Para el gran bailarín madrileño Antonio Najarro, que el 3, 4 y 5 de agosto se presentará con su impactante espectáculo Querencia en el Teatro Coliseo, todo comenzó en las ferias de Málaga. “Mis primos más cercanos me llevaban a estas ferias de Málaga. Ahí no es una cuestión de que interese la danza, es que bailar en las calles sevillanas, verdiales, malagueñas es algo muy común, que aunque no te guste la danza como medio, es un divertimento.” Como un juego, así empezó la danza para Najarro, aunque no cualquier juego: tímido y retraído como era, la danza liberaba en él todo eso que no dejaba ver, todo eso que a sus padres les preocupaba que no mostrara.

“Mis padres vieron que ese niño que era muy introvertido, cuando bailaba no lo era, se expresaba y se sentía feliz. Y se desinhibía: me hacían corritos en las calles, me aplaudían y no me daba ningún tipo de pudor.” Sí, el arte hace esas cosas. El resto depende del entorno, en especial de los padres, y Antonio tuvo la suerte de que los suyos lo impulsaran a seguir en el mundo de la danza. “Ha sido una decisión por una forma de desinhibición que se ha transformado después en mi motivo de vida.”

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Pronto vino el estudio en el Conservatorio Profesional de Danza de Madrid, y con el estudio la expansión de su inquietud: “Hacían concursos coreográficos y yo presentaban propuestas con mis compañeros. Les hacía ir una hora antes de nuestro comienzo para ensayar, y si llegaban tarde no les dejaba entrar”, ríe. Pero el debut en grande llegó con Carmen, en 1990. “Fue el primero profesional, en público. Una gran ópera con una gran producción que se desarrolló en Bregenz, Austria, y con la compañía de Rafael Aguilar, que era un coreógrafo de la época. Mi primera oportunidad de pisar un escenario con un gran público: más de 4000 personas; ahí sentí mi primera experiencia profesional y de sentir el aplauso del público.”

Danza y deseo

Así que luego de esa consagración, por decirlo de algún modo, porque ya todos veían sus cualidades, lo que desde pequeño había unido (el baile y la creación coreográfica), de a poco se convirtió en un deseo irrefrenable. Pero antes había que aprender algunas cosas, como las que le enseñó, sin manifestarlo abiertamente, Antonio Gades. «Yo era primer bailarín del Ballet Nacional de España, interpretaba en Fuenteovejuna, que era el comendador. Y vino Gades a montarla al muy poquito antes de fallecer. No recuerdo bien la edad, creo que tenía 20, 21 años, y era un bailarín, como todo bailarín de danza española, muy versátil: tenemos que aprender muchos estilos de danza, muchas, muchas técnicas de danza, y me acaban de hacer primer bailarín y me quería comer el mundo: no paraba de dar piruetas, de zapatear, las castañuelas; todo de una manera muy intensa y a mucha velocidad. Y ahí, por primera vez, ensayé solo con Antonio Gades en una sala. Y esta experiencia de simplemente andar interpretando un personaje me llevó mucho tiempo, y me di cuenta de lo difícil que era expresar un sentimiento, una emoción, interpretar el carácter de un personaje simplemente andando: yo todo lo quería hacer demostrando mi virtuosismo del movimiento. Me ayudó muchísimo y le estaré eternamente agradecido: Antonio Gades me enseñó que muchas veces la simpleza es lo más difícil y lo que más conmueve.

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No se convirtió en pregunta, pero la hipótesis es que esa enseñanza lo empoderó aún más: reconocer los límites muchas veces funciona como un acicate que lleva la imaginación más allá. A Najarro lo llevó a inventar su propia compañía. Ganar el primer premio del Certamen Coreográfico de Danza y Flamenco con su tercera propuesta, Nereidas, parece haberle dado el impulso final para el gran salto. “Eso me dio un punto de seguridad: creo que lo mío puede funcionar, me dije. Y en esos días fui a un concierto de un quinteto de músicos argentinos que se llamaba Ensamble Nuevo Tango y estaba liderado por el guitarrista y compositor Fernando Egozcue, y me fascinó. Tienen un legado de partituras de Piazzolla y hacían versiones de sus temas y números compuestos por Egozcue. Obviaron el bandoneón y tenían batería, contrabajo, violín, piano y guitarra. En el momento que lo vi dije yo quiero coreografiar esto. Eran unas melodías muy rítmicas, muy melódicas, con una sensibilidad increíble; yo veía los acentos de las castañuelas y los zapateos del flamenco y la danza española metidas en esos tangos.” Lo que vino es más conocido: el permiso para coreografiar uno de sus temas (“Viejos aires”), la presentación de ese número para encargo de un conservatorio, la fascinación del Ensamble por el resultado y el surgimiento del espectáculo Tango Flamenco a cargo de su Compañía de Danza: diez años de giras internacionales con salas repletas.


Sexta producción

Antes de emprender su nuevo sueño llamado Querencia, su sexta producción, al que le dedicó dos años de preparación y con el que girará por toda España, pasará por Chile y finalizará con tres funciones en Buenos Aires, Najarro había creado Alento, en el que la Danza Estilizada y el Flamenco evolucionan a formas más contemporáneas con nuevo lenguaje y estética. Antes de estas dos producciones, estuvo al frente del Ballet Nacional de España entre 2011 y 2019: sin desmerecer a nadie, España se permitía en su principal ballet a uno de sus bailarines más atrevidos y que más habían hecho por la difusión y prestigio de las danzas españolas, sobre las que concitó la atención mundial con el título en los Juegos Olímpicos de invierno de Salt Lake City 2002 de la pareja francesa compuesta por Marina Anissina y Gwendal Peizerat. “A mí me dio vértigo porque el flamenco es un arte tan arraigado al suelo, zapateando, y el hielo es todo tan etéreo. Era muy desafiante pero siempre me he lanzado a todo, los traté como verdaderos bailarines de danza española y bailadores de flamenco. Ganaron la medalla de oro y a partir de ahí fue una avalancha de propuestas de los mejores patinadores del mundo. Fue un antes y un después en el patinaje artístico, porque normalmente los coreógrafos de los equipos siempre eran ex patinadores y a partir de ahí vieron que el tratado musical era perfecto, las propuestas más teatrales, el vestuario más cuidado, y actualmente hay muchísimos más coreógrafos de danza que participan en esas coreografías.”

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Querencia

Espectáculo de danza de gran formato, de 1 hora 15 min de duración sin entreacto, compuesto por 11 cuadros, con 14 bailarines en escena, en igualdad de hombres y mujeres. Idea original y coreografía: Antonio Najarro. Composición musical: Moises Sánchez. Interpretación: Orquesta de Extremadura.  Funciones jueves 3 y viernes 4 de agosto, a las 20: 30, sábado 5, 21:30, Teatro Coliseo.