Una historia de madres, de hijas y de todo eso que hay en el medio, Elena sabe empezó como una premiada novela de Claudia Piñeiro, publicada en 2007, en la que la autora de Las viudas de los jueves se alejaba un poco, aunque sin abandonarlo del todo, del género policial con el que se había consagrado unos años antes. Hay una investigación en la trama, en cierto modo, pero en el fondo es una más íntima y personal, ligada a entender la relación entre una madre y una hija con una complicada historia por detrás. Hay una muerte y algún tipo de intriga conectada con ella –una iglesia, un campanario, sospechosos y así–, pero en el fondo la pesquisa no es más que una excusa para adentrarse en las vidas y en la turbulenta relación entre Elena y su hija Rita.

A 16 años de publicada la novela llega su adaptación al cine, que se estrenará en salas el jueves 16 y llegará, rápidamente, a Netflix, el viernes 24. Dirigida por Anahí Berneri (Por tu culpa, Alanis, Aire libre), la película tiene como protagonistas a Mercedes Morán en el papel de Elena, una mujer de 60 y pico de años que sufre una rara forma de Parkinson, y a Érica Rivas como Rita, su hija, que acaba de superar los 40 y tiene que dedicar buena parte de su vida a cuidar a su madre, que no es una persona para nada sencilla. Bastante brusca, dominante y por momentos hasta cruel –ya lo era  antes de la enfermedad, pero todo se complica mucho más a partir de ella–, Elena demanda y exige muchísimo a su hija, bastante frágil e insegura. Es por eso que, cuando un día Rita aparece ahorcada en una noche de lluvia en el campanario de una iglesia, casi nadie duda que se trata de un suicidio. Salvo Elena, que sospecha que la mataron e intenta encontrar algún culpable ante la sorpresa y la incomodidad de casi todos los habitantes de la localidad del sur del Gran Buenos Aires en la que viven.

El film tiene una particularidad, una que comparten tanto Rivas como Morán. Se trata de una historia dura y difícil sobre madres e hijas en las que ambas… actúan con sus hijas en la vida real. En el caso de Érica, su hija Miranda De la Serna interpreta también a Rita pero en su adolescencia, cuando vivió una serie de experiencias que iban a alterar, sin saberlo entonces, el curso de su vida futura. Esos momentos de la juventud de Rita son narrados en la película a modo de flashbacks que parten de los recuerdos de Elena, quien busca a Isabel, una amiga de su hija de aquella época, a quien considera una persona clave para entender el misterio de su muerte.

Rivas en la piel de Rita.

Rivas y Miranda De la Serna

“Disfruto mucho de trabajar con mi hija –dice Rivas en medio del estreno de Elena sabe en el Festival de Mar del Plata–. Es algo que me encanta. Ella desde muy chiquita quiso actuar. Y yo todo el tiempo estuve tratando de acompañar ese proceso. Después empezaron las primeras posibilidades, por ejemplo en “Antes del estreno”, y hablábamos mucho de lo que le pasaba actuando y con el equipo técnico. Todo el tiempo tratando con el papá (Rodrigo de la Serna) de que no fuera actriz, de que eligiera otra cosa, pero no lo logramos…”

-¿Por qué no querían que fuera actriz?

-En realidad pensábamos que tal vez ella quería ser actriz por la influencia nuestra y, no sé, por todos nuestros amigos actores, pero claramente no era así. Ahora que, digamos, ya salió del clóset como actriz y ya nos damos cuenta que es su vocación, para mí es hermoso porque todo el tiempo estoy hablando con ella de actuación. Tiene mucha energía, muchas ganas. Está muy encendida con eso. (NdR: a Miranda de la Serna se la vio en el Festival Mar del Plata también en la película Alemania, de María Zanetti)

-En este caso el personaje tiene la particularidad de que ella te interpreta a vos ya que son en la ficción la misma persona con distintas edades.

-Sí, siempre me gusta pensar los personajes con ella y en este caso se dio no solo que podíamos trabajar juntas sino que éramos la misma persona y eso no nos había pasado nunca. Y me encantó verla en ese papel, me encanta como actriz y no solamente porque es mi hija. Se me cae la baba, ¿no?

-¿La sentís parecida a vos en la manera de encarar el trabajo?

-No sé si tanto. A ella la siento como alguien que está súper viva, que es muy arriesgada y me encanta lo que hace. Ella es parte de una generación que trae otra cosa, que tienen menos problemas en decir lo que quieren y lo que no, en marcar límites. En nuestra época, cuando yo empezaba todavía más, era muy complicado hacerlo. Te ponían en un lugar muy incómodo si ponías límites.

Rivas y Morán se lucen en «Elena sabe».

Una actriz con una notable carrera cinematográfica que incluye premiados roles en películas como Relatos salvajes, Los sonámbulos, La luz incidente, La cordillera, Las hijas del fuego y Por tu culpa, esta última también dirigida por Berneri, Rivas encaró el proyecto en buena medida para volver a trabajar con la realizadora. El de Rita es un personaje complejo, una chica dominada y controlada por su madre, a la que le ha costado siempre independizarse y tomar decisiones por su cuenta. Y esta situación, que precede a la enfermedad, se agrava mucho a partir del debilitador y brutal Parkinson que sufre Elena.

