Tras dirigir la Cámara de la Construcción entre 2013 y 2016, el empresario Gustavo Weiss, dueño de Elprint, arranca su tercer mandato.

–Es su tercer mandato en la Cámara de la Construcción. ¿Cuál es su objetivo?

–El objetivo es analizar la problemática de las empresas, recabar lo que dicen los socios de la cámara y hablar con los estamentos para plantear las necesidades que hay, lo que nosotros pensamos que es mejor para la obra pública y privada. También es un objetivo negociar con la Uocra, que es nuestro aliado estratégico para tener una industria de la construcción más fuerte.

–¿Qué desafíos supone el nuevo escenario?

–En general, los gobiernos de cualquier signo quieren hacer obra pública, algunos con una impronta más fuerte y otros menos. El país tiene un atraso de infraestructura social muy fuerte y también hay que dinamizar la obra privada. Después, depende de otras condiciones, como lo macro, que permite que haya más o menos presupuesto. Nuestra relación con las autoridades siempre es buena aunque a veces las respuestas no estén.

–¿Cuál es la agenda prioritaria? 

–El gobierno sacó una ley de blanqueo de capitales para obras en construcción, eso duró un tiempo muy limitado y pedimos que se prorrogue. Estaba en el proyecto de ley de Presupuesto, pero no prosperó. También estaba allí la nueva ley hipotecaria con créditos ajustados por CVS (coeficiente de variación salarial). Otro tema es la inversión en obra pública y también hay cosas más puntuales: los precios, los pagos, planes de obra.

–¿Cómo analiza el sector el rechazo de la oposición al proyecto presupuestario?

–Es una preocupación, pero el gobierno nos asegura que no habrá problemas. Claro que no es lo mismo tener proyectos que esperar reasignaciones del jefe de Gabinete.

–¿El sector privado podría traccionar la actividad en caso de que la inversión pública no fuera la esperada?

–La privada es una parte muy importante de la actividad pero hoy está dividida, lo que en parte explica los aumentos de precios. Por un lado, está la construcción y refacción de viviendas unifamiliares, que atraviesa los barrios importantes y los humildes. Eso está muy demandado y empuja, pero es muy individual. Después tenés la obra privada grande y la inversión de telefónicas y eléctricas que, a diferencia de lo primero, depende mucho de cómo esté la economía. Primero hay que resolver el acuerdo con el FMI, pero después no sé qué va a pasar con las variables.

–¿Qué proyectos públicos son centrales en el interés de la cámara?

–No hay proyectos públicos centrales. Hay inversiones importantes, hay varias represas y Vialidad Nacional está invirtiendo bastante. El gobierno promete el gasoducto Loma de la Lata-Saliqueló por U$S 1500 millones. Otro es la represa Chihuido.

En ese proyecto es adjudicataria Eleprint, su empresa.

–Sí. Chihuido tiene financiamiento prometido de Alemania. Ese financiamiento ya está, pero si no hay acuerdo con el FMI no habrá obras.

–Podría complicarse el rebrote de Covid-19, ¿consideran la vuelta del confinamiento?

–Todo el mundo cree que habrá un rebrote, pero nadie piensa en un cierre como el que tuvimos en 2020. Aunque venga un rebrote no debería ser de la magnitud económica que aquel.

–La construcción tiene buenas perspectivas pero se necesitan tres salarios mínimos para comprar un metro cuadrado en el barrio más barato de la Ciudad. ¿La industria se puede considerar próspera si el trabajador y la clase media no pueden ni soñar con el techo propio?

–Por eso trabajamos. Hay un déficit de 3,5 millones de viviendas, parte tienen que ser sociales porque una fracción de la población no puede pagar. Después, hay un vasto sector que alquila. A ese sector, si le das plazo a 30 años por el valor de una cuota equivalente a lo que paga de alquiler, podría comprar una vivienda propia. Después de 70 años de altas inflaciones, no hay un mercado de capitales de largo plazo que permita que esto se pueda cristalizar. Si bajamos la inflación y conseguimos un mercado de capitales, podemos tener créditos mucho más baratos, como en Uruguay y Chile. La ley que estamos presentando va a permitir acceder a esto. No será lo ideal probablemente porque los bancos prestan a muy corto plazo. El promedio de colocaciones es 40 días y estos préstamos tendrían que ser a 30 años.

Una de las demandas es por el tipo de cambio. ¿En qué incide concretamente?

–En la valuación de los materiales de la construcción. Actualmente son muy demandados, por la refacción y por la construcción pequeña. La suba de los costos es motivo de preocupación para todo el sector.

¿Qué evaluación hacen de la versión de Precios Cuidados de materiales que lanzó el gobierno?

–Que no funcionó para nada porque no se aplicó. Está en algunos corralones, pero no se puede mensurar, es muy difícil para el gobierno controlar a los corralones.

–Hablemos del gobierno, ¿cómo lo ven después de las legislativas?

–El gobierno perdió las legislativas. Este cambio es un dato de la realidad. Eso lo obliga a negociar desde otro lugar. El ejemplo del Presupuesto lo obliga a negociar cosas con la oposición. Los dos años que vienen serán de más negociación con la oposición.

–¿Y cuál es la percepción del nuevo parlamento?

–Hay figuras nuevas con posiciones firmes en muchos casos, como (José Luis) Espert, (Javier) Milei y la izquierda, que metió varios diputados. Es un proceso donde no solo está Juntos por el Cambio. Hay que acostumbrarse a negociar.

–¿Qué representa hoy para la Cámara de la Construcción la causa Cuadernos y cuál es su evaluación personal?

–Lo primero que hay que decir es que, como institución, la Cámara no tiene nada que ver en ese proceso. En los hechos que se investigan participaron algunas empresas constructoras. Y, por otro lado, yendo al fondo de la cuestión, se escribió tanto, se difundieron tantas informaciones, en los medios y en las redes sociales y demás, que pensamos que es el momento de dejar que la Justicia actúe. Está todo en la Justicia Federal y habrá que respetar el fallo de culpabilidad o inocencia, pero no tenemos otra cosa para decir sobre ese tema. «