Lejos quedaron los tiempos del cine Clase B, cuando la necesidad del bajo presupuesto, incluso en Hollywood, llevaba a la realización de películas de baja calidad tanto en las estéticas como en las narrativas. Eso ha quedado fuera del panorama de la industria. En líneas generales, antes que la calidad de los productos, lo que llevó a la baja al cine Clase B son esos permisos narrativos que la excusa del bajo presupuesto les permitía; esa displicencia, la posibilidad de introducir el inverosímil que se ladeaba entre la caricaturización y un fantástico de imaginación infantil, y así producir un efecto novedoso e innovador que luego sería incluso utilizado por grandes relatos de todo tipo.

 

Bien filmadas, con todas las habilidades que una industria como la del cine reclama, aquí lo que se cuenta es cómo la seguridad de una joven durante una violenta tormenta, se convierte en una odisea de terror. Como corresponde a este tipo de films, el peligro no viene de alguien cercano (como sucede habitualmente en la vida diaria), sino de alguien ajeno que es conocido de manera circunstancial. Ya en los primeros minutos queda claro que lo que importa es meter miedo.

Cierto es que películas como Intruso linkean con aquellas del cine de Terror Clase B. Pero se presentan como serias, capaces de estar a la altura de lo que culturalmente se cree que el cine debe ser, algo a lo que aquel cine de Clase B renunciaba casi por principio. Y también es cierto que el dispositivo de engaño es viejo, lo que hay de novedoso en el asunto es que ha ganado una naturalidad inesperada.

A esta altura, y si bien las industrias, por el modo de producción que las rige, suelen generar trabajos que carecen de relieves que los hagan atractivos desde el punto de vista creativo, también lo es que una industria como Hollywood, no acostumbra a dar puntada sin hilo. Así que es lícito sospechar que el sinnúmero de producciones de este tener que vuelca en mercado, podría tener el avieso fin de sacar pantallas a otros productos que más allá de sus calidades, inspiran temas y estéticas menos convencionales que podrían abrir nuevos caminos.

Intruso (Intruder. Estados Unidos, 2016). Guión y dirección: Travis Zariwny. Con: Justin Ament, Steven Beckingham, Teresa Decher, Louise Linton. 88 minutos.

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