Para la Argentina, la manera más rápida y efectiva de hacerse de dólares es conseguir yuanes. Esa paradoja parece haber guiado los pasos de Sergio Massa por China, en donde consiguió herramientas para paliar, sólo en parte, la fuerte escasez de dólares que aqueja a la economía doméstica y arroja incertidumbre al de por sí sensible mercado cambiario preelectoral.

El principal saldo de la excursión por el país asiático, al que llevó consigo a buena parte del gabinete económico y también a varios diputados, encabezados por Máximo Kirchner, fue la prórroga por tres años del swap con el Banco Popular de China. Esto permitirá mantener en las reservas del Banco Central un stock de 130 mil millones de yuanes, equivalentes a casi U$S 19.000 millones. De ese total, además, se convino habilitar un segundo tramo de 35 mil millones de yuanes, equivalentes a U$S 5000 millones, que pasará a ser de libre disponibilidad y al que el BCRA le podrá dar el uso que considere necesario.

La activación de ese segundo tramo, que sólo podrá realizarse cuando se agote el primero ya habilitado por un monto similar, tendrá costos para la Argentina. La cifra no fue divulgada oficialmente por Economía, alegando razones de “confidencialidad». Sin embargo, se sabe que a partir de que comience su uso generará un interés equivalente a la tasa Shibor (la que surge de las operaciones de los principales bancos en la plaza financiera de Shanghai) más 300 puntos básicos. El total rondará el 7% anual, una suma que hasta hace poco parecía una exageración, pero que ahora se volvió accesible a partir de la suba global de los tipos de interés luego de la pandemia.

«La tasa es más baja que la del FMI, la CAF (por la corporación Andina de Fomento), el BID y el Banco Mundial. Es una tasa sensiblemente menor», dijeron fuentes de la delegación argentina. Por ejemplo, por el préstamo del Fondo Monetario Internacional, entre el interés que cobra el organismo en todas sus operaciones, más los sobrecargos por la alta exposición y por el tiempo desde que se otorgó el crédito, el país debe abonar casi 6,5% anual.

¿Qué se hace con un yuan?

La conversión de esos fondos a dólares será indirecta. El propósito del BCRA es aplicar esos yuanes en las operaciones comerciales que el sector privado realice con China, de manera que los compradores locales no demanden dólares para ese fin. En 2022 el déficit comercial con el gigante asiático, principal fuente de las importaciones argentinas, superó los U$S 9500 millones, según el Indec. Pasado en limpio, con la activación del swap, China financiará el saldo negativo del comercio bilateral por un año.

Esa sustitución de divisas le permitirá al Central liberar dólares para la importación de insumos productivos de otros países. Y también, por qué no, para intervenir en el mercado cambiario, si fuera necesario.

La prórroga del swap y la conversión de una parte a libre disponibilidad no es el único resultado que trae Massa en su maletín. Su hiperactiva agenda, en la que repartió camisetas de la Selección campeona del mundo a cuanto funcionario y empresario se le cruzó (la siempre efectiva diplomacia del fútbol), se nutrió también de reuniones con empresas privadas que mostraron su interés en emprendimientos mineros, en especial vinculados a la explotación de litio en las provincias de Salta y Jujuy, y en participar en la construcción de la segunda etapa del gasoducto Néstor Kirchner, cuya licitación se realizará en agosto. “Será a partir de un crédito preacordado con la empresa Power China”, confirmó la secretaria de Energía, Flavia Royon. El aporte, en ese caso, sería de U$S 1900 millones.

Otro hecho relevante del viaje fue la ratificación del tratado por el que Argentina pasará a ser parte del Plan de Cooperación de la Franja y la Ruta de la Seda. Ese mecanismo habilitará que bancos oficiales chinos participen en la financiación de proyectos de infraestructura por unos U$S 3000 millones. Allí se contempla la continuación de obras ya iniciadas, como las represas sobre el río Santa Cruz, la puesta en valor del Ferrocarril Belgrano Cargas y la compra de material rodante para la línea Roca, con otros nuevos como la construcción de dos plantas cloacales de Aysa en el conurbano (Laferrere y El Jagüel) y un nuevo tendido eléctrico que asegure el suministro en el AMBA.

“Estos acuerdos no solo refuerzan nuestras relaciones comerciales con China, sino también nos permiten seguir cuidando las reservas de divisas”, posteó Massa en Twitter, en una suerte de balance de su gira.

Foto: Télam

La geopolítica mete la cola

En realidad, la Ruta de la Seda es una maniobra con más ribetes geopolíticos que comerciales. A través de instancias de cooperación económica, contribuye a que China vaya expandiendo su influencia por todo el mundo para desbancar a Estados Unidos.

