La ausencia de un acuerdo entre la CGT y el gobierno nacional por el Impuesto a las Ganancias impide que la resolución parlamentaria por el proyecto que modifica este gravamen tenga un destino cierto. En el Senado se visualizan al menos tres escenarios posibles: avanzar con la media sanción de Diputados; una modificación que deje contenta a las partes pero con garantía de que la Cámara Baja la sancione antes de las hurras de fin de año; y, el peor de todos, que no haya acuerdo y todo pase para 2017. La definición por cualquiera de las tres posibilidades deberá estar saldada el martes cuando se vuelva a reunir la comisión de Presupuesto de la Cámara Alta.

A partir del arribo de Mauricio Macri al gobierno, el presidente del bloque de senadores del FPV-PJ, Miguel Pichetto, jugó el rol de opositor responsable. Una actitud que provocó ruidos hacia el interior de su bancada pero que fue salvando fruto del otro papel que se autoimpuso: el de enganche entre gobernadores y sindicalistas.

Obtuvo buenos resultados hasta la reforma política, cuando los mandatarios provinciales le dieron la espalda a la iniciativa macrista. Pero con Ganancias todo se complicó porque tanto gobernadores como sindicalistas tienen posiciones contrapuestas entre sí, pero también hacia adentro de cada uno de estos grupos.

Si el gobierno alcanzara un acuerdo con la CGT se aliviaría un poco el intríngulis de los senadores y permitiría que se imponga el primer escenario. Esto implicaría modificaciones en el texto del proyecto que llegó de Diputados, pero los bloques de la Cámara Baja, o la mayoría de ellos, se comprometieron a darle una sanción definitiva el miércoles 28 de diciembre. Por supuesto, esa modificación también debe tener el visto bueno de los gobernadores que tienen miradas dispares sobre este gravamen.

El segundo escenario es avanzar con la media sanción de Diputados. Esta es la posición de los senadores kirchneristas del bloque que conduce Pichetto y con los que tiene hoy una relación resquebrajada pero que no llega a la fractura. Este sector tiene coincidencias con los representantes de La Pampa y Chubut con la posible sumatoria de los santiagueños.

El último escenario es el peor para los trabajadores, porque sería que no se alcance un acuerdo y el debate se traslade al próximo año. El gobierno ganaría oxígeno para resolverun conflicto que generó desde su dinámica interna.

Pichetto pugna por un texto que complazca tanto a gobernadores como a gremialistas. Pero es una tarea que en lo concreto lo acerca al juego que le cabe a un senador del oficialismo. Es por ello que intenta despegarse remarcando «la torpeza infinita» del gobierno que envía un proyecto «sin base de acuerdo político, ni diálogo con el sector del trabajo”.

La definición por cualquiera de los tres escenarios puede producirse durante la sesión prevista para el próximo miércoles. Una alternativa posible es que se defina el martes a las 16, cuando vuelva a reunirse la comisión de Presupuesto que preside Juan Manuel Abal Medina (FpV-PJ) y donde debería salir un dictamen final. «