Los limones argentinos seguirán sin ingresar al mercado de los Estados Unidos. A los productores argentinos les pareció que la apertura del mercado del norte era cuestión de tiempo con Mauricio Macri en la Casa Rosada. En parte tuvieron razón porque Barack Obama, en las últimas horas de su gestión, aprobó el intercambio. Sin embargo, la asunción de Donald Trump envió la cuestión a fojas cero.

Hace unas horas, Estados Unidos extendió la suspensión y el gobierno argentino se debatió entre la furia y la preocupación. Fuentes del Ministerio de Agroindustria explicaron que «el fundamento sería que aún no han sido confirmadas las autoridades del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y por lo tanto no han podido revisar esta medida».

La fuente apuntó que la autorización de las importaciones de limones del NOA fue publicada por el USDA/APHIS el 23 de diciembre de 2016 y entraba en vigencia el 23 de enero de 2017. Pero Trump postergó por 60 días todas las decisiones de Obama que todavía no estaban vigentes.

«El Gobierno argentino está realizando un seguimiento de la situación a través del Ministerio de Agroindustria y la Embajada argentina en Washington», indicaron a la agencia Telam desde la cartera a cargo del ministro Ricardo Buryaile. La versión recuerda que la decisión de autorización de las importaciones fue realizada luego de muchos años de negociaciones técnicas, un exhaustivo análisis de riesgo que incluyó numerosas visitas a las zonas de producción y los empaques de nuestro país, y su conclusión fue que los limones producidos en el noroeste argentino son seguros desde un punto de vista fitosanitario para ingresar a los Estados Unidos.

También indica que las exportaciones de limones de Argentina se realizarán durante el verano del hemisferio norte (abril-agosto), cuando la producción estadounidense es muy reducida. De esta manera, las exportaciones del NOA complementarán la oferta de los Estados Unidos, que está incrementando sus importaciones para abastecer el consumo interno. Otra gran incógnita tiene que ver con el efecto que puede producir la exportación masiva del cítrico en los precios del mercado interno.