El gobierno resolvió postergar hasta fin de mes los pagos que debía realizar en los próximos días al Fondo Monetario Internacional, en concepto de devolución del stand by otorgado en 2018 al gobierno de Mauricio Macri.

La decisión, amparada en una opción administrativa que puede ejercer el acreedor y que está contemplada en los reglamentos del organismo, resultará en la realización de un único pago mensual que consolidará los vencimientos previstos para este viernes, por un monto cercano a los U$S 1.277 millones; el viernes 13, por U$S 638 millones; y el viernes 27, por U$S 671 millones.

Los tres se unificarán en una cuota de U$S 2.586 millones que se abonará el último día de octubre. Casi sin descanso, el 1 de noviembre se deberán abonar intereses trimestrales por alrededor de U$S 800 millones.

El recurso ya fue utilizado en ocasiones anteriores en que había un descalce entre los desembolsos del FMI (que gira dinero para repagar ese préstamo, tal como se convino el año pasado) y los vencimientos ya pactados. Esta vez, sin embargo, la decisión se vincula a la precaria situación de las reservas del Banco Central, ligada a la incertidumbre del proceso electoral.

En el Palacio de Hacienda quieren dejar de lado toda incursión del FMI en la agenda económica al menos hasta que se realice la primera vuelta para la elección de presidente, el domingo 22 de este mes. De hecho, cuando el directorio del organismo aprobó el último desembolso, en agosto, se convino en retrasar hasta noviembre la auditoría correspondiente a las cuentas fiscales del tercer trimestre.

Esa postergación, pedida por el gobierno argentino, evitará nuevas especulaciones sobre las metas previstas en el acuerdo, cuyas posibilidades de cumplimiento a esta altura del año son desafiantes. Hasta agosto, el gobierno ya había consumido el 70% de los $ 3,3 billones de déficit primario pactado en el programa, justo cuando se acercan los tiempos en que por cuestiones estacionales los gastos tienden a dispararse.

Además, los números incluidos la renegociación de las pautas implicaban que para cumplir esas metas, el Banco Central debería acumular entre agosto y diciembre un total de U$S 7.600 millones en divisas. Lejos de eso, en septiembre las reservas de la entidad cayeron en 897 millones de dólares, según la información oficial. Lo paradójico es que durante ese período el BCRA adquirió unos U$S 520 millones en el mercado oficial. En el mercado predomina la opinión de que la intervención en la operatoria de bonos para evitar la disparada de los dólares financieros, sumado a la cancelación de préstamos de organismos internacionales, fueron los factores que volvieron a complicar las cuentas del Central.