Como una de las figuras artísticas más celebradas del Rio de la Plata, a Hugo Fattoruso no parece movilizarlo demasiado que el realizador Santiago Bednarik haya trabajado casi unos cinco años para contar de manera fílmica su vida. En su vorágine como músico, lo de este uruguayo de 74 años que forma parte esencial de la música de esta parte del mundo, todo pasa más bien por hacer y seguir haciendo, tal como viene realizando desde comienzos de los años cincuenta.

Fattoruso, tal el nombre del film de Bednarik estrenado en noviembre pasado en Uruguay, finalmente podrá ser visto este viernes en Buenos Aires, mientras que al otro día será el mismo Hugo el que ofrecerá un show con el que repasará su carrera (ver recuadro) en un marco de intimidad acústica que actuará como corolario de lo mucho y bueno exhibido por el film. “A mí me sorprendió que Santiago y su equipo hayan venido a contarme que querían hacer una película conmigo. Fue hace como cinco años o un poco más cuando comenzó todo; luego vinieron a Buenos Aires, después se fueron a Brasil y no sé a cuántos lugares más. Al principio les dije que no, que no valía la pena porque no entendía qué querían hacer con mi historia y por qué les interesaba tanto. Ellos se reían y me explicaban cosas así y asá. Al final les terminé diciendo que sí, que lo hagan, porque a menos que sea una locura gigante yo no soy de negarle nada a la gente. Ellos tenían su plan, venían a ensayos, me preguntaban y nos seguían por algunos lugares. Así fue medio todo”, le dice Fattoruso a Tiempo en un tono tranquilo y cansino mientras está de gira en el sur de nuestro país.

El film exhibe a un músico transitando etapas que parten desde su niñez hasta la actualidad, al mismo tiempo que oficia de retrato de sus aristas artísticas y sociales más representativas. “Pienso que hay algo de fotografía mía. Pero esa mirada está puesta en el medio de muchas charlas y cosas que dan vueltas por toda la película. Lo que más me sorprendió, o digamos que me llamó la atención, es ver a los compañeros músicos en los ensayos filmados. Está bueno ver lo que pasa alrededor de uno porque muchas veces no podés darte cuenta qué sucede cuándo se ensaya o estás por tocar. Hay muchas huellas digitales que pueden servir para ver cómo es la cosa en lo  filmado.”

En el recorrido de Fattoruso,  en términos globales lo que resalta es la vida de un músico inquieto y versátil. Sin embargo, el uruguayo admite no mirar atrás para ver o reflexionar sobre las dimensiones de todo lo ocurrido en su carrera. “La verdad es que no me interesa mucho lo del balance general. Siento que yo sólo estoy en movimiento y que no me sirven muchas más cosas. Yo estoy en marcha y voy hacia un lugar. ¿Hacia dónde voy? Bueno, voy hacia donde hay música”, dice siempre con un tono de voz imperturbable al mismo tiempo que ofrece pistas sobre su hacer: “Yo siempre estoy estudiando cuando puedo y donde puedo, lo intento siempre. Practico, ensayo y compongo todo lo que puedo porque estoy abocado a producir constantemente. Soy alguien que quiere mejorar y estoy dedicado a eso. Estoy yendo hacia ahí y tengo un gran entusiasmo en seguir haciéndolo.”, advierte.

En otro de los polos de atracción de la película, uno de los grandes encantos del film de Bednarik está puesto en la etapa de Los Shakers. Consultado sobre esto, Fattoruso admite que siempre le recuerdan ese período de su vida y que más allá de encontrarse en otro plano de su carrera, aprecia el cariño recibido. “Ante todo tengo que decir que cualquier tipo de reconocimiento es algo que veo como una señal de algo bien hecho. Lo que pasó con ese grupo fue algo fenomenal. Pasó el tiempo, pero creo que todo eso también fue una especie de locura. Éramos chiquilines todos y yo cantaba con ese inglés dudoso (risas), pero teníamos empuje e íbamos a buscar las cosas. No sé lo que pasó con ese grupo pero ha gustado (más risas).”

Como uno de los faros artísticos de Uruguay, preguntarle a Fattoruso por la actualidad de la música de su país se vuelve un imperativo. Siempre con su inmensa tranquilidad discursiva, sostiene que “observa a los chiquilines, especialmente en Montevideo, que hacen música por todas partes. Pienso que han surgido una cantidad de músicos desproporcionada con la realidad pero  no olvidemos que no hay trabajo para toda esa gente. La prueba está en que muchos emigran para seguir haciendo lo suyo en otros países. Uruguay es un lugar en el que brotan los músicos, aparecen de abajo de las baldosas. Hay de todo, porque esa es la verdad, y sobre todo hay mucho talento dando vueltas por el país, aunque hay que tener en cuenta que no somos un lugar con muchas posibilidades. Cuando yo era un chiquilín, a eso de los  15 o 16, en mi país había una gran cantidad de músicos en actividad que se podían ganar su salario. Hoy en día está muy difícil y no es como antes, pero igual siguen saliendo músicos que no sé de dónde salen. Para mí que se rompió un caño y salen por ahí (risas).”«

Colección otoño invierno 2018 y otras yerbas

Primero la película, luego el show. Así pensaron los organizadores a las jornadas gratuitas que comenzarán este viernes con la emisión de Fattoruso (a las 20 en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner), mientras que al otro día y en el mismo espacio, el uruguayo ofrecerá un show (también a las 20, pero esta vez en la Sala Sinfónica) pensado como una instancia de solo piano que contará con invitados especiales. «Voy a tocar canciones que fundamentalmente se prestan para tocar con el piano y que fueron pensadas especialmente para ser tocadas en ese formato. Estoy pensando en un show no largo porque soy de los que creen que la gente puede estar entretenida muy bien en no más de 70 minutos. Yo siempre quiero tocar cosas nuevas y frescas más allá de lo que se espera de mí arriba de un escenario, por eso este show se llamará Colección otoño invierno 2018 (risas). Me va a estar acompañando en las cosas nuevas que estamos haciendo Daniel Maza, y por otro lado, como invitada especial voy a estar compartiendo escenario junto a Albana Barrocas», concluye Fattoruso.