Desde la asunción del gobierno de Cambiemos, hace tres años y ocho meses, la economía sufrió un grave deterioro que se verifica en todos los frentes. Desde las condiciones de la producción hasta el empleo y las condiciones de vida de la población.

Según un estudio realizado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda a cargo del economista Santiago Fraschina, más de 50 variables económicas y sociales sufrieron un marcado deterioro. Según el análisis del Observatorio “con el cambio de gestión de gobierno, se modificaron los objetivos y las herramientas de política económica. De un modelo mercado-internista, basado en el consumo y la producción local, con fuerte regulación a los movimientos de capital y del comercio exterior se pasó a otro modelo económico cuyas principales medidas tendieron a desregular los mercados, reducir impuestos sectores de ingresos elevados, aminorar la inversión estatal y a favorecer las salidas de capital y el endeudamiento externo”. 

Los resultados no fueron los mejores toda vez que, por ejemplo, “pasados 42 meses de la actual gestión de gobierno, la inflación interanual aumentó significativamente, más que duplicando la tasa heredada en 2015. Las estadísticas oficiales del instituto de estadísticas porteño denotaban una inflación interanual del 26,9% para diciembre de 2015. La última medición del Indec, muestra que la inflación llegó a 55,8%”, a pesar, destacan de “las proclamaciones del período pre electoral del ahora oficialismo (que) hacían referencia a la inflación como un fenómeno de simple resolución”.

Al continuar en lo que hace a las variables macro económicas, el informe destaca que “el consumo privado en términos reales en el primer trimestre de 2019 disminuyó 1,28% en relación al primer trimestre de 2015”. Además “la inversión cayó fuertemente (12,37%) en el mismo lapso”.

Por el lado del comercio exterior “el saldo comercial promedio mensual pasó de ser positivo en 199 millones de dólares en los 42 meses previos al diciembre de 2015 a ser negativo en 155 millones”. Además, “el PBI, se ubica en niveles levemente inferiores (- 0,89%)”.

Desde el punto de las condiciones de vida de la población “se produjo una pérdida del empleo privado agregado del 1,42% desde diciembre de 2015 a abril de 2019” y “el desempleo aumentó 3 puntos porcentuales (desde el 7,1 al 10,1)”. Esta realidad impactó en “fuertes cambios redistributivos” que se verifican en variables como la pobreza y la indigencia. El informe destaca que “según estimaciones de la UCA, la pobreza pasó desde el 30% en 2015 al 33,6% en 2018. El porcentaje de personas no pueden costear la canasta alimentaria (indigencia) también aumentó pasando del 4,5% en 2015 al 6,1% en 2018 (según la UCA)”. Los trabajadores que pagan impuesto a las ganancias sobre los salarios escalaron en casi un millón de personas creciendo un 84,6%.

A nivel del consumo se destaca una caída de la cantidad de litros de leche per cápita anual desde los 217 litros hasta 183 litros equivalentes a un retroceso del 15,7%. La carne cayó un 14,7% y las ventas de Pymes se derrumbaron un 22,6%. Las empresas existentes se redujeron un 4,1% y la demanda de energía eléctrica cayó un 3,5% así como el cemento que retrocedió un 5%.

Los ingresos salariales se deterioraron sensiblemente. El salario mínimo cayó un 29,5% en términos reales, la jubilación mínima un 15% y la capacidad de compra de medicamentos retrocedió un 34,5%. De hecho, la participación de los trabajadores en el PBI pasó de un 54,2% a un 48,3%.  

Pero la crisis no afectó solamente a la clase trabajadora, es que “la tasa de política monetaria pasó desde el 38% al 58,91%” y, sin embargo, “la cotización de la divisa estadounidense se disparó (un 350% de suba acumulada)”.

El correlato en la producción indica un derrumbe del 11,4% en la producción automotriz y del 30,5% en la industria textil. La Construcción, a su vez, cayó un 14,4% y hasta las liquidaciones agrícolas cayeron un 2%. El empleo industrial retrocedió un 11% en el marco de una caída en la producción acumulada en el período de un 8,1% y un retrocesos de las exportaciones de manufacturas de origen Industrial de un 5,8%.

Por último, a nivel del sector financiero el informe destaca un incremento del 35,9% de la deuda pública bruta y de un 64,8% en la deuda externa. El riesgo país, a su turno, se incrementó un 60,8% y las irregularidades en el crédito subieron un 2,8 puntos. Además,  la fuga de capitales promedio anual se aceleró un 184,7%