El paro que se realizará el próximo miércoles coincide con el 50° aniversario de la huelga política más importante de la historia argentina, el Cordobazo.

Aquel paro general tuvo como sello distintivo la movilización obrera y estudiantil que se adueñó de las calles de la ciudad de Córdoba durante toda la jornada, derrotando la represión policial e hiriendo de muerte a la dictadura de Juan Carlos Onganía. La clase obrera surgió como un nuevo actor en el escenario político y se abrió una nueva etapa política y social en el país.

Lo que será el quinto paro nacional contra el gobierno nacional (el sexto para los integrantes del Frente Sindical del Modelo Nacional –Fresimona– que contabilizan el del 30 de abril) y que ya cuenta con la adhesión de todas las centrales sindicales, sin embargo, desde la concepción de sus convocantes, no tendrá ese carácter activo.

Condicionados por los sucesos del 7 de marzo de 2017, cuando los manifestantes ingresaron al escenario y se llevaron el atril, los organizadores del paro no promueven actos ni movilizaciones e incluso se han ocupado de desactivar potenciales piquetes de las organizaciones sociales que integran el triunvirato de San Cayetano (CCC, CTEP y Barrios de Pie). Tras una reunión que mantuvieron diez días atrás, Esteban Gringo Castro, de la CTEP, explicó que «haremos algo complementario, como ollas populares. Hacer piquetes no porque desvirtúan la medida. Queremos que la adhesión popular al paro se haga visible».

Consultado por Tiempo, Andrés Rodríguez, secretario adjunto de la CGT ratificó que «la CGT determinó un paro de 24 horas sin movilización. Sabemos que el gobierno no va a cambiar de política por el paro, pero de cualquier manera es una advertencia y un signo de protesta. Además es un desahogo para los compañeros trabajadores».

Sobre lo ocurrido en la reunión con las organizaciones sociales, el dirigente de los estatales descartó que hubiera existido una indicación en ese sentido, «no se trató el tema de los piquetes sino su adhesión a la medida de fuerza. No hablamos de la modalidad. Que los demás hagan lo que decidan, no nos vamos a entrometer».

Héctor Amichetti, dirigente gráfico y del Fresimona, señaló a Tiempo que «la conducción de la CGT no tiene mucha intención de hacer movilizaciones». Sin embargo, explicó que «hicimos activo el paro del 30 de abril, pero vamos a hacer que esta sea una respuesta unificada. Hacer una diferencia ese día no nos parece importante. Sí la continuidad».

Hugo Yasky, de la CTA-T, señaló que «va a ser el paro de mayor acatamiento porque adherimos todas las centrales y también porque la situación del país reclama una medida de fuerza como esta para que la inmensa mayoría de los trabajadores exprese su bronca. Los motivos que impulsaron el Cordobazo tienen muchos hilos conductores con el gobierno de Macri. Haremos un acto en Luz y Fuerza de Córdoba que teníamos planificado desde antes».

Con otra visión de los alcances que debería tener el paro, los sindicatos y las organizaciones piqueteras que integran el Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) anunciarán el martes la realización de decenas de cortes de ruta en todo el país incluyendo todos los accesos a la Ciudad de Buenos Aires y un acto en el Obelisco el mismo 29.

Las razones del paro

El texto de la CGT que anunció la medida asegura que «en el acuerdo con el FMI el gobierno ha resignado la independencia económica» y resume los reclamos al «aumento del salario mínimo vital y móvil» y al de las «jubilaciones y asignaciones sociales», al tiempo que se lamentan de no haber «recibido respuestas satisfactorias» para «recuperar el valor de los salarios perdidos el año pasado».

Sin embargo, tomando en cuenta que varios sindicatos convocantes, incluido UPCN, acaban de firmar acuerdos paritarios por un 28% resignando además gran parte de lo perdido en 2018, y que el grueso de ese escenario estaba presente también el 30 de abril, cuando descartaron la convocatoria a un paro general, la clave del texto de convocatoria pasa por la preocupación que manifiestan por «la crisis sin precedentes por falta de financiamiento adecuado» del «sistema nacional de obras sociales».

Es que, de aquel tiempo a esta parte, lo que sí cambió fue la actitud del gobierno con relación a la liberación de aquellos fondos que había prometido mediante un decreto.

Escenario electoral

La decisión de convocar al paro del 29 está influida por la interna que atraviesa la CGT y que tiene varias aristas. Por un lado, se trata de una suerte de contragolpe a la medida del 30 de abril organizada por el Fresimona sin su participación. Por el otro, es una forma de tallar en la interna del peronismo. Es sabido que los sindicatos opositores bregaban por una candidatura de Cristina Fernández mientras que Héctor Daer y Carlos Acuña se identificaban con las candidaturas del peronismo federal. Esos objetivos disímiles explican la política de administrar el conflicto evitando darle un carácter activo.

El lanzamiento posterior de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner cosechó el apoyo de ambos sectores cauterizando parcialmente la grieta que atraviesa a la CGT y resignificando parte del paro. Incluso, queda en duda la continuidad de un plan de lucha que es lo que, en definitiva, se expresa implícitamente cuando se desarrolla un paro activo: mostrar voluntad de seguir hasta obtener los reclamos. «