Durante 2020, los precios de los cortes de carne vacuna de consumo masivo aumentaron en torno al 75 por ciento, según datos del Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). El porcentaje está muy por encima de la inflación general del período. En el primer semestre de este año, subió otro 35%, también por encima del IPC que mide el Indec. Sin embargo, desde el sector reclaman que la rentabilidad es muy baja.

Ante la escalada de aumentos, el gobierno nacional optó por poner límites a la exportación de carnes durante un mes, ya que consideró que las subas en el mercado doméstico estaban directamente ligadas al alza de los precios internacionales que los exportadores utilizan como referencia para fijar los precios hacia el interior del país.

La decisión provocó la ira de los grandes jugadores del sector, que incluso tuvieron un intento (fallido) de lock out.

Finalizado ese período, el gobierno publicó un decreto que extendió una serie de restricciones por dos meses más. El martes último, en tanto, extendió por otros dos meses estas medidas, hasta el 31 de octubre.

En los considerando de la Resolución Conjunta 7/2021, el gobierno explicó: “En materia de precios, el impacto de las medidas que limitaron la venta al exterior de manera temporal ha comenzado a mostrar resultados positivos. Tras dos meses de vigencia, los precios se estabilizaron e incluso mostraron cierta retracción en distintos eslabones de la cadena”.

En este marco y con las citadas limitaciones a la exportación, los precios bajaron un 1% en julio y subieron entre 1 y 2% en agosto. Es decir, se estabilizaron. Al menos, en el mostrador, ya que en hacienda (donde se compran y venden los animales) bajaron.

Según un informe publicado por el economista y titular del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), Hernán Letcher, con la aplicación inicial de la medida (del 20 de mayo al 20 de junio) los precios en hacienda bajaron un 6%. Además, el precio del maíz (importante en la ecuación de la composición del precio de la carne) bajó también un 7%. Sin embargo, en el mostrador, el precio se mantuvo.

En diálogo con Tiempo, Letcher amplió: “La primera cuestión es que no se puede discutir el tema de la rentabilidad del sector. El problema no es la inflación porque los aumentos de la carne están muy por encima del resto de los aumentos. Hay que descartar de cuajo el debate de la rentabilidad del sector”.

Para el economista, “la segunda cuestión es que la medida funcionó porque los precios se estabilizaron”. Sin embargo, “no logró retraer el aumento en mostrador”. “Alguien se quedó con la diferencia y no es el carnicero”, apuntó Letcher, en referencia con los intermediarios.

Las quejas del sector

Desde el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), que nuclea a 64 agrupaciones, enviaron una carta al presidente Alberto Fernández con el fin de expresar “preocupación y rechazo” a la extensión de las medidas.

En la misiva, afirmaron que la medida “prolonga el impacto negativo en la cadena poniendo en riesgo el sostenimiento del empleo, el futuro desarrollo productivo, y la credibilidad con nuestros clientes del exterior”.

En el mismo sentido, desde la Asociación Cristian de Dirigentes de Empresa (ACDE) afirmaron que “las restricciones no estimularon una mayor producción de carne volcada al mercado interno, sino que, por el contrario, la faena se redujo más de un 10% comparada con igual período del año 2020”.

“Ello se reflejó no sólo en el cierre temporario de varios frigoríficos con las consiguientes suspensiones de trabajadores y reducciones de ingresos personales, sino también en el impacto negativo sobre actividades relacionadas con toda la cadena productiva asociada”, apuntaron.