La buena noticia para las autoridades económicas es que la inflación núcleo cedió: en enero fue del 1,3%, igual que el nivel general de precios al consumidor, según calculó el Indec. La mala es que podría volver a acelerarse en los próximos meses, como arrastre de los tarifazos en energía eléctrica, vigente desde este mes, y de gas, previsto para abril.

¿De qué se trata la “inflación núcleo”? Es el conjunto de precios no afectados por regulaciones ni por las épocas del año. El Indec clasifica los bienes y servicios en tres tipos. Unos son los de comportamiento estacional (frutas, verduras, ropa, los vinculados al turismo). Otros, los sujetos a regulación o con alto componente impositivo (combustibles, servicios públicos, cuotas de colegios, sistemas de salud). Por descarte, el resto integra el llamado IPC núcleo y representa el 69,9% de la canasta total de consumo. En algunos países se la llama inflación básica o subyacente, o bien se le añade el vocablo inglés “core”. En los últimos seis meses, el acumulado de la inflación núcleo (10,1%) fue bastante superior al del nivel general (8%). Eso preocupa al gobierno. «La inflación núcleo tiene que bajar para cumplir nuestras metas», dijo Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central, empeñado en cumplir la pauta del 17% en 2017.

Sin embargo, un estudio del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (ITEGA) explica que la inflación núcleo no es autónoma, sino que se alimenta de los aumentos en los bienes regulados y pone como ejemplo las consecuencias que la devaluación y el alza en los servicios públicos que aplicó el macrismo al asumir provocaron en los demás bienes y servicios. “Se observó un efecto de segunda vuelta, en tanto los combustibles y las tarifas de servicios públicos y transporte afectaron la ecuación de costos del aparato productivo nacional. Esto se manifestó en una aceleración de la inflación núcleo”, dice el informe. De ser así, los aumentos ya concretados en los precios regulados (combustibles, electricidad, prepagas) y los que se esperan para las próximas semanas (peajes, gas) podrían exacerbar al resto, al igual que el año pasado. Después de todo, como dice el informe del ITEGA, “para medir el efecto en los salarios de los trabajadores se debe considerar el nivel general, y no las mediciones núcleo”.«