Bien se podría decir que el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, fue a Diputados por lana y, como prevé el viejo refrán, salió esquilado y peor aún, hasta se auto esquiló. No sólo porque al querer presentar el proyecto Primer Empleo terminó reconociendo que en lo que va del año se perdieron 120 mil puestos de trabajo y hastatuvo que escuchar una andanadas de críticas que le propinaron legisladores de todas las bancadas de la oposición.

Como se estila en este tipo de audiencias el primero en hablar es el funcionario del gobierno nacional. Y Triaca, valga la paradoja, comenzó con el pie izquierdo al reconocer que en los últimos meses se habían perdido 120 mil puestos de trabajo, la mayoría de ellos se produjeron en el ámbito de la construcción. Luego buscó morigerar esa cifra alarmante con que se habían creado 35 mil puestos nuevos de trabajo. Pero las cifras que continuó brindando oscurecían aún más el panorama ya que informó la existencia de casi un millón de jóvenes que no estudian ni trabajan.

De todas formas Triaca usó este último dato para justificar el proyecto de Primer Empleo, ese que en su momento un desinformado presidente Mauricio Macri festejó como sancionado. El ministro aseguró que con el proyecto se pueden generar 240 mil nuevas “oportunidades” laborales que, según indicó, se distribuirían sobre todo en las regiones del NEA y NOA de la Argentina. No brindó detalles de esa discriminación que, a oídos de los diputados, sonó más a una expresión de deseo que a una certeza porque Triaca los enmarcó en el Plan Belgrano, un proyecto que nació en tiempo de la campaña electoral y que hasta ahora no pasó de un anuncio.

Triaca aseguró que la iniciativa respeta la ley de contrato de trabajo y “para evitar suspicacias” indicó que los beneficios que prevé la norma se otorgarán sólo a los empresarios “que contraten por encima de la dotación vigente hasta diciembre de 2015”.

El ministro no convenció mucho a sus interlocutores. Sobre todo a los diputados de extracción sindical, que fueron los más duros, pero tampoco lo consiguió con los representantes del kirchnerismo y la izquierda. Por caso, Alberto Roberti, del bloque Justicialista y titular de la comisión de Legislación del Trabajo, le advirtió al ministro que “el proyecto a libro cerrado es imposible que pase”. Triaca no podrá nunca decir que no lo escuchó porque el legislador estaba sentado a su lado ya que conducía el plenario de comisiones que, además de la de Trabajo, reunió a las de Presupuesto y Hacienda y la de Economías y Desarrollo Regional.

El ministro atinó a decir que el gobierno está abierto a modificaciones del texto normativo propuesto. A su turno, el diputado Abel Furlán del FPV-PJ y dirigente de la UOM, fue más duro al decirle al funcionario que no sólo él sino la CGT rechaza la propuesta “porque claramente precariza a los trabajadores”. El dipu-sindical le aseguró que la central obrera recién unificada entiende que el proyecto es un retorno a las prácticas de flexibilización laboral de la década de los años noventa porque “le da la posibilidad a las grandes empresas a deshacerse de un trabajador activo con más de 30 años de empresas, para cambiarlo por un trabajador nuevo”.

Otro de los diputados sindicales que observó de manera muy crítica el proyecto fue el massista Facundo Moyano. El legislador dijo que “la única verdad es la realidad y la realidad muestra que esto nunca sirvió de nada porque es la macroeconomía la que está destruyendo el empleo, la producción y suscitando un proceso de sustitución de las importaciones. La única recaudación que sube hoy es la aduanera”.

Por último le señaló al ministro la necesidad de que el gobierno “deje de jugar para la tribuna y trate los problemas reales”.

Triaca escuchó los cuestionamientos con la mejor cara de póker que pudo pero se lo notaba incómodo. Sobre todo por la poca y demorada defensa que esgrimieron los diputados del oficialismo. Por ejemplo, el presidente del bloque del PRO, Nicolás Massot, pidió que la oposición se concentre en hacer “críticas constructivas” para luego lamentarse que no se haya tenido “la misma vehemencia” para defender el trabajo durante el gobierno kirchnerista y sobre todo el sector informal. Le retrucó Axel Kicillof al sostener que sería muy conveniente que “se vuelva a aprobar la ley antidespidos porque el presidente Macri la veto al no reconocer que había una situación de despidos”.

Allí apareció otro oficialista, Fernando Sánchez (Coalición Cívica) quien también se recostó en la gestión de CFK para desmerecer la crítica aunque terminó por reconocer que “nadie cree que este proyecto es un generador masivo de puestos de trabajo” y, en todo caso, es una posibilidad “de ayuda para aquellos que más le cuesta conseguir un trabajo”.

Por su parte, el diputado del Partido Obrero, Néstor Pitrola, le advirtió al funcionario que “el gobierno se viene salvando de un paro nacional, no sé hasta cuándo, porque hay dirigentes que van acompañando a ver qué pasa con la política económica, pero la realidad que tenemos no es la que usted marcó”. Es más, le resaltó que tras la devaluación el país vive“una recesión agravada y avalancha importadora, con caída de ventas y la capacidad ociosa de la industria está en una situación alarmante”.

Por último, el kirchnerista Adrián Grana le recordó a Triaca que ya hubo varias advertencias ante la crisis que está generando el propio gobierno y le advirtió que “por este camino vamos a un destino ya conocido por los argentinos que es la exclusión de las grandes mayorías”. Luego de seis horas de reunión, el diputado Roberti dio por concluido el encuentro avisando que invitará a las centrales de trabajadores para que expresen sus opiniones sobre el proyecto.