El acto por el vigésimo aniversario de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) generó expectativas esta semana porque coincidía con un momento de turbulencias en el gabinete nacional, tras la salida de Matías Kulfas del Ministerio de Desarrollo Productivo.

El ahora ex funcionario dejó oficialmente su cargo ayer después de que trascendió un off en el que advirtió por el rol de la empresa Techint en el proceso licitatorio de obras y provisión de insumos para el yacimiento de Vaca Muerta, en Neuquén.

El dueño de la empresa, Paolo Rocca, es una de las autoridades de AEA, y estaba confirmado para el segundo panel del evento antes de que se desatara la crisis que terminó con la salida de Kulfas.

El empresario defendió la actuación de su compañía, y argumentó que los hechos se desenvolvieron en orden con los tiempos necesarios para llegar al invierno de 2023 con el gasoducto activo.

“Son tiempos muy cortos”, dijo, y agregó: “Ni los chinos ni nadie pudo hacer una oferta consistente y en tiempo. Nosotros, Tenaris, llegamos forzando toda nuestra cadena en Brasil y Argentina, anticipando decisiones y tomando personal clave para hacer una oferta”.

En ese contexto, Rocca planteó que la alternativa era “suspender la licitación y olvidarse del gasoducto para 2023 o asignarnos a nosotros” por lo que consideró que “primó el sentido común” y concluyó con que “no hubo corrupción ni redireccionamento del pliego”.

El empresario aprovechó para reclamar “una Ley de Hidrocarburos para grandes proyectos, con condiciones mínimas de seguridad, con estabilidad que pueda traer inmensa inversión privada para llevar adelante Vaca Muerta.  La diferencia de no tener el gasoducto en 2023 es de US$ 2.500 millones y US$ 3.000 millones”, advirtió.

Reformas

En la apertura del acto denominado “El sector privado es el factor clave para el desarrollo”, el titular de AEA, Jaime Campos, reclamó contar con una moneda “respetada”, cuentas públicas equilibras y sustentabilidad fiscal. Además, cargó contra las políticas de control de precios y acusó una “muy elevada presión impositiva”. Finalmente habló del contexto internacional y planteó que a la Argentina se le presentan oportunidades históricas que demandan de consensos básicos.

La declaración de Campos dejó abierto un sendero que después abonó el resto de los oradores con matices según la actividad económica de cada uno.

En el primer panel, Héctor Magnetto, titular del Grupo Clarín, declaró que “necesitamos producir y para eso se requiere ante todo inversión privada y rentable, estabilidad macroeconómica y jurídica, respeto de la propiedad y una decisión política clara y tenaz para llevar adelante los acuerdos necesarios”.

Magnetto señaló que existen “distorsiones impositivas, de infraestructura y regulatorias que dificultan la inversión, retrasan la innovación y afectan la productividad y competitividad” del mercado. Además, señaló que el nuevo escenario mundial “muestra hendijas y demandas energéticas y alimentarias” por lo que llamó a “demostrarnos primero a nosotros mismos y después al mundo que podemos construir una democracia capitalista confiable”.

En esa línea aconsejó aprovechar las ventajas comparativas de Argentina en agro, agroindustria, energía, minería, industria y economía del conocimiento, telecomunicaciones y conectividad.

El dueño de Arcor, Luis Pagani apuntó que la participación argentina en el comercio mundial cayó del 2,64% en 1948 al 0,27% en 2020 y llamó a revertir el cuadro con políticas que sirvan para dinamizar las exportaciones.

Pagani hizo hincapié en un plan estratégico que tenga como puntal la formación de personal especialmente en el ciclo secundario del sistema educativo.

Alberto Hojman, de BGH consideró que el desarrollo de la Argentina demanda “un esquema que permita oportunidades de crecimiento.

Este empresario remarcó que “falta confianza” en la economía local y que la posibilidad de cambiar la tendencia en términos del equilibrio fiscal, las exportaciones y las inversiones “sólo será posible si se restituye la confianza”. Pero consideró que “falta una estrategia de país, con un acuerdo político mayoritario, con reformas impositivas, laborales y previsionales, así como también sostener un sistema judicial sólido, y un sistema educativo y sanitario eficiente”.

Uno de los caminos, agregó, será el de la eficiencia energética, bajando los subsidios y la importación de hidrocarburos.

Más reformas

En el segundo panel de la mañana cambiaron los rostros pero la agenda.  Rocca expresó que Argentina tiene que repensar su inserción internacional y que tiene la responsabilidad de desarrollar los recursos estratégicos necesarios para hacerlo. Esos serán posibles, argumentó, “si los países crean las condiciones para que las inversiones en capital, las financiaciones y la confianza se mantengan con el tiempo”.

Martín Migoya, de Globant, llamó a “entender la magnitud del cambio tecnológico” y enumeró una serie de recomendaciones para aprovechar la oportunidad que presenta el marco internacional. Destacó en esa línea la necesidad de formar a los jóvenes, de generar condiciones para frenar la fuga de profesionales, de propiciar un acuerdo político de 10 años, entre otras.

Entre risas e ironías, Federico Braun, dueño de La Anónima, reconoció que sus comercios “remarcan precios todos los días” y que es una “pequeña mentira” que los supermercados no son formadores de precios: “de una parte de los precios sí, trasladamos cuando podemos trasladar”.

Sin embargo, consideró “ridículo que existan controles de precios” y cargó contra los impuestos como principal explicación de la inflación: “el problema es la ineficiencia que se genera por la evasión de los impuestos. El supermercadismo cayó en la torta del consumo, del 50% en los años 90 al 30% en la actualidad. No podemos competir en precios”, se lamentó el empresario, que sumó a su lista de quejas la Ley de Góndolas.