El viernes se estrenó en el Teatro Border El ascensor, la obra protagonizada por Susana Giannone y Juan Paya y dirigida por Esteban Prol, cuya anécdota se presenta como una contra metáfora de nuestros tiempos. “Geluk producciones, que fue el productor mío la última temporada, me la propuso  entre otras obras, y esta se la agradecí especialmente porque me parecía todo un desafío”, habla Prol sobre la génesis de esta historia que guarda espacial ligazón con sus inquietudes y también con sus fantasías. “Es una obra que se hizo en España y los autores son uruguayos (unos divinos). Leí el material y me parecía que como un concepto, estar encerrado es muy bueno. A veces uno puede estar encerrado y sentirse muy libre o al revés, estar encerrado emocionalmente y no poder dar el siguiente paso. Así que es más un concepto que lo que es estar encerrado en un ascensor.”

La historia dice que dos extraños quedan encerrados en un ascensor: no hay luz, no hay teléfonos y un apagón en la zona imposibilita todo tipo de comunicación. La espera se alarga, así que sólo quedan dos opciones: esperar a que alguien los rescate o morir asfixiados mientras intentan dejar de ser extraños. “Soy fan de The Walking Dead -dice en referencia a ese  concepto de que uno se queda en la historia con gente que no eligió-, he hecho una película (Soy tóxico) y me encanta el concepto de náufrago también: somos todos náufragos en una isla solitaria que es nuestro propio mundo. Y también es cómo salimos a relacionarnos. Son dos personajes totalmente distintos, antagonistas cada uno en cómo resuelve su vida y por error, por destino, quedan encerrados. Y lo que pasa es de todo. Porque: ¿qué perspectivas tiene uno para vincularse con el otro?  Como uno tiende a resumir a la otra persona apenas la ve, y somos mucho más de lo que vemos y de lo que aparentamos, a partir de ahí se da este vínculo dispar donde crece hacia un lugar que le suma una perspectiva a cada uno. Un poco hostil también y difícil por la circunstancia que te encierra, más allá de lo que uno se sienta encerrado emocionalmente.”

Susana Giannone y Juan Paya.

Esteban Prol y los vínculos

Y eso, en una época en lo que manda es, en el peor de los casos, la cancelación, y en el mejor tomar una distancia que haga desconocer casi totalmente la existencia de un otro, puede resultar tan perturbador como gracioso. “¿Y qué hacés cuando no tenés un punto de encuentro? Entonces realmente dificulta el vínculo y vos resolvés de una manera y la otra persona de otro. Y no hay un punto en común y tratar de apelar a las diferencias o gracias a ellas es posible pasar el momento. Y hacer cosas para esperar la solución, o crearla, tratar de ver el vaso medio lleno (o medio vacío), ¿qué hacer? Y con el peligro de quedarse encerrado más tiempo del que uno imagina, y te lo digo así muy sencillo: las necesidades básicas, qué pasa si te agarran ganas de orinar. Por eso me gusta el hecho del náufrago: está aislado así en esa Isla, esa soledad por un hecho fortuito pero literal. Ahora estás encerrado, ¿qué vas a hacer?”

No hubo pasadas previas, pero sí fueron vistos por la gente de Border, que “son unos genios, ya que tiene como un sistema complejo, medio de jardín zen la escenografía. Y mucho movimiento también, así que es un ensamble de todo: todos tenemos que estar atentos a la música -que la compuse con Varela, que hizo la sonorización-, y hay mucho estímulo 360. Es lo que pasa, es lo que te imaginás y qué pasa en el próximo capítulo y ahora qué surge y ahora qué pasa. Y más allá de en un momento, aflora la vulnerabilidad, que es inevitable, es como mostrar el lado más vulnerable. Eso es inevitable. Se cuentan cosas, se charlan, se enojan, se fastidian: es lo vincular. Es una relación casi podría decir que de pareja”.

El ascensor, según Prol

Ahí, en ese punto en el que el vínculo se vuelve tan inexplicable como fascinante, es donde Prol sintió que linkeaba en forma directa con El ascensor. “El foco está puesto en cómo se vinculan dos personas tan diferentes, cómo a pesar del abismo o el sin sentido de todo lo que están viviendo ser lo suficientemente valientes como para dar un acto de amor. O escuchar, simplemente escuchar y no juzgar. Entonces lo que me atrajo mucho con Susana y Juan es lo vincular a pesar de las diferencias. Nada de lo que dicen le cae bien al otro y tratan de sobrellevarlo de la mejor manera, hasta el momento insoportable. Yo creo que es eso lo más importante, coexistir y buscar la solución, no enojarse con el problema. Y eso es estar juntos para solucionarlo o tratar de calmarse, contenerse como puedan. Pero ninguna palabra que dice uno del otro los contiene, al contrario los irrita. Así que me fascina eso, los puntos el encuentro a pesar de todo.”

“La lupa en lo celular”, como lo define, consiste en posar la mirada en lo minúsculo, lo que en un ámbito más abierto o con más estímulos visuales -y más variados- pasaría desapercibido o no resultarían lo suficientemente poderosos como para llamar la atención. “Cómo resolver esa pulsión de vida -pregunta casi retóricamente-. Entrás en un viaje que puede ser un infierno, porque vos podés viajar a un lugar maravilloso pero de repente y con quién te toque, te puede arruinar el viaje. Así que en un momento de una circunstancia tan extrema, imaginate. Si te quedas encerrado cinco horas, que tienen que traer técnicos y todo para arreglarlo, la primera pregunta que se me ocurre hacerte es si justo estabas subiendo a tu casa porque te estabas orinando. Qué haces. Por eso digo que es lo más básico. Todo te atraviesa, atraviesa la cabeza, que es tu enemigo. ¿Y si tengo hambre? ¿Hasta cuándo voy a estar encerrado? La obra habla de la incertidumbre, y de que sin encuentro, no hay solución.”

Prol como director.



El ascensor

Con: Susana Giannone y Juan Paya. Dramaturgia: Patricia Álvarez y Sebastian Slepovich. Dirección: Esteban Prol. Jueves y viernes a las 20, en el Teatro Border (Godoy Cruz 1838).