Oriunda de Rafaela, Santa Fe, Ana Paula Rosillo quería mostrar el veganismo desde otro lado, más allá de la alimentación basada en plantas: hablando de la política ambiental y  de los derechos animales. Presentó un proyecto y ganó un concurso del Ministerio de Cultura de su provincia en 2021, lo cual la puso en acción para armar su primer documental. Ahora, por fin, llegó el tiempo de mostrar todo ese trabajo. Invisibles, como se titula, se estrenó este jueves en el Cine Gaumont con funciones diarias a las 19:20 hasta el miércoles 16 (a excepción de hoy, que la sala estará cerrada por las elecciones PASO). Además, llegará al cine El Cairo de Rosario en septiembre, se exhibirá en la provincia de Buenos Aires, Corrientes,  Entre Ríos y se espera seguir estirando su periplo.

“Fue la manera que encontramos para transmitir lo que nos parece más relevante de nuestra lucha como activistas. Queríamos que sea algo distinto, que no sea de la estética tradicional. Así que pusimos  escenas interpretadas por gente que nos cuenta lo que sabe, para que no sea el típico documental de gente mirando a cámara. Armamos un relato dinámico y ameno para que el mensaje penetre lo mejor posible en el espectador. Cuidamos la estética, pero sobre todo priorizando la información, que es clave para que se entienda. Por mi parte milito esta causa hace algún tiempo y quería un mensaje contundente, desde un lado audiovisual que es el que me gusta. Quería iluminar caminos para otres”, cuenta la autora del documental está basado en cuatro microrrelatos corales de activistas que ofrecen evidencia real y científica, bien dosificada, sobre temas vitales como cambio climático, desforestación, extinción, uso de especies y proliferación de virus dentro de granjas factoría de la industria alimenticia.

Invisibles está protagonizado por expertos de diversas aristas: hablan Malena Blanco (creadora de la ONG Voicot), Ariel Kraselnik (médico cardiólogo), Rocío Hernández (nutricionista) y María Angélica Miotti (abogada, defensora  de los derechos de los animales), también cuenta con la participación de Santiago Magariños, actor y activista.

“Haber reunido a estos nombres, verdaderos referentes del sector, permite mostrar la emergencia en la que vivimos y la necesidad de pensar una nueva política intersectorial que apueste a una nueva necesidad colectiva. Esta, nuestra causa, debe visibilizarse y estamos aquí para mostrarla e invitar a la gente a que intente cambiar ciertas costumbres que nos hacen mal”.

La cineasta era consciente de que todo lo que se dice en la película son datos que los grandes medios de comunicación ocultan u omiten, por seguir la cultura reinante, especificista, que discrimina a los demás animales: “Es un largo camino el que tenemos por delante para que se produzca un cambio cultural. Esta es una propuesta estética para hablar de cosas importantes, y por suerte pudimos hacerla rápidamente. Rodamos las entrevistas a finales del 2021 y en el 2022, luego fue armar el resto para quede dinámica. Esta es una lucha que tenemos que dar. Como militantes de esta causa tenemos que hablar de la vida que llevan los animales que terminan en las mesas de las familias. La gente come cerdos, vacas y pollos a los que les dan antibióticos y antidepresivos para poder sobrevivir al encierro, a los calabozos donde se los condena. Hay mucha falta de información y se esconden estudios que comprueban que comer carnes y lácteos hace mal al organismo.”

Rosillo sostiene que una vaca puede vivir 30 años, pero se las exprime tanto que solo llegan a los seis. “Es una explotación permitida por las leyes, el sistema de salud y educativo, con animales sometidos para nuestros beneficios –subraya–. Esta realidad tiene que conocerse. Hay información que se oculta por la industria ganadera, la más destructiva y tienen la culpa de buena parte del calentamiento global”.

La directora sabe que nuestra cultura, tradiciones y hábitos se construyeron alrededor de ese especismo: “Hay que reconvertir de otra forma ese ritual de encuentro que es un asado, por ejemplo. Porque si somos conscientes que comemos un trozo de un animal asesinado, que no quería morir, nos ayuda a elegir qué vida queremos. Esto está vinculado con la desconexión que a veces se nos impone como camino para olvidar los problemas, pero en este caso es necesario pensar en esto. Hay muchos motivos y razones por los cuales comer animales nos enferma. Comer plantas nos beneficia a nosotros y al planeta. Eso es lo que queremos mostrar”.  «


Invisibles

La ópera prima de Ana Paula Rosillo. A las 19:20, en el Cine Gaumont, Rivadavia 1635.