Los incentivos recibidos por las empresas de la industria del gas y el petróleo no llegarán a sus trabajadores ni servirán para crear nuevo empleo. Según el relevamiento realizado por el Indec, la mayoría de las compañías cree que su demanda crecerá en el corto plazo, pero sin embargo no piensan incrementar su plantel de personal.

La encuesta que realizó el organismo estadístico para conocer la situación del sector en el segundo trimestre del año arrojó entre sus conclusiones que el 87,5% de las empresas petroleras “no espera cambios en la dotación de personal” para el actual trimestre y continuará con el actual grado de utilización de sus instalaciones. Más aún, el 12,5% restante anticipó recortes en sus nóminas, aunque manteniendo el total de horas trabajadas por el conjunto de la plantilla, y cree que puede caer el grado de uso de su capacidad instalada. En el segmento gasífero la proporción es parecida: el 83,3% seguirá con su personal actual y el 16,7% admitió que habrá bajas.

Lo curioso es que la mayoría de las firmas consultadas (62,5% de petroleras y 66,7% de gasíferas) previeron un tercer trimestre con mayor demanda local de sus productos. De todas maneras, creen que podrán hacer frente a los requerimientos con sus actuales recursos de producción, con lo que no habrá un “efecto derrame” de los beneficios de esa mayor actividad hacia sus trabajadores.

La explicación a esta paradoja que revela el Indicador Sintético de la Energía (ISE) que elabora el Indec podría llegar de otro estudio paralelo realizado por el Ministerio de Energía y Minería. Esa cartera sostiene en su Informe Trimestral de Coyuntura Energética que la producción de esos sectores disminuyó en el segundo trimestre del año un 8,9% interanual en las empresas de petróleo. La caída se produce a pesar de los beneficios gubernamentales: no sólo se mantiene el precio sostén (las empresas refinadoras deben pagar el barril local unos cuatro dólares por encima del precio internacional) sino que hace unos meses se agregó el acuerdo de flexibilización laboral que reduce los beneficios de los trabajadores para atraer más inversiones en el yacimiento de Vaca Muerta.

El panorama entre las gasíferas es parecido, según el informe de Energía. A pesar de los fuertes incrementos en las tarifas de gas, basados en el aumento de la remuneración a los productores (el valor en boca de pozo, como se lo llama en la jerga), y el plus que se les reconoce al crudo que se extrae de nuevos yacimientos, la producción cayó 1% interanual. Esos estímulos se convirtieron en un búmeran, porque los tarifazos hicieron caer la demanda del sector residencial un 22,7% y ese bajón no pudo ser compensado por las mayores entregas de gas al sector industrial y a las centrales eléctricas.

De todas maneras, los datos de ambas reparticiones contrastan en otro punto. A pesar de las caídas de producción que registra el ministerio a cargo de Juan José Aranguren, el estimador de actividad económica que publicó el Indec la semana pasada afirma que en junio las empresas del sector energético (electricidad, gas y agua) mostraron un alza del 1,4% con relación al mismo mes del año pasado. Sin embargo, esos números favorables y los incentivos gubernamentales no servirán para que haya nuevos puestos de trabajo, según admiten las firmas empleadoras.