“La historia está contada desde el lugar de la hija ya que esa hija es también Claudia (Piñeiro)”, comenta la actriz refiriéndose al conocido tinte autobiográfico que tiene la novela, inspirada en la compleja relación de la autora con su propia madre, quién también sufría Parkinson y murió poco antes de la publicación del libro. “Elena es parte de una generación que no pudo resolver muchos de los temas ligados al machismo y a las estructuras patriarcales y, al estar todo el tiempo transando con eso, terminó convirtiéndose en lo mismo”, agrega Rivas.

-¿Sentís que la relación entre ambas está teñida de esa herencia?

-Elena es una mujer que detesta la debilidad, la fragilidad. Por más que sean las de una persona a la que quiere mucho como es Rita, su hija. Y eso la frena a Rita, le impide ser lo que podría ser. La mantiene en un rol de hija mediante un maltrato un tanto encubierto pero que es maltrato al fin. Y no todas las mujeres tienen la fortaleza para atravesar eso, para superarlo.

-La película tiene algo también muy ligado a lo físico, al cuerpo, en especial a partir de la enfermedad de Elena, pero no solo por eso sino por otros asuntos que aparecen luego en la trama. ¿Fue un tema importante que vieron con Berneri?

-Es que una relación como las que ellas tienen hace algo en el cuerpo, actúa sobre él, lo afecta. No solamente en el cuerpo del decir sino también en el cuerpo físico, real. Porque hay algo en ese cuerpo de Rita que está puesto para cuidar, está dispuesto a eso. Y por eso está dejada, alejada de sí misma. Esos mecanismos de poder se trasladan a lo físico, indudablemente.

El estreno de Elena sabe y, más específicamente, su presentación en el Festival de Mar del Plata, se dio en medio de la discusión y los debates ligados a la aparición de un proyecto político, como el de La Libertad Avanza, que promete cerrar el INCAA (el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales), lo que implicaría impedir la continuidad de casi toda la producción de cine nacional. Un día antes del estreno del film, en la apertura del festival, estuvo el ministro de Economía y candidato a presidente por Unión por la Patria, Sergio Massa, apoyando al cine argentino con un encendido discurso y sacándose una comentada foto con una gran delegación de cineastas, actores y técnicos, integrantes del espacio Cine Argentino Unido, que se manifiesta “en defensa de los fondos públicos del INCAA”. Para Rivas, una de las caras más visibles del cine argentino reciente (al igual que Mercedes Morán, la otra gran protagonista del film), es un tema más que preocupante.

“Estoy muy preocupada, sí –comenta la actriz–. Creo que es importante pensar en los relatos que nos están formando, que están formando nuestro sentido común y a las nuevas generaciones también. Y eso es lo que queremos defender, un compromiso con qué es lo que se comunica, con contar nuestras historias, con mantener nuestros relatos. Es algo que Lucrecia (Martel) decía la otra vez en Salta: ‘tenemos que defender los relatos nuestros’. Y sin un cine propio eso se vuelve muy pero muy difícil. Defendemos al cine argentino porque es nuestro trabajo y representa nuestra identidad. Así que estamos preocupadas, sí, pero a la vez unidas y dispuestas a defender nuestro cine. «

Foto: Mariano Martino




Elena sabe

Dirección: Anahí Berneri. Elenco: Mercedes Morán, Érica Rivas, Mey Scápola, Miranda de la Serna, Marcos Montes. Estreno: jueves 16 en salas. Viernes 24, en Netflix.




Madre e hija, en una relación atormentada

Mercedes Morán está estrenando, uno tras otro, muchos de los proyectos en los que trabajó a lo largo de este año que termina. En octubre se la vio en las salas de cine con Norma, de Santiago Giralt; actualmente es parte del elenco principal de Iosi, el espía arrepentido, disponible desde hace dos semanas en la plataforma Amazon Prime Video, y ahora cierra el ciclo con Elena sabe, que se verá primero en pantalla grande y poco después (el 24) en Netflix.

Para la actriz, que se luce en una actuación compleja en la que tiene que encarnar a una mujer muy medicada y con evidentes problemas físicos a la que le cuesta levantarse, moverse, caminar y cuyo rostro siempre está apuntando hacia abajo, como mirando el piso, la película pone en tensión conceptos no tradicionales, o que no se hablan lo suficiente, ligados a la maternidad.

“Es una película sobre el poder, me parece –comenta–. El poder de una madre, el poder de una madre sobre la vida, el poder de un adulto sobre un niño, el poder de una madre sobre un hijo, sobre una hija. Esta cosa tremenda de que las buenas intenciones no alcanzan, no son suficientes. Creo que la historia habla sobre lo destructiva que puede ser una relación así para alguien que crece bajo una mirada tan severa, tan estricta y tan descalificante. ¿Cómo se sobrevive a eso? Son condenas amorosas, las que se establecen entre una pareja o en un vínculo madre-hija, que acá además está signado por una enfermedad”.

Con Berneri, recuerda Morán, “hablábamos mucho de la importancia del deseo, del despertar sexual. De lo que le cuesta a esta madre, a Elena, ver que su hija no termina de crecer, y de la imposibilidad de ver todo lo que hace ella para que Rita no pueda crecer. Estas negaciones, estas cegueras autoinfligidas, son temas que no se terminan nunca y que nos interpelan a todas”.