La pobreza rompió el techo del 40 por ciento, mientras que el desempleo superó el 13%. Según los últimos informes del Indec, hay 18,4 millones de argentinos que viven por debajo de la línea de la pobreza, en poco más del 30% de los hogares. Dicho de otro modo, uno de cada tres hogares argentinos son pobres.

En este contexto extrema emergencia provocado por la pandemia del coronavirus, el gobierno no confirmó el cuarto pago del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). El primer manto de dudas lo había puesto la titular de Anses, Fernanda Raverta, al decir hace dos semanas que aún no estaba confirmado el pago.

Ahora, fue el turno del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, quien planteó: “Lo que va a haber es una herramienta para seguir asistiendo. Mientras haya poblaciones que requieren asistencia, mientras la población siga afectada por un fenómeno del Medioevo en el siglo XXI. Es un tema que está en discusión y vamos a determinar cuál es la herramienta más idónea”.

El IFE le cuesta al Estado $ 90.000 millones por cada tanda, con los cuales se evitó –en palabras del propio gobierno- que “entre 2,2 y 2,8 millones de personas cayeran en la pobreza e indigencia, así como también contribuyó a evitar que se amplíen las brechas de desigualdad”.

El IFE alcanza a unas 9 millones de personas, de las cuales el 60% (más de 5 millones) son desocupados o tienen trabajos informales. Además, unos 2,3 millones son beneficiarias de AUH. En tanto, hay 2,5 millones de personas con edades entre 18 y 24 años que cobran este beneficio.