Un trabajo publicado hace dos años por los economistas Sebastian Horn (Universidad de Munich), Carmen Reinhart (Harvard) y Christoph Trebesch (Kiel) en el Journal of International Economics alerta sobre la “evidencia de que el panorama financiero mundial ha cambiado notablemente en las últimas dos décadas, ya que China se ha convertido en una potencia económica mundial”. Además los autores concluyen que “China es el mayor acreedor oficial del mundo en desarrollo” ya que su cartera de préstamos a otros países suma unos U$S 350.000 millones, muy por encima del Banco Mundial, el Club de París y el FMI.

Argentina es una de las principales beneficiadas por esa estrategia de seducción a fuerza de yuanes. De acuerdo a Diálogo Interamericano, un think tank estadounidense dedicado a analizar las relaciones internacionales económicas, el país recibió U$S 17.000 millones en financiamiento para obras de infraestructura por parte de bancos oficiales chinos, a los que se suman otros 36 préstamos de entidades privadas por un monto no precisado. La promesa de respaldo para ingresar al bloque de los BRICS (ver aparte) también forma parte de ese juego.

Lluvias y sequía

Esa lluvia de yuanes y de promesas de inversión obtenidas en China se contrapone con la escasez de dólares que encontrará Massa a su regreso. Los efectos de la sequía se mantienen y eso impacta en las cuentas fiscales: según la Afip, en mayo los derechos de exportación se desplomaron 37 por ciento.

Cuando ya nadie le tenía fe, la tercera edición del dólar soja repuntó y el complejo oleaginoso-cerealero terminó ingresando al mercado oficial U$S 5110 millones durante los casi dos meses del programa. Sin embargo, en el Palacio de Hacienda son conscientes de que ese ingreso de divisas es casi el canto del cisne. Liquidado ese remanente y con una cosecha que redujo su valor en U$S 20.000 millones por la sequía, lo más probable es que los dólares dejen de fluir hacia el Banco Central. Por eso se ajustaron más clavijas al cepo y el pato lo pagaron las provincias con deudas en moneda extranjera; ahora deberán refinanciarlas o conseguir dólares por su cuenta, como ya sucede con las empresas.

De esa manera, sin dólares pero con yuanes, el gobierno se prepara para transitar los últimos escabrosos meses hasta las elecciones. «

Se viene otra pulseada con el Fondo

Finalizada la gira por China, Sergio Massa ya planea su próxima movida: un viaje a Washington para encarrilar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El actual programa de facilidades extendidas firmado en marzo de 2022 quedó virtualmente en el aire luego de que la sequía cerrara la canilla de ingreso de dólares al país y dejara un importante hueco en la recaudación fiscal.
La intención de Massa es viajar «de acá a 10 días», dijeron fuentes de Economía, para reunirse con las autoridades del organismo y alcanzar una solución.
Mientras casi todo el equipo económico viajaba al Lejano Oriente, en Buenos Aires se quedaron el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur, quienes tuvieron reuniones virtuales casi diarias con los técnicos del FMI. El pedido argentino es que se anticipen los desembolsos previstos para este año, aunque tal como lo advirtió Tiempo la semana pasada, la proximidad de fuertes vencimientos esterilizaría los efectos positivos de un adelantamiento. Además el Fondo teme que se malgasten divisas para mantener un tipo de cambio que, creen en Washington, debe ser corregido.

Un guiño de los BRICS

El presidente de la Asamblea Popular China, Zhao Leji, confirmó a una delegación de legisladores argentinos comandada por Máximo Kirchner que ese país impulsará el ingreso de Argentina al NBD. El banco funciona como brazo financiero de los BRICS, el bloque que componen Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
La incorporación, que se tratará en agosto (al igual que la de Arabia Saudita y Egipto), permitirá recibir financiamiento que ese bloque habilita para sus países miembros. Para ello, Argentina deberá hacer un aporte de capital de U$S 1000 millones, que se cubriría con bonos soberanos.
La posibilidad se confirmó luego de una diferencia de opiniones con Brasil. Mientras el presidente Lula da Silva adelantaba a Alberto Fernández que podía interceder para que Argentina recibiera apoyo de esa entidad, Dilma Rousseff (titular del Banco) le avisó a Massa que los estatutos se lo impedían. Finalmente, un encuentro de la expresidenta brasileña con el ministro, en Beijing, aclaró los tantos y abrió las puertas para que Argentina se sume a la entidad.