En una ronda de prensa con agencias internacionales de noticias, el Ministro de Hacienda Nicolás Dujovne reconoció que, finalmente, la economía de este año en la Argentina sufrirá un retroceso equivalente al 1% del PBI.

De este modo quedó muy lejos el pronóstico de un crecimiento del 3,5% tal como está pautado en el presupuesto de 2018 e incluso la actualización de un crecimiento del 2% del PBI que todavía sostenían a fines de mayo en momentos de elaborar la carta de intención para obtener el rescate del Fondo Monetario Internacional.

Así las cosas, el gobierno terminó reconociendo, y en alguna medida oficializando, lo que ya habían manifestado las consultoras privadas: la Argentina culminará 2018 en un cuadro de recesión. De hecho, el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que difunde el BCRA, arrojó, como media de las 50 consultoras que participan, un pronóstico de crecimiento del -0,7% del PBI cuando, en enero de este año las mismas preveían un salto del 3% en la actividad.

El último dato oficial publicado por el INDEC, de hecho, da cuenta de un derrumbe de la actividad en el mes de junio con un retroceso del 6,7% con relación al mismo período del año anterior. Para encontrar un desplome similar hay que recalar a julio de 2009 en momentos en que comenzaba la peor crisis financiera internacional de la historia del capitalismo. Semejante retroceso redundó en una caída del 0,6% de la actividad durante el primer semestre de este año.

Con todo, a la hora de identificar los fundamentos del cambio brusco de pronósticos, Dujovne decidió acotarlo a la imponderable sequía en el sector agrícola. Según estimó, el infortunio climático recortó de manera directa 1,3 puntos del PIB que escalan hasta 2 puntos al considerar el eslabonamiento sobre maquinaria agrícola, transporte y comercio. Por otro lado, el ministro destacó como agravante para el cuadro recesivo, el impacto sobre la obra pública que podría producirse como resultado de la causa por el escándalo de casos de corrupción que involucran a funcionarios del gobierno anterior incluyendo a la ex presidenta y actual senadora Cristina Fernández de Kirchner y un abanico amplio de empresarios del sector que abarcan a familiares del actual presidente, son también los beneficiarios de los actuales proyectos de obra pública.

Lo distintivo es que, a contramano de la mayoría de los analistas económicos, el titular del Palacio de Hacienda omitió referirse al impacto de la devaluación del peso de más de un 50%, la drástica suba de las tasas de interés de referencia del BCRA y su impacto sobre la actividad así como la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores como elementos cruciales para los pronósticos recesivos.

Por último, Dujovne informó acerca del pedido que se realizó para el desembolso de 3 mil millones de dólares ya pautado con el FMI así como las gestiones que están desarrollando para que el organismo pase por alto su exigencia de cancelación de la deuda en bonos intransferibles que el Tesoro Nacional arrastra con el BCRA por un monto estimado entre los 15 y 20 mil millones de dólares y que afectan, en los hechos, las reservas netas de la entidad monetaria.