Para mediados de los ’90, Rata Blanca acumulaba un crecimiento exponencial en la Argentina, Latinoamérica y España. Se trataba de un fenómeno inusual. Una banda de heavy metal local alcanzaba una popularidad inimaginada. Rata Blanca (1988) y sobre todo Magos, espadas y rosas (1990) y Guerrero del arco iris (1991) cimentaron ese éxito que se tonificó con la vocación de la banda de tocar en vivo en cada lugar que se les diera la oportunidad y su reconocido profesionalismo. Pero tanta intensidad suele generar desgastes internos, la escena global se alejaba del metal clásico y el resultado fue la partida del cantante Adrián Barilari.

La respuesta de Walter Giardino, Gustavo Rowek y compañía decidieron convocar a Mario Ian (ex Alakran) y endurecer su sonido y letras, mucho más de lo que había adelantado el EP El libro oculto (1993). El resultado de la asociación de Ian con Rata Blanca fue Entre el cielo y el infierno (1995), un disco que no deparó el éxito esperado al nivel de ventas, pero que logró muy buenas críticas y una renovación artística. El grupo retomaba sus raíces del Bajo Flores, endurecía su sonido y letras, y se animaba a composiciones ambiciosas como “Jerusalén”.

En 2019, los ex Rata Blanca Ian, Rowek, Sergio Berdichevsky y Javier Retamozo incorporaron a José Velocet  y Walter Scasso para festejar los 25 años del álbum de Rata Blanca que más los representa, bajo el nombre de Entre el Cielo y el Infierno.

-¿Qué los hizo reunirse  y seguir con el proyecto Entre el Cielo y el Infierno?

-Muchas cosas. Hoy la música está tomada como algo efímero porque el concepto cambió, los tiempos cambiaron y hoy la música no está más hecha como para otra cosa que no sea pasatista. En cambio, el disco Entre el cielo y el infierno y en general lo que se hacía en esa época estaba hecho para trascender. Son obras hechas con mucha música y pasión. Por eso tantos años después estamos hablando de Entre el cielo y el infierno como una obra que están volviendo a escuchar los metaleros de aquel entonces y los nuevos. Está claro que las obras grandes nunca pasan de moda y eso es lo que sucede con este gran disco de heavy metal. Creo que es un disco que marcó una época, marcó un quiebre inclusive para Rata Blanca. Siempre digo que es el disco más terrenal de la carrera de Rata, donde hubo un cambio de música, de estética, de lenguaje, de vestimenta. Era un momento donde estaba cambiando la música y la escena y nosotros no fuimos ajenos a eso. Además, hasta ese momento las composiciones habían sido de Walter (Giadino), recién en El libro oculto  habíamos empezado a componer algo. “Entre el cielo y el infierno” ya incluye medio disco compuesto por nosotros. Es un disco que quiero mucho y que en la actualidad lo disfruto mucho cuando lo tocamos. Pero tenemos temas nuevos y cada vez vamos a tener más.

-Los algoritmos hoy no favorecen al metal, pero ustedes siguen encontrando su público.

-Yo creo que el día de que el rock no exprese rebeldía, estamos fritos. El rock es rebeldía, el metal siempre tiene que ser rebelde, una rebeldía bien encausada, no una rebeldía estúpida. Siempre estamos de ese lado de la vereda. Creo que todo género musical tiene un apogeo y después una permanencia. Claramente creo que hoy dominan las mayorías otros géneros musicales, pero el rock nunca va a perder su espacio y claramente va a ser música de gente grande porque es la gente que la consumió, pero también se suman jóvenes y siempre los jóvenes que traen consigo ese sentimiento de rebeldía, que por suerte algunos grandes no perdimos.

-¿Cómo fue el reencuentro con Mario Ian?

Siempre digo lo mismo: el cantante por excelencia de Rata Blanca es Adrián Barilari, no hay dudas. Pero Mario es el que el cantante que más me copa, el más metalero. En su momento la llegada de Mario abrió un horizonte en Rata. Por todo lo que representa como cantante, como tipo y en la escena. Recuerdo esa grabación de forma gloriosa. Ahora estamso haciendo lo mismo, sin Walter.

-Hace poco se editó un box set con toda la discografía de V8 en vinilo. ¿Cómo lo viviste?

-Es una edición muy cuidada y lo valoro. Por eso escribí un texto especial. V8 es un orgullo para mí, no lo cargo como una mochila. Pero siempre me gusta hacer otras cosas. Entiendo a la gente. Cuando voy a ver a Paul McCartney quiero que toque temas de los Beatles, no tanto de sus nuevos discos. Pero los músicos necesitamos hacer cosas nuevas.


¿Cuándo?

Entre el Cielo y el Infierno se presentará el sábado 28 de octubre a las 19 en el Teatro de Flores, Av. Rivadavia 7806.