Contradiciendo la máxima de Primo Levi que dice que “después de Auschwitz escribir poesía es un acto de barbarie”, el músico Viktor Ullmann compuso -y ensayó- una ópera dentro de un campo de concentración del nazismo, en la por entonces Checoslovaquia. Llevando el poder del arte hacia límites desconocidos, escribió en 1943 junto al poeta Peter Kien una abierta burla a Hitler, que por esas cosas del milagro de la vida, o del arte, llegó a manos del gran investigador Kerry Woodward, quien consiguió reconstruirla totalmente y llevarla a escena.

“Descubrí la ópera en el año 2006, en una puesta en el Teatro Colón”, cuenta Sebastián Alfie, autor del bello documental que con momentos magistrales revela parte de la historia del periplo de El Kaiser de la Atlántida y sus misterios. “Mirando en el programa de mano, decía que había sido una ópera compuesta en un campo de concentración, así que inmediatamente pensé: bueno, acá seguro que hay alguna película que cuenta esta historia en cine. Pero descubrí que no.” Sus pasos siguientes fueron poner manos a la obra para contarla él. Sin embargo, por eso de que en el cine independiente los proyectos gozan de un azar más azaroso, entre ese descubrimiento y la posibilidad de concreción pasaron Gabor (2013), Cientouno (2018) y Diego, el último adiós (2021, sobre la muerte de Maradona). “La de Diego, para HBO, desde que empezó hasta que lo entregamos, fueron solo 9 meses nada más”, sintetiza cómo las circunstancias condicionan y establecen las prioridades: “Por eso siempre tenemos varios proyectos en carpeta, que en mi caso se llama embriones”.

En 2015 un amigo le comenta que la ópera llega a Madrid, donde vive el director, y que “encima la puesta es de un argentino: Gustavo Tambascio (uno de los protagonistas, que falleció antes del estreno y a quien está dedicada la película), que además había tenido que escapar de la dictadura militar; me pareció que filmarlo a él y filmar los ensayos en Madrid era la forma perfecta para contar esta historia que nunca se había contado”.

La película, como el arte que atraviesa, tiene una polisemia prácticamente sin límite: para un film puede ser un problema mayúsculo. Sin embargo, nunca se sale del riel. “Se abren muchas ventanas y al final, la tentación de seguir cada una de esas líneas argumentales, es fuerte. Pero por suerte conté con la ayuda de un gran editor argentino que se llama Alejo Santos, que fue como el guardián para que la película nunca se salga del riel. A veces los directores tenemos nuestras querencias, cosas que cuando las filmás pensás que van a quedar increíbles y después tiene que venir un editor con la mente fría y ayudarte. Nos pasó también que la muerte de Tambascio  nos hizo cambiar y nos llevó a centrarnos más en Kerry Woodward, y esa fue una buenísima decisión.”

Woodward es el hombre que encarna acaso la parte más osada de la historia y de la película: en él se resume el carácter espiritual (como ancestral, atávico, constitutivo de eso que llamamos humanos) del arte. “A mí no me gusta ‘bajar línea’ o decirle al espectador lo que tiene que pensar. La película abre muchas preguntas para que después cada uno las pueda responder. ¿Qué hubiera hecho yo en un lugar como ese? ¿Habrías tenido la valentía de hacer una crítica a Hitler sabiendo que con eso estabas arriesgando tu vida y la de tu familia? O la pregunta que plantea Tambascio: ¿Tenemos derecho a hacer una producción grande sobre una ópera de cámara? Y por supuesto el tema de Rosemary Brown, la médium inglesa: que cada espectador tome la decisión sobre si le parece que esta comunicación con el más allá es válida o no. Nosotros ahora vivimos en una sociedad en la que no le damos mucho valor a la espiritualidad, y sobre todo en Europa Central, en los años 40, la espiritualidad era muy importante. De hecho, Ullman (asterisco: la placa recordatoria en su casa de Praga tiene el apellido mal escrito), en un momento se convierte a la antroposofía, que mezcla religiones orientales con otro tipo de creencias. Yo estoy seguro de que en los momentos difíciles que ellos vivieron, como en el del campo de concentración, la espiritualidad les ayudó, que es diferente a decir que la religión te ayudó. Y creo que eso se ve en la ópera, que llega a nociones muy profundas, como por ejemplo entender que la muerte no es el enemigo sino que la muerte viene a liberarnos del dolor a veces.”

Una escena del rodaje de El Káiser de la Atlántida.

En la ópera de Ullman, la muerte se declara en huelga porque no es ella la que decide sobre los destinos, sino el dictador; una muerte con subjetividad, una muerte clasista. “La muerte le dice al dictador: me voy a declarar en huelga, y deja en claro que la única fuerza que tienen los dictadores es amenazarnos de muerte. La muerte como una conciencia democrática. Aquí sufrimos la guerra de las Malvinas cuando un dictador, un gobierno militar delirante enarboló las banderas de la guerra para mantener su popularidad, y en la ópera justamente se plantea esto. Por eso es de tanta actualidad, porque es lo mismo que está pasando en Ucrania; en Europa está surgiendo ahora la ultraderecha y están enarbolando las mismas banderas del odio al extranjero. Así que la ópera lamentablemente me parece que está más actual.”

-Después de tanta investigación y la lógica expectativa que se genera cuando uno se mete con un tema , ¿qué es lo que sentís que estuvo fuera de lo imaginado?

-El silencio cuando termina la proyección: hay un silencio que viene seguido de un aplauso. Ese silencio a mí es lo que más me gusta, me da la sensación de que hay algo ahí adentro que te hace pensar. Por eso creo que hoy por hoy es más importante que nunca el arte: para entender quiénes somos y para que los gobiernos no hagan lo que quieran con nosotros y vean que el arte sigue siendo peligroso.

El Kaiser de la Atlántida
Un film con guión y dirección de Sebastián Alfie. Con Kerry Woodward, Gustavo Tambascio, Dagmar Lieblová, Tomáš Fedorovič, Rhoda Levine, James Conlon, Lisandro Abadie, Vlasta Reittererová. Producción: Ángela Álvarez Rilla, Sebastián Alfie, Daniel Rosenfeld, Mariano Nante, Annemiek van Gorp, René Goosens. Música Original: Alex Nante. Estreno en salas el 10 de agosto.