroviarios, pilotos, portuarios, camioneros etc.) sino porque oficiará de antesala de la renovación de la conducción de la CGT que aún no fijó la fecha para su nueva elección.

En su interior, además, revisten conducciones de sindicatos alineadas en los distintos sectores políticos que conviven en la CGT. Por ese motivo, la conformación de una lista unitaria y una conducción consensuada podría ser la antesala de una política de la misma naturaleza para la conducción. Por el contrario, la ausencia de un acuerdo de esa naturaleza podría trasladar la crisis a la propia central a contramano de la voluntad del gobierno nacional que aspira a una CGT alineada que, sin fisuras, aporte gobernabilidad.