«Se paga en la factura del gas o en el precio del pan», sentenció el presidente del bloque del PRO en la Cámara de Diputados, Nicolás Massot, sobre las fuertes subas en los servicios básicos. El mensaje es claro: de una manera u otra, las demandas de las empresas productoras y distribuidoras de energía y de gas será pagada por el bolsillo de los trabajadores.

En su visita a un plenario de comisiones de la Cámara Baja, el legislador macrista manifestó, ante las críticas de la oposición: «Estoy de acuerdo en lo que se dice respecto de la equidad de clases; pero lo que discutimos es si el gas lo pagamos en la factura del gas o en la del pan».

Algo parecido había dicho el presidente provisional del Senado Federico Pinedo, el 7 de julio último, cuando expresó: «Si no hay aumentos, el costo de la energía se pagará con impuestos».

El macrismo defiende el brutal ajuste con garras y dientes, para lo cual unifica ciertos criterios discursivos. Massot, en línea con lo que expresaron esta semana Mauricio Macri y Juan José Aranguren, insistió en que «el 87% de los usuarios ya pagó -la factura con los aumentos- y, según encuestas, el 60% está favor de la medida», dijo sin especificar el origen de esas encuestas.

«La gente sabe que el gas lo tiene que pagar lo que cuesta, o que tiene que pagar el 30 o el 40% de inflación, como en los últimos años; y la respuesta es clara», remarcó.

El diputado por Córdoba llamó a la oposición a «pensar juntos cómo se financia esto que llamamos política de Estado; porque a cualquier gobierno le gustaría el subsidio ilimitado».

Para finalizar, se subió al caballito de batalla preferido del PRO: la pesada herencia. «Esto de los subsidios empezó siendo una necesidad social y devino en una necesidad electoral (…) comenzó cuando había superávit fiscal, pero terminó financiándose el gas con la factura del pan y con la de la leche.»