Fermín Muguruza, uno de los grandes protagonistas del denominado rock radical vasco, recuerda que la última vez que estuvo en el local de Las Madres, en Congreso, había algunas mesas en el hall, como parte del café literario, donde se destacaba un gran retrato del Che con el cual se sacó una foto. Esas mesas ya no están y el cuadro ahora se encuentra en otra pared del lugar, cuyo fondo eligió para posar ante el fotógrafo de Tiempo, durante una charla que tuvo como eje principal la presentación de la película de animación Black is beltza II, Ainhoa, una coproducción vasco-argentina que ya está disponible en diversas salas de la Argentina.

El músico y realizador no dudó en solicitar hacer uso del sitio para recibir a la prensa y lamentó no haberse encontrado con Hebe de Bonafini, que se sigue recuperando luego de su internación. Se trata de una relación que nació hace décadas atrás cuando un joven Muguruza recibió, cual representante de su cultura, a una comitiva de las Madres que había ido al País Vasco a dar una serie de charlas. «Luego, en el 94, cuando vine a tocar por primera vez (con su banda Negu Gorriak), las visitamos, y después en el 96 me encontré con Hebe en México», rememora, y precisa: «Nosotros veníamos de visitar al Subcomandante Marcos en Lacandona y ellas iban.Nos hicimos muy amigos. La última vez que vine la pude ir a visitar. Es un vínculo histórico que siento que tenemos y por eso me parecía interesante reivindicarlo».

En esta segunda parte de Black is Beltza, Muguruza cuenta la historia de Ainhoa, un personaje de ficción que nació milagrosamente en Bolivia luego de que su madre sufriera un mortal atentado. La joven crece y se desarrolla en Cuba, donde conoce al clandestino escritor y poeta vasco Joseba Sarrionandia. A fines de los ’80, Ainhoa va al País Vasco, la tierra de su padre Manex, protagonista de la primera parte de la película. La trama, atravesada por un sinfín de hechos reales, está cruzada por espías, contrainteligencia, el uso y abuso de las drogas, que las grandes potencias ilegalizaron e introdujeron en los pueblos para financiar sus guerras sucias. Gran parte de la historia transcurre en geografías tan lejanas como Libia, Afganistán y el Líbano.

En la escena inicial se aprecia un recital que Kortatu, la primera banda musical de Fermín, ofrece en el penal de Martutene en mayo de 1985. Uno de los presos políticos que asistió al evento fue Sarrionandia, quien un mes y medio más tarde aprovechó otro recital de rock para fugarse escondido junto a otro integrante de ETA en un bafle. Kortatu, poco después, inmortalizó el escape con su mítica canción «Sarri-Sarri», un indiscutido himno que trascendió las fronteras del Euskal Herria.

–¿Tuvieron algo que ver con la fuga?

–Podríamos dárnosla de haber organizado todo, pero no. Sin saberlo, más bien estuvieron ensayando la fuga con nosotros. Hicieron bien en no contarnos una acción de esas. Después, nos dimos cuenta de por qué iban y venían, nos pedían de llevar los instrumentos… Se dijo que habíamos estado implicados y algunos hasta creen que se fugaron en nuestro concierto (risas). Por eso en esta película podemos contar que esto no fue así. Fue muy importante, porque era un momento en el que prácticamente no había alegrías y de repente que haya una fuga, con el poeta nacional, y que haya sido tan musical, dentro de los speakers, tiene un componente poético impresionante, una bestialidad, por eso decidimos que había que hacer una canción que es una versión de «Chatty Chatty», de Toots and the Maytals, como una manera de homenajear a nuestra gran referencia.

Más allá de haber permanecido unos 30 años en clandestinidad en Cuba, como refugiado y protegido por la Revolución, Sarrionandia nunca dejó de escribir. «Como dice la película, cada año enviaba un libro y nadie sabía dónde estaba. Era la persona más buscada por los servicios de inteligencia españoles», cuenta Muguruza, quien confiesa que de manera casual, en el 98, conoció al poeta cuando quedó varado en la isla debido a un huracán, donde había ido a presentar una obra de teatro que incluía música industrial: «En esos cuatro días que quedamos colgados me dicen que alguien me quería saludar. Me llevan para Baracoa y de repente me encuentro con él».

Foto: Diego Diaz

A partir de ese momento tuvieron una relación secreta, artística, «que recién se hizo pública hace unos cinco años. Y él, ahora, hace dos que ya volvió al País Vasco, porque prescribió todo». El ex Kortatu y Negu Gorriak describe que el poeta tiene dos hijos que son muy amigos de los suyos. «Su niña se llama Ainhoa. Es curioso, pero no tiene que ver con esta Ainhoa. A él le encantó la primera película y que la protagonista se llamara así», dice, al tiempo que subraya que el nombre surge de su propia biografía: «Es un pueblo pequeño del País Vasco Norte donde se refugiaron mis abuelos después de la guerra civil y fue clave para todo lo que fue la resistencia francesa durante la ocupación nazi, porque desde ahí organizaban los contrabandistas para pasar gente, sobre todo pilotos ingleses que caían y volvían a Inglaterra», señala.

El debate de la acción directa y la violencia política se da varias veces en la película. «La lucha armada, incluso en los momentos en los de mayor convicción, siempre tiene esa contradicción de si realmente es el camino o no», destaca Muguruza. Es que los personajes discuten, en plena transición española, post muerte de Franco, la necesidad o no de los atentados. «Es una discusión que siempre tiene que estar presente, como dice uno de los protagonistas: la muerte es irreversible. Creo que es una reflexión que hacíamos en aquel entonces. Es bueno mostrar que esa discusión ha estado siempre porque quiere decir que nosotros nunca hemos sido como la gente que combatimos», añade.

En septiembre de 2019 falleció su hermano Iñigo, con quien compartió grupos musicales y prácticamente todas sus actividades. «Cuando murió mi hermano sentí que me moría, me costó muchísimo recuperarme y no lo he hecho del todo. Me falta una pierna pero puedo caminar. Esta película me sirvió de terapia para seguir recuperándome del dolor por su muerte», resume Muguruza, quien revela que para el film no contaron con el apoyo «del Estado Español, pero sí de Argentina. Eso para nosotros es puro orgullo. Somos vasco-argentinos, como El Che, que era Guevara, un apellido de origen vasco». «

Black is Beltza 2, Ainhoa

Dirección: Fermín Muguruza. Guión: Fermín Muguruza, Harkaitz Cano, Isa Campo. Voces: María Cruickshank, Itziar Ituño, Antonio De La Torre, Ariadna Gil. En cines.