La gente gasta menos, no importa en qué. El bajón del poder adquisitivo que planchó el consumo y las ventas minoristas especialmente desde mediados de 2018 tiene un apartado especial en el mercado de los insumos de la construcción, que se desplomó en agosto un 7,5% en relación con las ventas del mismo mes de 2018.
El bolsillo lucha contra los precios de las góndolas del supermercado pero también contra los del corralón de materiales, que mantienen congeladas las pequeñas obras familiares y los proyectos de baja escala, dos segmentos que años atrás explicaban la mayor parte de la construcción privada.
El informe de agosto del Grupo Construya, que integran los principales fabricantes de materiales del mercado local volvió a dar cuenta de las turbulencias que experimenta el sector.
El Índice Construya (IC) mide la evolución de las ventas al sector privado de ladrillos cerámicos, cemento portland, cal, aceros largos, carpintería de aluminio, pisos y revestimientos cerámicos, adhesivos y pastinas, pinturas impermeabilizantes, sanitarios, grifería y caños de conducción de agua, explicó la fuente.
La caída interanual fue del 7,5% pero en relación a julio de este año las ventas se contrajeron un 4,01 por ciento. Con el número de agosto en los primeros ocho meses del año se acumuló un descenso de 13,6% en comparación con el mismo tramo de 2018.
En el marco del retroceso de las ventas y del bajón de la actividad las empresas avanzaron también con planes de ajuste. Una de las más importantes, como la cementera Loma Negra cerró en mayo su planta de la localidad bonaerense de Barker y dejó en la calle a sus 135 empleados directos, sin mencionar el impacto social en un pueblo que perdió a su principal fuente de empleo y que movilizaba a otras empresas de la región.
La misma firma despidió el 2 de septiembre a 14 trabajadores en sus instalaciones de la provincia de San Juan.
Pese a lo palpable de la crisis el Grupo Construya expresó en su comunicado que “cabe aclarar que el ritmo de la caída se está desacelerando mes a mes”.
Sin embargo, se trata de un análisis a tomar con pinzas. En agosto tuvo lugar la fuerte devaluación posterior a las PASO, que volvió a sacudir la economía profundizando la crisis que se generó en 2018 y que tuvo un impacto altamente negativo en la construcción, especialmente en la obra pública que quedó virtualmente congelada.
Todavía no se sabe cuál será la repercusión concreta del último temblor económico. Antes de que se produjera se venía dando una lenta recuperación de los indicadores de ventas, si bien la estadística seguía siendo negativa para la mitad de los productos, datos del Indec.
Así y todo, en la encuesta cualitativa que realiza el ente estadístico oficial, el 50% de los empresarios dedicados a la obra privada anticipaban una actividad en caída para el tramo agosto octubre, un porcentaje que ascendía al 64% en el caso de los desarrolladores de obra pública.