Con los resultados de las primarias presidenciales todavía frescos, el Fondo Monetario Internacional ya otea el panorama de los posibles escenarios a partir de octubre y de cómo puede evolucionar la relación con Argentina de aquí en más. Para ello inició contactos con los precandidatos más votados en las PASO.

Desde Washington admitieron esas conversaciones. “El Fondo contacta de manera regular y rutinaria a un amplio rango de referentes políticos y económicos, que también incluyen países con programas del FMI. Estos contactos son importantes para el entendimiento de los puntos de vista y opiniones del Fondo y de sus miembros sobre los objetivos generales y las políticas clave de los programas respaldados por el FMI”, dijeron voceros del organismo. “En el caso de los candidatos presidenciales, estos contactos también permiten que el staff comprenda mejor los aspectos clave de las posibles políticas económicas futuras”, agregaron.

El propio Javier Milei, quien a la postre resultó el más votado el último domingo, confirmó que recibió un llamado. “Ya se contactaron con mi hermana, Karina. Quieren que nos reunamos. Puede que hagamos un encuentro acá y otro en Estados Unidos”, dijo el diputado libertario, quien aventuró que no tendrá dificultades en su relación con el organismo si es que logra acceder al gobierno. “Nosotros no seríamos un problema para ellos. El programa que tenemos en la parte fiscal es más duro que el que ellos proponen. Siempre el ajuste cayó sobre el sector privado y nosotros planteamos que caiga sobre la política”, sostuvo.

El interlocutor en Juntos por el Cambio es Luciano Laspina, economista de cabecera de Patricia Bullrich. En plena campaña, el diputado santafesino fue acusado por el ministro de Economía, Sergio Massa, de proponer al FMI que no colaborara con el gobierno para que un eventual estallido tuviera que ser absorbido por esta administración y no por la que asuma en diciembre.

“Lo único que hemos recibido son acusaciones falsas. Pero el Fondo está siendo más responsable con la Argentina de lo que nosotros como oposición le decimos”, se defendió Laspina ante esos dichos. “El FMI ha hecho un esfuerzo con dos objetivos: que este gobierno no entre en default con el Fondo y tenerlo cerca a Massa, porque si le suelta la mano vamos a una hiperinflación”, agregó. El otro referente económico de JxC es Carlos Melconian, expresidente del Banco Nación durante el macrismo, quien desde la Fundación Mediterránea bosquejó un conjunto de iniciativas “llave en mano” para aplicar.

La particular situación del oficialismo hace que Sergio Massa sea el contacto del Fondo en su doble carácter de actual ministro de Economía, que lo lleva a gestionar el día a día con el organismo, y candidato a presidente. En el primero de esos roles, el titular del Palacio de Hacienda planea viajar a Washington la semana que viene para asegurarse que el directorio apruebe el giro de unos U$S 7.500 millones que el gobierno necesita como el agua para recomponer reservas, reordenar el frente cambiario y destrabar importaciones frenadas. En campaña, Massa es contundente: “Hay que pagarle al Fondo para que no vuelva nunca más”.

Lo que está en juego es la reformulación del actual programa de facilidades extendidas, cuyas principales metas, de tantos parches aplicados, están totalmente desvirtuadas. El déficit fiscal no se redujo en la medida en que lo exigía el FMI y tampoco crecieron las reservas en divisas, afectadas por una sequía que los técnicos de la entidad, con una miopía inexplicable, siempre se negaron a dimensionar en su verdadero alcance. Por de pronto, la totalidad de la deuda contraída por Mauricio Macri (U$S 44.000 millones) sigue impaga y eso obliga a continuar una relación que ninguna de las dos partes quiere mantener.