Puede decirse que M. Night Shyamalan es uno de esos típicos casos de hazte fama y échate a dormir. Se hizo de la buena con Sexto sentido (su debut) y cada nueva entrega de su autoría fue esperada con la esperanza con la que se espera volver a ver a alguien con quien se pasó un buen momento. Shyamalan se encargó de hacer perder la fe en él, más que por fracasos continuos o estrepitosos, por las irregularidades de sus entregas, de las que Los huéspedes fue la más cercana a lo que se puede decir un regreso a las viejas épocas. Que Fragmentado sea la siguiente puede indicar que se esté ante la reversión de la tendencia. Se verá.

 

Fragmentado es un producto cinematográficamente sólido. Por la creación de suspenso y dosificado terror (no llega a ser el clásico del género, que por lo general termina neutralizando el efecto que quiere producir debido a su inverosímil, ni tampoco todo el tiempo infunde miedo), consigue una película que va reteniendo el aliento de a poco, y como el multipersonaje de James McAvoy (un caso de personalidad múltiple) no termina de cortarlo: he ahí su tortura en las casi dos horas en que el susodicho mantiene a tres chicas menores secuestradas y a su psiquiatra inquieta por la aparición de nuevas identidades. El fllm mantiene en vilo hasta el desenlace, pone en juego la impericia a la que conduce la desesperación (en el caso de las chicas) y se permite una crítica a la psiquiatría en general, que el final de la historia hará dudar sobre si es positiva (por lo bien que hacen en separar a esa gente del resto de la sociedad) o negativa (por el mismo motivo).

Shyamalan siempre fue amigo de lo sobrenatural. Para decirlo en otros términos, encontró en ese mundo sin explicación, la explicación para este mundo. En especial al miedo que este mundo despierta en la mayoría de las personas. Como si le resultara extraño que alguien pudiera sentir miedo frente a lo que es tan obvio y transparente. En cierto modo nuestro paso por la Tierra, si de sentido se trata, sería descubrir lo sobrenatural, y más que entenderlo, tratar de hacerlo propio.

El punto es que aquí el señor McAvoy secuestra chicas menores de edad y las somete a vejámenes psico emocionales importantes; la existencia de McAvoy en el mundo parece tener que ver más con desórdenes de otro tipo (familiar, social, hasta político) que con los desórdenes que provoca lo sobrenatural en un mundo tan común. Y ahí, Fragmentado invita a tomar con pinzas la idea del regreso de su director a las fuentes. Cierto que la simpatía por McAvoy no se convierte en alabanza, pero el solo hecho de mostrar simpatía remite a ciertas ideas de un Súper Hombre que lo acerca a concepciones totalitarias de la existencia. Para que se entienda mejor: no se trata de mutantes a la X-Men, que plantean los problemas de mutación de la especie, sino de entender la locura como forma superior del hombre.

La saga que promete el final -algo no habitual en las películas de Shyamalan- podrá despojar las dudas. Mientras tanto habrá que ver el veredicto del público.

Fragmentado (Split. Estados Unidos, 2016). Dirección y guion: M. Night Shyamalan. Con: James McAvoy, Anya Taylor Joy, Betty Buckley, Jessica Sula, Haley Lu Richardson.