La instauración del dólar agro disparó las exportaciones de maíz, que durante el mes de julio alcanzaron su nivel más alto en los últimos siete años. El incentivo de poder liquidar las divisas obtenidas del exterior a 340 pesos por unidad (alrededor de un 25% por encima de la cotización oficial) estimuló las operaciones.

De acuerdo a estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), desde el 25 de julio, cuando se incluyó al maíz en ese régimen, oficialmente llamado Programa de Incremento Exportador (PIE), se vendieron 5,6 millones de toneladas. Sólo el lunes se registraron operaciones por 308.464 toneladas.

“Producto del incentivo de precios que generó el dólar agro, nos encontramos con el mes de julio más alto en compras de maíz en el mercado interno en al menos 7 años. El 54% de la comercialización del mes se dio a partir de la implementación del PIE, es decir, en tan solo 4 días hábiles”, explicó la Bolsa de Comercio rosarina.

“El mercado de maíz acapara la atención los operadores en la plaza local, con todas las grandes casas exportadoras activas en ofrecer condiciones para comprar mercadería, prácticamente todas con entregas hasta fin de agosto, plazo de vencimiento del Programa”, detalló el informe semanal de la BCR. “A medida que el tiempo seco permitió que baje la humedad del grano, el productor busca aprovechar la ventana de precios y enviar el cereal directamente del campo al puerto”, añadió el documento.

El estímulo logró su correlato en la acumulación de reservas por parte del Banco Central. De acuerdo al Informe Monetario Mensual de esa entidad, divulgado el lunes, “las compras de divisas al sector privado a través del PIE totalizaron U$S 1.225 millones en el mes, de las cuales U$S 1.000 millones fueron registradas desde el 24 de julio”. Claro que por diferentes motivos, como el uso de reservas propias para pagar vencimientos con el Fondo Monetario Internacional, sumado al impacto en el mercado cambiario de las tensiones preelectorales, el total de reservas de la entidad siguieron cayendo hasta U$S 24.276 millones, exactamente U$S 1.000 millones menos que al comienzo del PIE.

El objetivo proclamado por las autoridades es que a través de esta nueva ronda del PIE, que también incluye al sorgo, el girasol y la cebada, entre otros cultivos, el Banco Central pueda sumar unos U$S 2.000 millones. Algunos observadores creen que esa cifra puede ser superada, si bien admiten que el grueso de lo que podía exportarse ya fue vendido en los primeros días de vigencia del programa, para aprovechar la mayor diferencia con relación al dólar oficial, ya que la cotización especial permanecerá fija hasta la finalización del programa.

De todas maneras, el incentivo no es suficiente para acallar las críticas del sector. Hace 10 días, en la exposición realizada por la Sociedad Rural Argentina (SRA), su presidente, Nicolás Pino, pidió abiertamente el cese de las retenciones y dijo que el Estado protagoniza un “ataque a la productividad con múltiples tipos de cambio”.

En la misma línea y por fuera de sus análisis técnicos, la BCR emitió un comunicado señalando que “este tipo de medidas coyunturales y de corto plazo dañan severamente a la actividad agroindustrial”. En su declaración, la entidad puntualizó que la idea del dólar soja y de su sucesor, el dólar agro, “presentada en su primera edición como un mecanismo excepcional para recomponer divisas, se terminó transformando en una herramienta periódica de intervención de los mercados, cuyos resultados ya conocemos: pérdida de transparencia en el proceso de formación de precios, distorsiones y asimetrías hacia el interior de toda la cadena de producción y comercialización granaria”. Por eso instó a “dejar de lado esta clase de disposiciones distorsivas y, por el contrario, establecer un marco general con reglas claras, simples y de largo plazo que den previsibilidad a la producción e inversión”.