El recorte de los subsidios a las tarifas de gas y electricidad asoma como uno de los recursos más inmediatos con los que el gobierno comenzará a reducir el déficit fiscal. En realidad la decisión ya estaba tomada hace rato. La Secretaría de Energía viene trabajando desde el año pasado en un plan para segmentar a los clientes y mantener los valores preferenciales sólo a los hogares más necesitados. De todas maneras, el método con que identificará a los sectores de mayor poder adquisitivo todavía es un misterio.

«Acordamos que una estrategia para reducir los subsidios a la energía de manera progresiva será fundamental para mejorar la composición del gasto público», indicó la declaración oficial del FMI. El tema no figuró en los resúmenes entregados a la prensa por el gobierno argentino. Se estima que la boleta final con que carga el Estado por este ítem representa el 2,3% del PBI. Desde el área de Energía adelantaron que las tarifas subirán cerca de 20% para todos los hogares y que luego quitarán los subsidios a los usuarios que puedan abonar el total: para ellos la suba podría superar el 100 por ciento.  «