La sátira, por definición, siempre critica agudamente las costumbres, vicios y comportamiento de las personas o de las situaciones. Costa presidenta llega a la calle Corrientes con esa premisa; imagina que la cómica y panelista de radio y televisión se sienta en el sillón de Rivadavia sin saber muy bien cómo lo logró. En la trama se imagina que en su campaña prometió devolver la risa al pueblo, pero ya en la Casa Rosada, la situación es otra y hay poco para reír y mucho para llorar. Además, allí aparecen habitantes de las cloacas de la democracia, que, desde las sombras, aunque muchas veces sin disimular demasiado, intentan hundirla para quedarse con su poder. Estos malos, muy malos, están encarnados por tres actores que saben lo que es reírse de todo y todos; son Martín Salazar, Marcelo Xicarts y Gabriel Wolf, integrantes de Los Macocos, quienes logran ridiculizar y encontrar el humor lisérgico en este grupo de inescrupulosos cipayos serviles a los poderes fácticos.

Costa venía haciendo monólogos y espectáculos de humor, fiel a su estilo reflexivo, pero para esta temporada 2023 imaginaba otra cosa. “Siempre quise trabajar con Los Macocos. Fui admiradora muchos años de su impronta y su talento. Les gustó la idea loca de una obra que me ponga a mí en la Rosada. Además, ellos aportaron un montón a la historia y la fuimos haciendo entre todos”, cuenta la actriz. “Se dio una química que yo sabía que iba a haber, ya que soy una gran espectadora de sus obras, y es un sueño más que se me cumple”. Para Costa es un orgullo compartir escenario con el grupo, aunque falte Daniel Casablanca, que está más en su faceta de director y productor, por lo que no fue de la partida. “Los Macocos son un emblema del teatro, del humor y de la autogestión. Tienen un prestigio que lograron por no claudicar, por luchar por su arte, por nunca dejar de lado su ingeniosa manera de hacer reír, aunque la circunstancias no acompañen o tarde en llegar el reconocimiento. Fueron un ejemplo para tantos, es un honor poder trabajar con ellos”, afirma con orgullo.

Este es otra de las tantas experiencias que suma a su espíritu de laburante: de 6 a 10 de la mañana es parte del equipo radial de Santiago del Moro, en El club del Moro, por La 100, a la tarde trabaja en Cortá Por Lozano, en Telefe, y por el mismo canal se suma a algunos debates de Gran Hermano. En año electoral, claro, apareció esta idea para el teatro. “Igual no es una obra que baja línea. Es algo artístico; el objetivo es reírse y que la gente la pase bien. Hay que divertirse, para eso estamos. Es una idea que nació desde el disfrute. Cada uno después sacará sus conclusiones. Imaginamos un escenario ficcional, sin actualidad política, sin meterse en la coyuntura, pero sí con historicidad o una crítica solapada; lo que es desopilante es cómo resolvería las situaciones. Igual, en este país, se ha postulado cada uno, que tampoco es muy loco que lo haga yo…” ironiza la actriz. “Soy bastante más honesta que muchos de los que están en el poder, la gente se da cuenta de eso y si pasara de verdad, si me postulara, algún voto saco, seguro”, bromea.

Surgida del under, Costa fue dándose un lugar y encontrando un estilo propio de hacer humor, siendo su fuerte el monólogo directo y sensible, que, según su mirada, supera el hecho de ser una performer trans. “Con el tiempo, ya hay gente que me sigue o escucha, es como que nos entendemos, compartimos miradas o pensamientos, aunque sea desde distintos lugares. El artista siempre está a demanda del público y una va armando el estilo basándose en lo que la gente te festeja y pide. Si fuera por mi, yo haría un espectáculo de tango, algo musical, pero el público me pedía una obra de ficción para reírse; y bueno, acá estoy”. El show, además de humor sobre la problemática nacional, tiene igualmente partes musicales.

Las expectativas de la temporada porteña son altas: se apuesta por una gran confluencia de público, aunque la comediante asegura que una vez que se abre el telón, eso queda a un lado. “Que esté bien la luz, que se luzca el vestuario que tanto invertimos, que salga todo perfecto y que la buena vibra invada todo; ya sean dos gatos locos o a sala llena. Somos experimentados en la comedia, entonces lo que más nos gusta es que lleguen las risas, alimentar el ego de ese aplauso acompañado de una sonrisa al terminar la función. Pero sobre todo, para que la gente llore o ría, depende el cuento. Para eso existe el teatro”.

En cuanto a un tema actual como los avances en políticas de géneros, Costa opina: “Sin dudas que las minorías vivimos mejor que en otras épocas de antaño, porque mucha gente se va dando cuenta de que lo que importa son la acciones, no las elecciones. Muchas cabezas se van abriendo y hay mayor aceptación. Pero hay mucho camino por recorrer. No es lo mismo en las grandes ciudades, que en los pueblos o localidades más pequeñas. La ley de igualdad de género es nacional, pero las realidades culturales se dan lugar por lugar, y hay costumbres que no se sueltan. Falta, se hizo mucho y eso siempre es un camino a seguir”, opina. “De a poco se va cumpliendo el cupo laboral trans, la gente rara vez grita algo desubicado en la calle, salvo algún energúmeno. Hay un estado que tiene leyes para mejorar la calidad de vida de las minorías, aunque haya sectores que no quieran respetarlas o no se apliquen como corresponde. Todavía hay muchas muertes y gente que tendría que estar acá y no está; por ellas hay que seguir la lucha, porque la única batalla que se pierde es la que se abandona”, concluye Costa.


Costa presidenta

Una sátira protagonizada por Costa, con Martín Salazar, Marcelo Xicarts y Gabriel Wolf, integrantes de Los Macocos. Dirección: Roberto Peloni. También actúan Celeste Campos, Martina Loyato, Liza Queti, Lucila Muiño, Pedro Raimondi, Pedro Vega, Guido Savino y Damián Bravo. De jueves a domingos a las 21 en Teatro Premier, Avenida Corrientes 1565